domingo, noviembre 10, 2013

Héctor


Eres tan lindo, tan hermoso para mí que podría mirarte una eternidad y no cansarme.

Eres especial y dulce, mi tesoro, lo mejor que la vida me ha dado y brillas con tanta intensidad que ya no necesito más estrellas ni más soles que tus ojos mirándome alegres.

Eres infinitamente hermoso y lleno de ternura, de alegría, de inocencia... Todo en ti es luz, me llenas de amor con tu sonrisa, me alegras la vida y me cuesta un mundo cada noche, cuando duermes, no abrazarte otra vez. Esperar a que despiertes de nuevo por la mañana. Tus gritos alegres, tus balbuceos, tus palabras, que dices con esfuerzo, tus tonterías que me sacan la risa, tu risa que resuena como cascabeles, coloreando cada rincón oscuro de mi alma.

Eres infinitamente bello, de los pies a la cabeza, de las manos al alma del alma a tu mirada acuosa y cristalina, transparente como un manantial de agua fresca. Eres lo más grande, lo más hermoso que he visto nunca, con lo pequeño que eres, llenas cada segundo de mi vida y la haces especial porque tú estás en ella.

Contigo mi vida acaba y empieza de nuevo. A tu lado aprendo mientras te enseño. Voy dando pasos despacito mientras tú intentas ponerte de pie. Contigo desaprendo lo establecido y desordeno lo ordenado. Escribimos juntos una nueva historia, un cuento precioso donde las cosas no son “como tienen que ser”. Son. Simplemente. Como quieren ser o como a nosotros nos gusta que sean. Te miro a los ojos, hermosos y llenos de vida y sé que no importa el reloj, que podemos saborear cada segundo y deleitarnos con él.

Eres tan hermoso, mi vida, tan especial y dulce que por ti vivimos. Para que tú crezcas feliz, te colmamos del amor que un día nos juntó para crearte. Eres de amor y dulzura. De pasión y fuerza. Tienes mar en tus venas, sangre latina y vikinga y serás lo que tú quieras ser porque naciste para ser libre, feliz y grande. Pero no olvides nunca, mi pequeño, que siempre estarán mis brazos para abrazarte, siempre habrá sitio en mi regazo para acogerte y en mis labios siempre habrá besos que empapen lágrimas y te llenen de sonrisas. Tejemos con tus risas un abrigo para cubrirte en el peor de los inviernos. Cubrimos con cariño tu cuna y vamos poniendo almohadones de dulzura por cada rincón para que cuando caigas te amortigüen la caída. Vayas donde vayas, no olvides que estaremos esperándote, pacientes, a tu regreso. Que dejaremos el camino iluminado para que sepas cómo volver. 

Eres tan hermoso para mí. Eres tan hermoso.. ¿No te das cuenta? Eras todo lo que esperaba. Eres tan hermoso... tanta alegría y felicidad que nos traes como un sueño, una luz que guía, que ilumina de noche, un regalo del cielo para nosotros. Eres tan hermoso, para mí...” (Joe Cocker, You are so beautiful)


Besos y sed felices.

sábado, marzo 02, 2013

Esperando tu llegada




La primavera se adivina entre los rayos del sol. Y yo pienso en mi mar, el mar de mi vida, tengo en los ojos azul mediterráneo, mientras los estadios de la luna provocan las mareas de mi vida, mes a mes, a punto como está de cambiar definitivamente para siempre.

Alguna duda de vez en cuando, algún momento de incertidumbre, pero me gustan los retos, adoro los cambios y las nuevas aventuras, así que, si soy sincera, más que asustada lo que estoy es intrigada y excitada con lo que está por venir.

Hace tiempo que aprendí que el miedo sólo es un pobre cobarde que se asusta cuando le miras a los ojos. Un absurda forma de perder el tiempo y las oportunidades. No tengo miedo. El miedo me dura menos que un café por la mañana porque sé que tengo la fuerza suficiente para superar lo que me venga en la vida... Llevo mucho tiempo haciéndolo y sigo viva.

Aprendí lo esencial: Se usar la espada, tirar con arco y montar a caballo. Todavía no aprendí a combinarlo todo, pero dadme tiempo. Y tengo mis mejores armas en la lengua y en la paciencia...

Seguiremos adelante, con sol o con lluvia, da igual. Aunque tengo debilidad por los días soleados y frescos, como el de hoy, me encanta que el sol luche contra el gélido aliento del invierno.

Noto un cosquilleo en el alma, sonrisas y lágrimas a partes iguales, pero sin tristeza, y ese constante movimiento dentro de mí que me recuerda que hace 8 meses que no estoy sola ni cuando estoy sola.

La primavera está a la vuelta de la esquina, a 20 días vista. Siempre me ha gustado la primavera. Quizá porque siempre supe que tú llegarías con las fresas, las cerezas y las margaritas, con el sol y la pólvora, con los días más largos y el perfume de azahar envolviéndolo todo.

Siempre me gustó la primavera. Y el mar. Ahora miro directamente a unos ojos dulces, llenos de amor hacia mí y de un intenso turquesa con rivetes dorados de sol mientras la primavera está a punto de estallar desde mi interior...

Te estamos esperando como al sol de primavera y a las cerezas. Ya he decorado mi regazo para acogerte. Ya hemos llenado los espacios restantes de amor para ti, que estás hecho de puro amor a borbotones. Ya saben nuestras manos el calor de tu tacto, para acariciarte sin miedo y con dulzura. Ya enseñamos a nuestros labios como pronunciar tu nombre, como besarte hasta la saciedad.

Vendrás, vestido de primavera, te meceremos al ritmo del mar que me vio crecer y del océano del que tu padre viene. No te demores, que ya el sol se muere de impaciencia por besar tu suave piel y todos los bosques y jardines se vistieron de verde esperanza y colores alegres para que no te falten sonrisas.

Mi vida va a cambiar definitivamente porque tú vas a irrumpir en ella con la tuya. Y no puedo esperar para decirte: Bienvenido, hijo mío

Besos y sed felices