domingo, noviembre 10, 2013

Héctor


Eres tan lindo, tan hermoso para mí que podría mirarte una eternidad y no cansarme.

Eres especial y dulce, mi tesoro, lo mejor que la vida me ha dado y brillas con tanta intensidad que ya no necesito más estrellas ni más soles que tus ojos mirándome alegres.

Eres infinitamente hermoso y lleno de ternura, de alegría, de inocencia... Todo en ti es luz, me llenas de amor con tu sonrisa, me alegras la vida y me cuesta un mundo cada noche, cuando duermes, no abrazarte otra vez. Esperar a que despiertes de nuevo por la mañana. Tus gritos alegres, tus balbuceos, tus palabras, que dices con esfuerzo, tus tonterías que me sacan la risa, tu risa que resuena como cascabeles, coloreando cada rincón oscuro de mi alma.

Eres infinitamente bello, de los pies a la cabeza, de las manos al alma del alma a tu mirada acuosa y cristalina, transparente como un manantial de agua fresca. Eres lo más grande, lo más hermoso que he visto nunca, con lo pequeño que eres, llenas cada segundo de mi vida y la haces especial porque tú estás en ella.

Contigo mi vida acaba y empieza de nuevo. A tu lado aprendo mientras te enseño. Voy dando pasos despacito mientras tú intentas ponerte de pie. Contigo desaprendo lo establecido y desordeno lo ordenado. Escribimos juntos una nueva historia, un cuento precioso donde las cosas no son “como tienen que ser”. Son. Simplemente. Como quieren ser o como a nosotros nos gusta que sean. Te miro a los ojos, hermosos y llenos de vida y sé que no importa el reloj, que podemos saborear cada segundo y deleitarnos con él.

Eres tan hermoso, mi vida, tan especial y dulce que por ti vivimos. Para que tú crezcas feliz, te colmamos del amor que un día nos juntó para crearte. Eres de amor y dulzura. De pasión y fuerza. Tienes mar en tus venas, sangre latina y vikinga y serás lo que tú quieras ser porque naciste para ser libre, feliz y grande. Pero no olvides nunca, mi pequeño, que siempre estarán mis brazos para abrazarte, siempre habrá sitio en mi regazo para acogerte y en mis labios siempre habrá besos que empapen lágrimas y te llenen de sonrisas. Tejemos con tus risas un abrigo para cubrirte en el peor de los inviernos. Cubrimos con cariño tu cuna y vamos poniendo almohadones de dulzura por cada rincón para que cuando caigas te amortigüen la caída. Vayas donde vayas, no olvides que estaremos esperándote, pacientes, a tu regreso. Que dejaremos el camino iluminado para que sepas cómo volver. 

Eres tan hermoso para mí. Eres tan hermoso.. ¿No te das cuenta? Eras todo lo que esperaba. Eres tan hermoso... tanta alegría y felicidad que nos traes como un sueño, una luz que guía, que ilumina de noche, un regalo del cielo para nosotros. Eres tan hermoso, para mí...” (Joe Cocker, You are so beautiful)


Besos y sed felices.

sábado, marzo 02, 2013

Esperando tu llegada




La primavera se adivina entre los rayos del sol. Y yo pienso en mi mar, el mar de mi vida, tengo en los ojos azul mediterráneo, mientras los estadios de la luna provocan las mareas de mi vida, mes a mes, a punto como está de cambiar definitivamente para siempre.

Alguna duda de vez en cuando, algún momento de incertidumbre, pero me gustan los retos, adoro los cambios y las nuevas aventuras, así que, si soy sincera, más que asustada lo que estoy es intrigada y excitada con lo que está por venir.

Hace tiempo que aprendí que el miedo sólo es un pobre cobarde que se asusta cuando le miras a los ojos. Un absurda forma de perder el tiempo y las oportunidades. No tengo miedo. El miedo me dura menos que un café por la mañana porque sé que tengo la fuerza suficiente para superar lo que me venga en la vida... Llevo mucho tiempo haciéndolo y sigo viva.

Aprendí lo esencial: Se usar la espada, tirar con arco y montar a caballo. Todavía no aprendí a combinarlo todo, pero dadme tiempo. Y tengo mis mejores armas en la lengua y en la paciencia...

Seguiremos adelante, con sol o con lluvia, da igual. Aunque tengo debilidad por los días soleados y frescos, como el de hoy, me encanta que el sol luche contra el gélido aliento del invierno.

Noto un cosquilleo en el alma, sonrisas y lágrimas a partes iguales, pero sin tristeza, y ese constante movimiento dentro de mí que me recuerda que hace 8 meses que no estoy sola ni cuando estoy sola.

La primavera está a la vuelta de la esquina, a 20 días vista. Siempre me ha gustado la primavera. Quizá porque siempre supe que tú llegarías con las fresas, las cerezas y las margaritas, con el sol y la pólvora, con los días más largos y el perfume de azahar envolviéndolo todo.

Siempre me gustó la primavera. Y el mar. Ahora miro directamente a unos ojos dulces, llenos de amor hacia mí y de un intenso turquesa con rivetes dorados de sol mientras la primavera está a punto de estallar desde mi interior...

Te estamos esperando como al sol de primavera y a las cerezas. Ya he decorado mi regazo para acogerte. Ya hemos llenado los espacios restantes de amor para ti, que estás hecho de puro amor a borbotones. Ya saben nuestras manos el calor de tu tacto, para acariciarte sin miedo y con dulzura. Ya enseñamos a nuestros labios como pronunciar tu nombre, como besarte hasta la saciedad.

Vendrás, vestido de primavera, te meceremos al ritmo del mar que me vio crecer y del océano del que tu padre viene. No te demores, que ya el sol se muere de impaciencia por besar tu suave piel y todos los bosques y jardines se vistieron de verde esperanza y colores alegres para que no te falten sonrisas.

Mi vida va a cambiar definitivamente porque tú vas a irrumpir en ella con la tuya. Y no puedo esperar para decirte: Bienvenido, hijo mío

Besos y sed felices

viernes, octubre 05, 2012

Mi querido otoño:



Siempre que llegas te escribo. Y siempre me respondes con tu cándida melancolía, con las hojas que caen de los árboles, con las noches más largas y los días más fríos...

Sé que este año te dejé sin tu regalo. Pero tú no fallaste, puntual a tu cita, trajiste lluvia y viento, frío y olor a tierra fresca y a fuego en el hogar.

