viernes, noviembre 21, 2008

Me pides que siga escribiendo



Te vas, y sin embargo, me pides que siga escribiendo. Y cómo quieres que escriba, si ya no tengo palabras ni silencios, si no me dejas besos que me inspiren ni sueños que alimenten mis cuentos.

Me cuesta encontrar frases hasta para argumentar mi apatía, no puedo seguir escribiendo sin más, total, tampoco sé si vas a seguir leyendo.

Te vas y le pides a mi tristeza que me inspire y así poder seguir dejando huellas de letras y lágrimas de tinta recorriendo el documento. Prefiero que te quedes, francamente, escribir no me llena, no calma la soledad de este momento ni tapa los agujeros que al final dejaron los besos desechados, las caricias huérfanas de tu tacto.

Podría escribir cien versos y mil cuentos, podría llenar las paredes de tu alma de relatos y hacer una alfombra de palabras revestidas de silencios desde el zaguán de mi querencia hasta el cerrojo de tu amor y aún así no habría llave ni clave que hiciera saltar en mil pedazos el candado que cierra las puertas de tu corazón.

Te vas, y sin embargo, me pides que siga escribiendo. Y yo quisiera poder hacerlo, pero ya no tengo ni la melancolía, ni el sueño que antes me dieron argumentos.

Te vas, y contigo, mis silencios.

Besos y sed felices

lunes, noviembre 17, 2008

Cuestión de amor



Cuento los pasos que hay entre tu corazón y el mío. Mido milímetro a milímetro, la escasa distancia que separa tu mirada de mi sonrisa. En secreto, tomo lista de cada gesto, cada palabra, cada caricia.

Mides el tamaño de tus sentimientos y los míos. Cuentas los segundos que pasaron desde aquel primer beso. Analizas nuevamente cada momento, esperando encontrar la mesura de algo que no tiene medida.

Y como vamos a amarnos si a cada segundo nos preguntamos como será eso de estar enamorados. Como vamos a saber si sentimos o si no, si no dejamos al amor desplegar sus alas.

Estamos tan concentrados en controlar, medir, diseccionar cada cosa, que ya no sé si seremos capaces de dejar espacio a la improvisación, de darnos la oportunidad de ver si hay caso en esto del amor.

Quizá debiéramos relajarnos, guardar los instrumentos y olvidarnos simplemente de todo. Sólo quedarnos con cada beso, cada caricia, con tu sonrisa cuando me miras, con mi mirada cuando sonríes, olvidar realmente olvidar otros momentos y vivir este instante, que es el nuestro, como niños que no saben nada, como si fuera la primera vez que una mirada nos conmueve, la primera vez que una caricia estremece nuestra piel, la primera vez que una lágrima cae al pensar que tal vez no pueda ser nada más que un sueño.

No se puede medir lo inmensurable. No se puede guardar en un vaso, todo el mar. No se puede, no podemos seguir intentando averiguar, medir, calcular, sopesar la intensidad de un sentimiento. Aunque queramos, cariño, no podemos ni debemos poner límites al amor. En todo esto nos sobra la razón.

29-07-08


Al final, venció la razón...
Besos y sed felices