Porque hay veces que el alma se desborda, que el corazón se desgrana y las lágrimas asedian los ojos. Porque hay momentos en que la vida desfila ante la mirada ingenua y trae el aroma de aquellos tiempos.
Porque a veces no se puede eludir el deseo, ni la ilusión olvidada, porque aunque se piense que se ha perdido la capacidad de amar, hay cosas que no cambian.
Porque una voz alegra el alma y la entristece, porque una sonrisa vence cualquier barrera, porque un abrazo inédito no deja obviar otro viejo, porque hay sombras de antiguos besos en besos nuevos.
Porque el tiempo no pasa en balde, porque las cicatrices punzan, porque a duras penas se alza el vuelo con tanto peso y hay días que el frío congela los huesos.
Porque hay tanto que extrañar, que ya sólo se extraña, porque hay más ausentes que presentes, porque hay tantas fechas rojas en el calendario y ninguna verde, porque se pierde la esperanza entre tanta mala suerte.
Porque hay días que andar es más complicado que otros, y hay noches que la cama parece más grande, porque no siempre los parches tapan los huecos, porque hay veces que el vino no acompaña a las rosas.
Porque la primavera a veces parece otoño y el sol no calienta lo suficiente, porque las luces no alumbran las calles ni el camino a un destino decente, porque los dioses parecen reírse y este viento no cambia, no trae un buen presagio, una sonrisa, un corazón latiente.
Por todo esto hoy brindo, con lágrimas dulces, recuerdo de otros amaneceres. Brindo con la ausencia de las sombras. Ahora que todo está perdido, no hay por qué temer a la esperanza.
Porque a veces no se puede eludir el deseo, ni la ilusión olvidada, porque aunque se piense que se ha perdido la capacidad de amar, hay cosas que no cambian.
Porque una voz alegra el alma y la entristece, porque una sonrisa vence cualquier barrera, porque un abrazo inédito no deja obviar otro viejo, porque hay sombras de antiguos besos en besos nuevos.
Porque el tiempo no pasa en balde, porque las cicatrices punzan, porque a duras penas se alza el vuelo con tanto peso y hay días que el frío congela los huesos.
Porque hay tanto que extrañar, que ya sólo se extraña, porque hay más ausentes que presentes, porque hay tantas fechas rojas en el calendario y ninguna verde, porque se pierde la esperanza entre tanta mala suerte.
Porque hay días que andar es más complicado que otros, y hay noches que la cama parece más grande, porque no siempre los parches tapan los huecos, porque hay veces que el vino no acompaña a las rosas.
Porque la primavera a veces parece otoño y el sol no calienta lo suficiente, porque las luces no alumbran las calles ni el camino a un destino decente, porque los dioses parecen reírse y este viento no cambia, no trae un buen presagio, una sonrisa, un corazón latiente.
Por todo esto hoy brindo, con lágrimas dulces, recuerdo de otros amaneceres. Brindo con la ausencia de las sombras. Ahora que todo está perdido, no hay por qué temer a la esperanza.
Besos y sed felices