Y yo, distraída como estuve, no te dejé palabras ni silencios. Que cabeza la mía, mi querido Otoño melancólico, que me traes como siempre naranjas y chocolate y yo no te abro la puerta de mi alma.

Aquí estoy sin embargo, querido atardecer del año, saboreándote como siempre, acurrucada en mi chaqueta de lana mirando el cielo estrellado que hoy, sin embargo, me ofreces. No creas que no te he extrañado, es más, casi te percibí en verano y me alegré de saber que ahí estabas, pendiente de hacer tu entrada triunfal.

Yo no te olvido ni olvido tus palabras con silencios cargadas, con secretos y esperanzas. Te traigo como cada año este presente, para que puedas regodearte en tu sabia melancolía y dejar que mis sueños vuelen entre tu manto y tus hojas caídas.

Voy a mirarte madurar y convertirte poquito a poco en invierno blanco, no puedo olvidar que yo llegué cuando tú casi te marchabas, por eso tal vez te tenga tan presente siempre.

En breve nos regalarás la hora que se fue en primavera y nos ofrecerás con ella un poquito más de luz, antes de que los días se vuelvan inevitablemente cortos y las noches largas y prometedoras.

Ven, acércate y disfruta conmigo de este té de proyectos y sueños, de regalos que brotarán en primavera, como las flores de azahar y las fresas. Disfrutemos juntos de esta promesa que viene creciendo lenta y paciente, cocinada al lento fuego de tres estaciones.

Déjame que te diga, querido Otoño, que aún sin escribirte, he ido dejando huellas y besos en cada uno de tus días, sólo para que no me olvides, para que sepas que incluso cuando más Otoño eres, más me gustas, a pesar del aliento gélido con el que me saludas cada noche.

Te regalo este año una carta, una promesa y sonrisas. No hace falta que te explique...

Besos y sed felices

martes, enero 10, 2012

De Estrellas



De estrellas, de sol, de luces estás hecha, de estrellas, de sol, de luces, y enclaustrada en tu infinita belleza, colmas de amor mi alma.

Quiero besarte en el pecho, rozar tu corazón con mis dedos, calmar mi sed con tus besos.

Es tanto este amor, es tanto, que aún en el silencio siento tu voz nombrándome, tus ojos quemando esta piel ávida de ti.

No puedo romper la seda que me une a ti, ni quiero, pues sólo tu amor completa la estela de mis sueños.

Tu eres mi sueño y mi vida, yo soy eterno en tu aliento y es tanto amor, es tanto, que alcanza el universo.

De estrellas, mi amor, estás hecha, de sol y luces cubierta, tu eres la vida y yo el corazón que palpita, el agua que cubre la tierra. La noche donde tú brillas.

Besos y sed felices

miércoles, octubre 12, 2011

In Memoriam



Me viene a la memoria el primer recuerdo que tengo de ti, intercalándose con el último que la vida nos cedió.

Recuerdo tu pelo negro, liso, laceo, con el que mis manos pequeñas jugueteaban.. Ese colmillo colgado de tu cuello que yo quería morder y tú no me dejabas.

Te recuerdo sonriendo y enfadada. Tengo en la memoria mil fotos hechas de mimos y caricias. De gritos y tristeza. Tanto amor no podía ser malo. Tampoco fue bueno.

Crecimos las dos, crecimos y nos herimos mil veces y otras tantas nos abrazamos. No supimos entendernos tan a menudo, y sin embargo eras quien mejor me entendía, siempre adivinando lo que me pasaba con sólo un matiz de mi voz, con una mirada.

Tanto me querías y tanto te he querido que no sé donde guardar ahora los besos que ya no puedo darte, las palabras que no puedo decirte.

Tanto he callado y tanto te he dicho que he necesitado un tiempo infinito para poder escribirte y decirte cuanto te echo de menos, aún a sabiendas de que ya no puedes oírme.

Te he querido siempre, no porque fuera de ley ni por instinto, sólo porque ha sido inevitable, y seguiré añorándote y queriéndote cada día. Lo sé.

Hay momentos en que me duele como mil navajas acuchillándome. Hay otras veces, en cambio, que mi sonrisa crece hasta alcanzar el arco iris, hasta llegar a donde quiera que estés.

Soy como soy por tu culpa o gracias a ti. Me diste todo, lo mejor y lo peor,no pudiste dar más y aún así siempre encontraste la forma de estirarte como un chicle y llegar donde nadie llega.

Siempre estabas ahí donde nadie estaba. Ahora que no estás hay veces que no hay nadie y la soledad se vuelve más dura. Tú siempre estabas, siempre tuviste un abrazo, una caricia, la tirita para curar mis heridas.

Temo olvidar el perfume de tu cuerpo, los ojos negros, la voz dulce. Temo que la memoria se me quede pequeña para sostenerte en mi vida aunque el tiempo me aleje de ti.

Guardo tus manos en las mías, tus sabios consejos, tus bromas, el legado que me has dejado como el tesoro más preciado.

Leo despacito los últimos libros que compartimos porque temo que después ya no quede nada. Me pregunto que pasará en mayo cuando ya no podamos recorrer paso a paso el camino que juntas creamos. Cuando ya no me digas con tu pluma lo mucho que me amas, cuando ya no pueda escoger nuevas palabras para que tu las disfrutes.

Sé que no podré resistirme a hacer ese paseo, como una romería, en busca de nuestro santo grial. Sé que me dedicaré un libro y fingiré que eres tú qien lo dedica, que te buscaré un tesoro, aunque ya no puedas disfrutarlo.

Te echo de menos tanto tanto, tanto que a veces me duele y me enfado por no dejarme decirte cuanto te añoro. Hay veces que llamaría por teléfono aunque sólo fuera para oír la fría voz del contestador diciéndome que ya no estás.

Hoy te escribo, poquito a poco, porque no quiero despedirme porque sé que es la última cosa que me quedaba por hacer.

Aún me queda enfrentarme a tu ausencia, vaciar los armarios de tu presencia, recoger tus recuerdos, limpiar de ti los rincones de tu hogar. Aún me falta aceptar que ya no estarás en tu mecedora esperándome. Saber que ya no me dirás que llego tarde...

Echo de menos hasta tus regañinas y tus ganas de querer seguir educándome.

A veces me pregunto si fueron suficientes las mil veces que te dije te quiero o si debí decírtelo una vez más.

Te quiero... Mamá.




Besos y sed Felices

jueves, noviembre 18, 2010

Maramar

Se dejaba llevar por el vaivén de las olas, alumbrándose con la luna, redonda, enorme y naranja, robándole estelas plateadas a un mar gris marengo. Miraba desde popa la ciudad con sus luces, ese espectáculo insólito que la costa ofrece en mitad de la noche. El puerto ya se empezaba a escuchar, los barcos besando tímidos los muelles a los que estaban amarrados, las gaviotas que ya empezaban a adormilarse. El suave oleaje chocando contra la escollera, contra las argollas de hierro forjado siglos atrás.

La luz del faro empezó a bañar la cubierta, subyugando el dulce haz que la luna brindaba. Y su pensamiento guió sus ojos hasta la torre desde la que el resplandor partía. Orgullosa, como quien se ha enfrentado mil veces contra el mar y le ha vencido. Imponente, sabia, antigua, los años la habían vuelto más paciente y más atrevida. Ya no ocultaba en su fachada de mármol curtido su desdén contra quien osaba hacer caso omiso a su luz de advertencia. Ni su risa cínica ante las tormentas que hacían zozobrar a los imprudentes. Ya le daba igual que alguien la viera sonreír entre cimientos cuando aquel barquito frágil en apariencia, se acercaba a sus pies de roca.

En su recuerdo, los ojos de ella refulgían con tal intensidad que trazaban un lazo tenso e irrompible hasta su corazón. Sentía, tan sólo con pensar su nombre, el amor como un fuego que irradiaba un calor inagotable desde lo más profundo de su alma. Sabía que ya su vida no era suya, si no de ella, y que ella era su vida.

Desde su barca casi podía escuchar los latidos del corazón de su amada, entreverados en el rayo de luz que el faro emitía. Sabía que ella estaría ahora mirándole llegar, desde la atalaya de su hogar, su faro, marcándole una estela de plata sobre el mar, para que él se deslizara hasta sus brazos.

Las olas canturreaban su nombre mientras besaban su barquita, meciéndola con mimo para llevarla a la costa. El tiempo parecía estancado, la luna miraba con descaro, las estrellas llenaban el cielo como diamantes de un precioso tapiz azabache. Era una noche perfecta, con aroma de mar en el aire, la brisa suave, noche cálida de principios de verano. Desde la playa llegaban ya a sus oídos música de timbales, flautas y guitarras, y ya podía ver bailando a las muchachas, festejando, como cada año, el solsticio de verano. Los mil fuegos daban un color rojizo a la costa y a las barcas que descansaban en la arena.

Por fin cruzó la entrada al puerto, dirigió su barca hasta el amarre, echó el ancla, lanzó un beso al aire y bajó a tierra, tras asegurarse de dejarla bien amarrada. Corrió descalzo por el muelle, hasta el brazo en el que estaba el faro, subió las escaleras con la urgencia de la pasión contenida, escuchando en el eco de sus pisadas, la risa pícara de la torre anciana.

Ella le esperaba, la piel apenas cubierta con una túnica de seda tan fina que dejaba entrever su piel canela. Su sonrisa era como la antesala de una promesa, sus ojos eran las lisonjas al viajero que trae buenas nuevas. Su piel desprendía aroma de madera y frutas exóticas, sus manos se adelantaron a sus pasos con la premura de hacer suyo el cuerpo del recién llegado, tanto tiempo esperado. No hicieron falta palabras que entorpecieran el momento, ni más obstáculos a sus besos ya por fin liberados de su letargo. Su túnica cayó sin previo aviso, dejando al descubierto el único continente que él quería descubrir y conquistar, ofreciéndole a su boca el manjar de sus pechos, tibios y tersos, como fruta fresca.

Se besaron, se comieron con los ojos y con las manos, repasaron con esmerada delicadeza cada milímetro de sus cuerpos, se revolvieron, se mezclaron hasta mudarse en la piel del otro, abandonaron sus cuerpos, viajaron a través del tiempo y el espacio, regresaron a su abrazo para encontrarse de nuevo, se hablaron sin palabras, pararon el tiempo con el latido de sus corazones, rozaron el límite del universo con la punta de sus pies, se volvieron agua y fuego, explotaron en una lluvia de cristales refulgentes, como polvo de estrellas, lloviendo sobre sí mismos. Cayeron exhaustos de pasión y empezaron de nuevo, componiendo una sinfonía de cariños y anhelos.

Hicieron el amor hasta el amanecer, se enlazaron compartiendo sueños y sonrisas, acunados por el leve arrullo del mar, arropados entre rayos de sol y salitre. Se entretuvieron en el refugio de su abrazo, parando el tiempo con sus caricias.

Con la promesa de su amor escrita en besos, las miradas entrelazadas, las manos murmurándose secretos, se dijeron adiós, mejor dicho, hasta luego. Él volvió a su cubierta, ella a su atalaya. El mar arrastró su barca con pereza, hacia otro puerto y la torre, pacientemente, extendió de nuevo su estela, como un augurio de su regreso, con la certeza de que el tiempo es breve si la dicha es buena.

Besos y sed felices

jueves, septiembre 16, 2010

Bienvenida



Llegaste nuevo y espléndido, con tu aire fresco, y es seguro que traes buenos augurios y nuevas promesas... Tal vez ya estaba esperándote, tal vez hacía falta que vinieras, y es que la nostalgia aguardaba en el zaguán de mi sonrisa, para traer fruta fresca.


Espero impaciente el momento de tenerte merodeando, revoloteando entre mi paciencia y mi vehemencia, dándole un toque de naranja ácida a cada momento aderezado con chocolate.


Vienes y es preciso hacerte hueco en el recoveco que las palabras confían, entre sonrisas y otros cuentos, darte el argumento para un relato nuevo, y entre silencios y hojas secas dormiremos, al abrigo de tu aliento, con el cielo que dibujes como techo, esperando un amanecer de estrellas lleno y del viso de nuevos retos.


Desde la ventana veo las huellas que tu paso va dejando, adivino en el aire el aroma de tu presencia, y si cierro los ojos puedo hasta notar tu leve beso, dejado por azar entre mis labios, como un anuncio de lisonjas, haciéndome cosquillas en el centro de mi alma donde acechan sueños nuevos.


Dulce encuentro sorprendente y esperado, sugerente como el vino especiado, intenso como tus besos, impredecible como mi próxima palabra, dejando a la imaginación el espacio preciso y a la nostalgia la licencia concedida.


Te espero, ya puse las piezas sobre el tablero, no sé que me depara este momento, pero tenemos tiempo para jugarnos la nostalgia hasta que vuelvan las cerezas y tú regreses a tu reino.


Besos y sed felices

miércoles, julio 28, 2010

El Muro



Hubo una vez un ladrillo, un ladrillo que se juntó con otro y otro hasta hacer un muro enorme. Un muro que separaba lo bueno de lo malo, la suerte de la desgracia, la vida de la muerte, el cielo del infierno, la noche del día. Un muro que creció como una mala hierba. Hasta volverse impenetrable, inmenso e imponente. Indestructible... O tal vez no. Un muro que protegía y desprotegía al mismo tiempo. El muro donde chocar cada vez que los pies intentaban avanzar.

Da igual lo que se dijera, lo que se hiciera, todo, con todo, era otro ladrillo en el muro. Tal vez no necesitáramos educación en las aulas, tal vez no hizo falta una madre súper protectora. Quizá sobró, en la historia, la alienación y el aislamiento. Ser diferente, cuando todos son masa de hamburguesa, no resulta fácil. Quemar un cartucho tras otro, luchar contra el destino o simplemente intentar navegar con el viento en contra, qué más da, el muro va a seguir creciendo, cruzando campos donde antes crecían flores, atravesando el mar y volviéndolo gris e impenetrable. No dejando pasar el sol. Falsa protección que en verdad enjaula como los muros de una cárcel.

El teléfono sonaba ausente al otro lado, otro ladrillo en el muro. La soledad, enemiga en ocasiones, se cernía alrededor, labrando un nuevo ladrillo, y otro, y otro más... Flores que al cabo se volvían monstruos, la sonrisa deshaciéndose en lágrimas, nada para seguir, ningún lugar donde escapar del muro que día a día, segundo a segundo seguía creciendo...

Especies en extinción, muertes en el desfile del amor, más ladrillos, más muro, el sonido de las trazadoras, los puentes cayendo y un millar de bombas destruyendo tanta belleza... Sólo son más ladrillos en un muro que no deja de crecer.

Hubo un juicio para salvar a las víctimas de tan desolador paisaje. Destrozados los puños de golpear contra el muro impenetrable. Destrozados los pies por no poder cruzar al otro lado, de tanto patalear, de tanto saltar sin éxito. Cuando nada se podía hacer, sin solución aparente, llegó el juicio final y el juez, con su cara de culo, vomitó verborrea por su boca sin dientes para dictaminar que derribaran el muro... Pero sólo existe una forma, la única de derribar el muro que la vida ha ido construyendo a tu alrededor. Sólo un camino, sólo un proceder. Tal vez él o ella estén locos sobre el arco iris, pero lo cierto es que sólo existe una opción para lograr ser, por fin, libres de todo muro, para poder volar y tal vez ser feliz... O no, pero al menos descansar...

Como desearía que estuvieras aquí, decía en su delirio, “realmente creíste poder cambiar paraíso por infierno, cielo azul por dolor, sólo éramos dos almas perdidas, nadando en una pecera. Al final sólo encontramos los mismos miedos de siempre, ojalá estuvieras aquí...” Pero lo cierto es que no estaba ni estuvo, no estaría y no estará.

El muro cayó, y todo terminó por fin. Hay veces que lo peor es lo mejor, aunque no siempre se entienda... Sólo quedaron los restos del naufragio, el polvo de la destrucción, ladrillos partidos por doquier y basura que algunos niños intentaban aprovechar... Sólo quedó aquel niño desmantelando un cocktail molotov, desechando la gasolina y la mecha y quedándose con esa botella, lo único útil de algo tan inútil.

Al final, tal vez, después de todo, Pinky tuvo suerte, Waters tuvo razón y sólo hay una forma de escapar. La única forma de derribar el muro quizá sea dejar de enfrentarse a él. Dejar que todo acabe, no alimentar más la fábrica de ladrillos, terminar con la razón que hace crecer, ladrillo a ladrillo, el muro contra el que siempre se acaba chocando: Uno mismo...

(Texto basado en The Wall (música de Pink Floyd, letras de Roger Waters, película de Alan Parker con guión basado en una idea de Roger Waters)

Besos y sed felices

martes, mayo 25, 2010

Amor

Enigma - Temple Of...



Me pides que te defina el amor... Me miras desde tus ojos ámbar, brillantes, casi con inocencia. Veo el niño que llevas dentro y me quedo pensando en tu pregunta...

Podría responderte mil cosas, podría buscar la palabra en el diccionario, o llenar este papel de palabras biensonantes, crear una utopía absurda. Podría decirte mil cosas que llenaran el silencio de una pregunta tan abierta.

Sigues esperando mi respuesta, tus ojos frente a los míos, un silencio entre ambos como alegato a tu pregunta.

Amor... No es un cuento de príncipes y princesas. No es la razón para vivir, ni tampoco el que da la felicidad. El amor no es un doloroso camino de espinas, ni tampoco nuestro peor enemigo. No es el que nos quita la vida, ni quien nos la da. Amor no es nada.... Y es todo.

Amor es mirarse cada mañana y sonreírle al espejo. Es la caricia que regalas, la sonrisa que te envuelve, el beso al aire que una niña lanza desde un autobús atestado de gente seria. El amor es no tener expectativas ni crear ídolos. Es no necesitar y en cambio disfrutar. Es saber que tienes la libertad de elegir y elegir quedarte en este sitio ahora. El amor no da la felicidad pero es la comisura de una sonrisa enorme, es el acento en tu risa, la pieza que completa el puzle.

Amor es saberse completo, pleno, y regalarte en besos, en abrazos, en caricias, sin medida. Es querer compartir tu camino, no porque necesites la compañía de alguien en tu paseo, más bien porque el paseo se vuelve más hermoso al compartirlo, porque una puesta de sol no es igual cuando alguien la mira contigo. Porque siempre es bueno reír a coro.

Amor es saber que puedes irte cuando quieras, pero tal vez elijas quedarte un rato más. Amor es no poner nombres ni firmar papeles, amor es tener tiempo de mirar, de escuchar, de aprender, de reír, de vivir, de saborear el tiempo que se tiene, sin pensar.

El amor no es una cadena, ni una obligación. Más bien es la libertad en su estado más puro. Es no tener miedos, ni salir corriendo. El amor bien entendido es como el mejor de los chocolates, el paseo más hermoso, es una lluvia de pétalos sobre tu piel desnuda, un cálido abrazo sin más pretensión que ser abrazo. Amor es estar y ser. Amor eres tú...

El amor es compartir las sonrisas, el dolor, quedarse aunque no te necesiten, precisamente por eso. Es irte cuando esa es la mejor opción, despedirse, dar la mano y saber que a veces hay caminos que no se pueden compartir. Es tener tu espacio y ser tú mismo, ser consciente de quien eres, sentirte completo.

El amor no es una condena, ni un castigo, no es una tortura ni el peor de los pecados. No es amor si duele, el amor sólo puede generar amor. Sólo puede traerte cosas buenas. Amar es el acto más generoso que existe, y al tiempo es el más egoísta. El amor es como un niño, un niño que coge lo que quiere cuando quiere y como quiere, pero también lo da todo, sin más, sin importarle otra cosa que estar envuelto en un manto de sonrisas.

El amor es una mirada, un gesto, un silencio, una palabra, un espacio, un tiempo, un camino, el fin de la búsqueda, el encuentro, la llegada y el comienzo. Como te dije al principio, el amor es todo... Y es nada.


Besos y sed felices


El amor de dos personas enteras es bastante más saludable. En ese tipo de lazo existe la protección, el placer de la compañía y el respeto por el ser amado. No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tienes que aprender a perdonarte a ti mismo…

Flavio Gikovate, Medico y psicoterapeuta

martes, abril 20, 2010

Azahar por Azar



Noches de Azahar, con rachas de Azar... Vino el Azahar para rondar la primavera y yo dejé, por Azar que tú revolotearas a mi vera. Azahar en las calles, bajo la alfombra de la noche traicionera, dulce Azar que deja jugar a la luna, partidas de póker, apostándose el rocío del amanecer. Azahar blanco y suave que se enreda entre los bucles de mi pelo y me alumbra la mirada y la sonrisa, con notas de azar zalamero y tramposo que a veces te trae a mí y otras me deja sin aliento.

Noche de Azar y de Azahar nocturno, perfumando cada paso, cada sonrisa, cada momento. Lluvia en los zapatos y en el alma, clases de baile para sortear la mala suerte y el Azar en el bolsillo izquierdo, al abrigo de los sentimientos.

Flores de Azahar, dulces e ingenuas, casi superfluas e inocentes, dicen los lirios que todo es apariencia bajo la angelical suavidad blanca que las cubre, y el Azar quiere que ellas adornen esta alegoría de primavera sorprendida y sorprendente, de aliento azaroso y mirada azarada.

Bailemos, trasnochemos envueltos en el azar perfumado de azahar, demos rienda suelta a la aventura de pasear por las calles alfombradas con notas de dulzura y sueños de otros lugares, dejemos que la promesa de gotas ácidas en el paladar nos deje por ahora su aroma enmarañado entre las hebras de nuestra suerte, la suerte de habernos perdido al mismo tiempo y en el mismo sitio, que el azar tiene estas cosas, ¿o tal vez sea cosa del azahar? Empiezo a embriagarme con el aire cálido de la primavera que nos invade, llegó casi sin permiso, maldita tramposa disfrazada de inocentes flores y rayos de sol atravesando la lluvia reticente de un invierno que no acaba de querer irse.

Mis pasos hacen surcos entre las estrellas y la aurora y me pregunto por qué el azahar sólo perfuma la noche, es casi tan embaucador como el azar y tan seductor como el augurio del sol que ya llega... Abrigos de deleite y almíbar en el alma, caminos de azahar que por azar me llevan hasta el zaguán de tu mirada, y la noche que no acaba y la luna que sigue picarona, sonriendo al sol de primavera, y yo que ya no sé si fue el azar o el azahar quien me trajo hasta este lugar donde los sueños locos nacen y deliran entre suspiros y galanterías.

Sigue el Azahar trazándome el camino que mis pies recorren por azar, de vuelta a mi alcoba, antes de que el sol me encuentre embriagada de sonrisas y un poquito enamorada de este tiempo de cerezas...

Besos y sed felices

viernes, abril 09, 2010

Aviones



Aviones de ida y vuelta, luces en el cielo, promesas. Aeropuertos de bienvenidas y despedidas, corazones enredados, y vuelta al punto de partida.

Líneas en el horizonte, vista de pájaro, sonrisas a la ida, quebrantos al regreso. Un camino en el cielo y el cosquilleo de saber que vuelves al sitio que te espera, a tu sueño.

Alas en el alma y sueños de Ícaro, quieres seguir volando más alto, más lejos.

Salas de espera, puertas de embarque, maletas llenas de anhelos. Abrazos y lágrimas, y otra vez en el aire, llegando o partiendo, quizá en ambos sentidos, quien sabe, a veces el alma es de un sitio y el cuerpo de otro, a veces se nace donde el corazón reside y no donde un documento dice.

Aviones de ida y vuelta, luces en el cielo, caminos para los sueños...

Besos y sed felices

Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like
On Jupiter and Mars

In other words, hold my hand
In other words, want you
kiss me
Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like
On Jupiter and Mars

In other words, hold my hand
In other words,
kiss me

Fill my heart with song
and let me sing for evermore
you are all I long for
all I worship and adore

In other words, want you be true
In other words, I love you

----- instrumental break ----
Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what spring is like
On Jupiter and Mars

In other words, hold my hand
In other words,
kiss me

Fill my heart
let me sing for evermore
you are all I long for
all I worship and adore

In other words, want you be true !!!
In other words,
In other words !!!!
In
Other
words
I love you!!!
Bart Howard, 1954

miércoles, marzo 10, 2010

Cuatro Años Entre Líneas



Hace cuatro años que guardo silencios entre los rincones que dejan las palabras. Voy haciendo surcos a golpe de palabras no dichas, arando la tierra de mis secretos para sembrar, sin abrir la boca, este universo de silencios que ocupan... Lo Que Las Palabras No Dicen.

Vamos creciendo y encontrando en el camino nuevas historias, dejando que la sonrisa y la tristeza hablen por si mismas, dándole espacio al eco del corazón y, en silencio, hablando con el código secreto de los sentimientos.


Me aventuro sin miedo, día a día y, aún cuando no escribo, sigo escribiendo en algún lugar de mi memoria, reservando historias que luego crecen en el regazo de mis Silencios Interverbales.

Siempre he aceptado que una imagen vale más que mil palabras, que las miradas hablan más que las bocas y pronuncian mejores discursos. Que se dice más en lo que se calla que en lo que se evoca.


Doy fe de los mensajes ocultos en las canciones dedicadas, que hay una música para cada momento y cada momento tiene su melodía, y al final el silencio está lleno de sonido para quien escucha. Dicen los tuaregs: “Cuando estés en el desierto, no digas ¡qué silencio!, di más bien ¡no oigo!”.

Hay silencios más estridentes que las cataratas Victoria, y a pesar de todo, hay quien no escucha.
Sigo amando la libertad del silencio, a quien, como dijo Marcel, sólo pone límites la palabra, no obstante necesito de ellas para que mis silencios encuentren refugio.




Ya han pasado cuatro años. Cuatro años llenos de sorpresas, de ilusiones, de sueños y quebrantos. Hoy vengo de nuevo a traeros mis silencios. Sé que los echabais de menos, tal vez porque entre tanta verborrea siempre viene bien encontrar un lugar para la calma.


Aquí estoy, después de este tiempo, con las manos abiertas, el corazón repleto, nuevos augurios y nuevas promesas, vuelvo de nuevo a mi rincón para seguir descubriendo sin miramientos... Lo Que Las Palabras No Dicen...


Besos y sed felices


PD: El 28 de febrero fue el cuarto aniversario de mis queridos “Silencios Interverbales”. Un beso a todos los que habéis estado al otro lado durante este tiempo... Espero que sigáis viniendo por aquí para descubrir que esconden las palabras...

martes, noviembre 17, 2009

Noviembre dulce



Caen las hojas lentamente en este otoño perfecto. Cubren de amarillo y ocre el asfalto, dejan un rastro que huele a invierno. Nacen silencios y sueños en caminos cubiertos de oro, en noches estrelladas, anhelantes de versos bisoños.

Noviembre dulce, de sabor a castañas y chocolate, de lluvia eterna y lenta, que limpia de malos recuerdos, pariendo otros nuevos.

Calles de paraguas que cubren anónimos amantes, dando pie a sonrisas y susurros. Amor emergente en este año que va muriendo, mientras nuevas vidas despuntan.

Noviembre de miradas convergentes, reavivando fuegos que caldean noches heladas. Llueve de nuevo, el viento arrecia en este otoño perfecto, en esta ciudad cálida, que se estremece ante el invierno entrante.

Paseo entre hojas caídas, de colores otoñales que la lluvia intensifica. Nada es tan perfecto como sentir el otoño bajo mis pasos.

Discurro bajo el paraguas, dejándome calar por esta lluvia de promesas, hechizada por las luces de neón, completamente rendida al encanto de esta urbe. Perdida y feliz de encontrar, poco a poco, el camino hacia el que me dirijo. Tan lejos de todo, tan cerca de mí, tan sola y sin embargo lejos de la hiriente soledad.

Noviembre dulce, de nuevos amigos, de otoño profundo, de noches largas, llenas de vida. Otoño de cerveza y té a partes iguales. De sidra y buena compañía, Noviembre de notas de jazz entonadas por una voz cálida en noches al calor del fuego.

Miradas de intenso azul, perforando mis sentidos, momentos mágicos de un mágico otoño que no quisiera perderme. Pinceladas de seducción, risas y buenos momentos. Ciudad encantada, si ahora es tu peor momento, ¿Cómo serás en otros tiempos más halagüeños?.

Ciudad que se rinde a mis pies cuando la miro desde la atalaya de un autobús rojo pasión. Gentes que pasan, otras se quedan y siempre nuevas miradas, paisajes nuevos que ofrecen un arco iris de esperanzas y buenos augurios.

Otoño perfecto, hojas que caen lentamente mientras me adentro nuevamente en el corazón de esta metrópoli… No vengas a buscarme, voy a seguir perdiéndome un ratito más, para seguir encontrando respuestas…

Besos y sed felices

sábado, octubre 24, 2009

Londres sin ti



Calle de transeúntes, olores que emanan, nuevos y viejos olores. Bullicio de mercado, frutas, ropa, música y colores invadiendo mis ojos, llenando mi alma.

Te anhelo. Paseo por estas calles llenas de retratos, de colores hermosos, de enfoques perfectos, y no hago otra cosa que añorarte. Paso a paso, mirada a mirada, allá por donde mis ojos descansan encuentro una razón para querer tenerte entre mis manos.

Maldicen mis dedos la decisión de dejarte. Aúllan mis pupilas a cada intento de besarte. Siento la mano hueca en el espacio que tú ocupas, ligera sin el peso que tu cuerpo me regala. Lloran mis oídos al no escucharte chasquear y andar, renqueante, entre un instante y otro.

Se hace largo el día sin contar segundos. Se hace eterno este sol sin tu pupila rápida y decisiva.

Calle de transeúntes, paisajes nuevos, nuevas sonrisas y miradas expectantes, ávidas de quedar por siempre captadas en tu alma. Tantas veces te he dejado dormir sin mirarte y ahora que no te tengo presente, que estás tan lejos de mis ojos, me siento perdida sin tu presencia.

A cada paso en esta ciudad llena de imágenes y encuadres descubro que te amo, que tú y yo estamos enlazados, y entiendo por qué un día quise que fueras la pasión de mi vida. Por qué tu nombre es Eros…

Ahora que te dejé sin querer hacerlo, que quisiera poder acariciarte y mirar el mundo a través de tus cristales, estoy sin embargo volviendo lentamente a ti.

Calle llena de transeúntes, colores, retratos y encuadres, paisajes imágenes, mi mano llena de tu ausencia mueve tus anillos, mi dedo acaricia tu cuerpo no presente y presiona suavemente. Mis oídos imaginan el rechinar de tu engranaje y mis ojos se entornan para ver la vida a través de ti, aunque tú no estés.

Calle llena de transeúntes, ausente de ti… Esta lejanía nos ha vuelto a unir…


Besos y sed felices

miércoles, septiembre 23, 2009

Querido Septiembre:




Llegaste de nuevo con tu lluvia, firmando con tu personal rúbrica el inicio del otoño. Trajiste en la maleta Melancolía y vainilla, y algunas notas de sol y alegría.

Ya te esperaba, Septiembre, esperaba tus hojas alfombrando la calzada, tu sabor a tierra húmeda, a uva recién cortada, a nuevos retos y ofrendas. Te esperaba en el zaguán del verano, llamando con timidez a las puertas de este otoño prematuro, respirando sol y gotas de lluvia en partes iguales.

Pensaba en ti y hasta añoraba, mientras cruzaba espacios de sol y sonrisas, tú lento andar, tus noches largas y hasta tu lluvia. Añoraba el cobertor sobre mi cuerpo, ese peso en la cama. Anhelaba el abrazo de tu aire fresco. Pensaba en tus propuestas, y como no, en tu melancolía.

Despacio, como un amante versado, has calado en el alma de esta ciudad, sedienta de tu agua y hambrienta de tus besos. Has cubierto las calles con tu manto de otoño, has invitado al verano a retirarse plácidamente, sin batallas ni duelos, has ido firmando con pluma de ave migratoria, cada esquina, cada recoveco, avisando con tu eterna elegancia que el otoño llega de tu mano y con él, momentos de té tras la ventana empañada, de hojas secas cubriendo la acera, de naranjas y uvas, de días cortos y noches largas.

Llegaste, septiembre, con tu arraigado anuncio de otoño, llenaste la tierra de agua, acolchaste la cama al sol y cubriste con un manto de nubes el cielo para que así el verano duerma y el invierno abandone sus gélidos retiros para volver, lentamente a cubrir de blanco todos los rincones.

Querido Septiembre, me alegra verte de nuevo. Ya he preparado mi pluma para escribir de nuevo. Ya desempolvé el cuaderno, he preparado chocolate caliente y espero bajo mi colcha, tu suave beso...

Besos y sed felices

jueves, agosto 27, 2009

Un beso de esos



Bailaban en la pista, tal vez llena de gente, tal vez vacía y en un despiste del azahar, sus labios fueron a encontrarse en un abrazo tan largo como la eternidad, tan leve como un suspiro, tan esperado, tan improvisado, tan lleno de todo y de nada que supo a miel y a limón, a agua y a vino, como el pan y la sal, se dieron en un beso todo el universo y, apenas un aliento..

La pista quedó desierta, el suelo se volvió nubes, la música sonaba al ritmo de sus labios, y sus labios al ritmo de sus latidos, embebidos en sí mismos, bebiéndose sedientos, rasgando las normas preestablecidas con un gesto sencillo y simple. Uno de esos besos transgresores, revolucionarios para el alma, rebeldes, transgrediendo sentimientos, yendo más allá de lo que es políticamente correcto..

Un beso encadenado a otro, como eslabones, formando una cadena de cariños tan larga como el tiempo invertido en demorar aquel beso. Ya no hubo contención ni buenos modales, ya no se pararon a pensar en quien miraba, se besaron con el alma, con las manos y con los ojos, con las sonrisas y hasta con la vida. Se besaron con todo lo que tenían al alcance de sí mismos, se rodearon de caricias y mimos, de alegría y esperanzas recién nacidas, siguieron besándose hasta cuando no se besaban, con miradas traviesas, sonrisas pillas y palabras desvergonzadas.

Fue uno de esos besos que pueden durar una eternidad, con principio impreciso y final inconcebible, un beso largo como la eternidad del instante. Pura adicción de labios y texturas, de saborearse hasta saciarse y seguir degustándose hasta volver a desear saciarse. Enredo de lenguas entreveradas, caricia enmarañada hasta embrollar las almas. Un beso envolvente, embaucador, repleto de sueños y alegrías, y sin embargo tan efímero como para desear el siguiente.

Se besaron como náufragos en busca de tierra firme, como dos superhéroes salvando al universo, como Bonnie and Clyde en su última aventura. Se besaron como desconocidos, como amantes, como fugitivos y hasta como amigos. Se besaron de todas las formas posibles y también las imposibles. Se besaron con todos los besos inventados, y luego siguieron inventando besos desconocidos. Se besaron desde el pelo hasta los pies, y desde los pies hasta el infinito y media vuelta hasta volver a besarse de nuevo. Empezaron y acabaron, para volver a empezar de nuevo en un bucle eterno, sin tiempo ni espacio, salvo el que ellos mismos crearon en ese instante. Nacieron de nuevo, se crearon el uno para el otro, se complementaron y, beso a beso, caricia a caricia, crearon su propio universo, el principio de su vida lo marcaron con aquel beso.

Fue un beso de esos, de esos que no terminan. Un beso de esos que cumplen un sueño. Uno de esos besos con los que se cruzan los mares de china...


Besos y sed felices

sábado, agosto 22, 2009

Un par de palabras



Tengo la hipótesis de que, mucho antes de que la boca se atreva a pronunciar esas dos palabras que tanto miedo dan juntas, las manos, los labios, el cuerpo, empiezan a susurrarlo a los oídos y a los poros del ser amado. Creo que es mucho más fácil escuchar al cuerpo del otro decirle al tuyo propio que no podría estar sin ti, que tú eres quien le da vida, que enciendes cada una de sus estrellas cada noche, que el tacto suave de tus caricias son las palabras más dulces que tú pronuncias...

No sé si convendrás conmigo, pero estoy firmemente convencida de que, mucho antes de que en los labios se forme el primer "TE" del primer "TE amo" ya los ojos, las manos, las bocas, los cuerpos, los corazones y hasta las almas de quienes se aman se lo han dicho diez millones de veces....

Y sin embargo resulta extraño y hasta complicado pronunciar dos simples palabras, parece que las cuerdas vocales se hacen un nudo, que el aire se escapa entre los dientes, que la saliva huye despavorida y que hasta los labios se revelan. La voz se resbala, como escurriéndose de uno mismo, y suspira, entre temblores y recelos, hasta dejar en el aire esas dos simples notas, tan sencillas y tan complejas, como el último velo que cubre la piel todavía virgen de caricias, como si cayera la última muralla, dejando nuestro corazón al descubierto y sin defensas.

Es más fácil dejar a las caricias entenderse con la piel, a los labios cuchichear entre besos y mimos, dejar que el alma susurre en el alma amada lo que la boca no quiere pronunciar. Qué más da, si al cabo, las palabras se quedan cortas, tres simples sílabas, dos palabras exiguas, casi absurdas, no pueden contener tanto.

Tal vez no opines lo mismo, pero casi puedo constatar que este par absurdo de palabras, en verdad, sólo son una rúbrica del sentimiento, una simple reafirmación verbal de algo que ambos amantes ya dan por hecho.

Besos y sed felices

viernes, junio 26, 2009

King Pop



Le he escuchado desde que era pequeña, bailaba con su música y me gustaba su voz, aunque no sabía quien era...

Me enamoré de él cuando revolucionó el mundo del videoclip con un cortometraje de quince minutos. Yo que disfrutaba bailando, me volví loca con aquella coreografía, con su ritmo, con su música y otra vez, de nuevo, con su voz. Tardé menos de un día en conseguir su LP en formato casete, que era lo que yo podía escuchar cuando quisiera. Volví locos a mis padres, siempre oyendo aquella cinta hasta machacarla, creo que Thriller no se oye bien desde entonces... Pero a mi me gustaba aquel “The girl is mine” porque imaginaba que me lo cantaba a mí... me soñé mil veces bailando con él.



En algún momento dejé de estar enamorada, supongo que puse los pies un poquito en la tierra (tan solo un poquito) al darme cuenta que difícilmente le conocería, que queréis, era una niña, y los niños viven de sueños. Pero seguí escuchando su música y bailando a su ritmo. Conservo un disco, el último, de los Jackson Five, donde canta una balada tan hermosa que lloraba con escucharla...

Luego vino Bad, me gustaba de malo, y por supuesto seguí bailando a su ritmo, y al ritmo del paso de la luna... Años después pude oír al mismo Marcel Marceau explicar como le enseñó aquel paso. Y no hace mucho pude ver un video homenaje al mimo, donde él hablaba de su relación con el Maestro del Silencio.

Conservo en mi discoteca aquella cinta con su gran éxito, Thriller, y otros no menos importantes, como Billie Jean. También tengo aquel vinilo de los Jackson Five y un doble cd con sus grandes éxitos antes de empezar su carrera en solitario, incluyendo un dueto con Diana Rose.

No puedo imaginar mi vida, tan enredada con la música y el baile, sin él, sin el Popstar por definición, sin el Rey del Pop. Como tantas otras personas, alrededor del mundo, hoy mi corazón late un poco más despacio, algo arrítmico, hoy mis pies parecen querer andar hacia atrás y girar en piruetas, hoy mis manos quieren guantes plateados, hoy mis ojos miran hacia la luna, buscando sus pasos, y hacia las estrellas esperando verle, una vez más, haciendo lo mejor que sabía hacer... Hasta siempre, Moon-Walker...



Besos y sed felices

viernes, mayo 29, 2009

Déjame esta noche soñar contigo



Déjame esta noche soñar contigo, déjame enredarme entre tus labios y tus brazos.... Déjame que yo sea quien te quite la ropa y te cubra con los pliegues de mi piel. Que bonito sería arrojar al suelo la copa vacía para llenarla de nuevo de tus besos.

Déjame esta noche soñar contigo, mientras me arrullan tus brazos y me acunan tus labios, recorrer de tu mano la vía láctea de tu mirada azulada. Déjame presumir de ti un poquito, que mi piel sea el forro de tu camisa, que tus caricias sean mi único vestido, que bonito sería jugarse la vida, andando de puntillas por el borde de tu sonrisa.

Déjame imaginarme en tus labios los míos hasta cuando no dejas de besarme, que me ahogue en el agua de tus besos para que me rescates con tus cariños.

Ahora que no estás entre mis brazos, déjame que te sueñe, que imagine la caricia próxima, la sonrisa dulce que sostiene mis besos en equilibrio, entre risas y quebrantos, buscando el mejor rincón para colarse y atrapar mi sonrisa.

Déjame esta noche soñar contigo, déjame pintar la noche con tus caprichos, que las estrellas nos tengan celos y nos persigan por todo el firmamento, déjame cubrirme con tus mimos, y esconderme bajo el cielo de tus afectos, llenar mi regazo de tu dulzura.

Déjame esta noche soñar contigo, envolverme en tu querencia, llenar tu cuerpo con mi vehemencia, déjame que te coma sólo con los ojos, morir en tu aliento y resucitar en tus manos, déjame que mis manos rocen las tuyas, dejando huellas de sueños y sueños de ternura.

Besos y sed felices

lunes, mayo 18, 2009

De mis silencios a tus palabras

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Nota: La reproducción de los cortes sonoros puede tardar un poco. Tened paciencia.

Érase una vez un grupo de teatro y un director sensible e inquieto. Érase una vez una actriz aficionada que adoraba recitar. Érase una vez Mario, Mario Benedetti. Éranse mil veces sus poemas, mil palabras, puentes y osadías contra el silencio no admitido, por el amor y la vida. Érase la dulzura en verso, la verdad no reprimida, la protesta y hasta la tristeza más deprimida. Érase una vez el cinismo, la alegría, la muerte, la vejez y la hermosura, éranse mil veces sus infinitos versos, sus cuentos, y esas frases picantes, que escribieron en tinta la historia de su vida.

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Mi querido Mario, Defenderé la alegría como algo inevitable, la defenderé del mar y las lágrimas tibias. No instruí a mi reloj para decirte hasta la vista. A pesar de la distancia, hagamos un trato, nada definitivo yo quisiera contar con usted es tan lindo, saber que usted existe, aunque esté en el limbo. Dejaré esta rosa en el abandono, el abandono está lleno de rosas. No olvida el que finge olvido sino el que puede olvidar y yo no podré olvidarte así que no fingiré olvido. Importante el catorce, disfrutar mientras se pueda. Mientras devano la memoria (recordando tus palabras) forma el ovillo la nostalgia (de saber que ya no estás) si la nostalgia desovillo se irá ovillando la esperanza (de tenerte siempre en verso). Mi soledad ha aprendido a ostentarte. Esta noche, otra noche tu estarás y volverá a gemir el tiempo giratorio y los labios dirán esta paz ahora, esta paz ahora. Yo sé que lo que conozco de ti es tan poco y es tanto, que me llena el alma de suspiros y silencios, de palabras y osadías. El jardín botánico es un parque dormido que hoy llorará la ausencia de tu presencia a la izquierda del roble. Aún así sabemos que cuando la lluvia cae sobre el Botánico aquí se quedan los fantasmas. Nosotros podemos irnos pero tú te quedas y eso nos consuela. Tal vez hoy, por fin nos digas si dios es mujer y aguarda en el zaguán del infierno con sus brazos no cerrados su rosa no de plástico y su amor no de ángeles. Tal vez hoy me permita llorar sólo llorar y entonces mi sonrisa si todavía existe se volverá por ti, querido Mario, un arco iris.

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Besos y sed felices