miércoles, diciembre 27, 2006

Punto y... ¿aparte?

Hoy es el día en que hay que ponerle un punto al silencio y dejarle en pausa.
Hace unos meses, el dos de abril para ser exactos, los silencios interverbales se volvieron sonido. Empezó el programa de radio ligado a este blog.
Pero todo lo que empieza, acaba y este ciclo llega a su fin. El que les paraules no diuen tendrá hoy su último programa. Y lo que no dicen las palabras volverá a ser secreto... O parte del silencio.
Esta noche, los silencios interverbales se despedirán de las ondas. Al menos de momento. Tal vez con el tiempo vuelvan.
Sin embargo, seguirán dejando sus huecos y sus entrelíneas aquí. De momento aún hay secretos para escribir y silencios que merecen ser contados.
Un beso para todos los que habeis intentado escuchar lo que las palabras no dicen. Otro beso para los que lo habeis logrado.

Besos y sed felices

martes, diciembre 19, 2006

Ahora



Durante un momento, he pensado en tí. Sé que ahora miras en otra dirección. Ya no eres la niña que fuiste, el tiempo no pasa en balde. Ahora tienes tanto a tu favor. Tu mirada habla cuando no lo hace tu boca, y a menudo cuenta lo que tú callas. Tú voz, bien modulada, juega con los oídos de quien te escucha: coquetea y seduce.

Ahora estás mirando distinto y hacia nuevos horizontes. Conoces este lugar donde estás y sin embargo no te da miedo. Ya no. Tienes un punto de mira y la fuerza que necesitas para caminar hacia tu destino. Tu sonrisa, presente, valiente como tú misma, demuestra que vas a plantar cara a la vida. Una vez más. Y esta vez te sabes ganadora.

Hay un terremoto que está moviendo el suelo sobre el que pisas. Tus pasos, aún así, son seguros, pues podrías, incluso, caminar a tientas. Conoces demasiado bien este terreno y no importa lo que cambie, no importa si tiembla, no importa si se sume en la oscuridad porque ahora tú tienes el poder para vencer.

Las cosas parecen ir poniéndose en su sitio, a pesar del caos aparente. Todas las piezas que forman este caótico desorden de tu vida, por fin, tienen sentido. Sabes que has sembrado en tierra fértil, y que aún queda mucho más por sembrar... Y por recoger. Este es tú momento.
Vuelves un segundo la mirada hacia mis ojos. Miras con fuerza, con valentía y tu fiereza innata.

Hoy sé que no importan las batallas ni la dureza del contrincante. Hoy sé que nada puede parar la fuerza de un huracán. Esta vez nadie va a pararte. Esta vez los dados están trucados a tu favor. La suerte, no importa, porque tú te la has trabajado y has seducido hasta a la mala suerte. Hasta el mismísimo Lucifer está rendido hoy a tus pies, pues para ello has estado mil veces en el Reino del Hades y mil veces has vuelto cual Ave Phoenix, renovada, más fuerte y mucho mejor preparada. Has vencido y te has dejado vencer para acabar venciendo, pues es de ley perder alguna batalla si con ello se gana la guerra.

Hoy eres una guerrera temible y no es fácil plantarte cara. Mil batallas dejaron otras tantas cicatrices en tu piel. Las del alma, mejor no hablar de ellas. Dejaste el corazón en el camino y tantas otras cosas. Pero a cambio luces esa armadura infranqueable, ese brillo en los ojos, que quema, y el filo de tu sable bien afilado.

Hoy vienes dispuesta a seducir al mundo. Y el mundo hoy se rinde ante tu mirada...

Besos y sed felices

sábado, diciembre 09, 2006

A veces ocurre



"Tengo la extraña sensación de que ya nos conocemos, ¿tú no?, es extraño pero no dejo de repetírmelo…”

Vino de frente, me miró a los ojos desde esa mirada azul intenso y me volvió a preguntar “¿Seguro que no hemos hablado antes?” Negué con la cabeza y seguí mi camino, me giré un momento, le vi mirándome y no pude evitar parar mis pies, mi mirada clavada en la suya, me perdía en el mar revuelto de sus pupilas, era como un imán, necesitaba, me urgía, era preciso desandar mis pasos, llegarme hasta él de nuevo.

Aún no sé por qué lo hice, sólo sé que mis pies me llevaron hasta sus pies, que mi cuerpo se dejó abrazar por sus brazos, que mis labios se perdieron envueltos entre los suyos. Que ese momento duró una eternidad, que el mundo desapareció y de repente sólo estábamos los dos.

El beso duró lo que tarda una gota en caer de una rama, lo que el sol en recorrer el cielo, el mismo tiempo que existe entre el silencio y la palabra. Y entonces el azul intenso de su mirar se mezcló con el chocolate de mis ojos, su dedo se posó, como una mariposa, sobre mis labios, prohibiendo el paso a la palabra que ya no sería pronunciada, enmarañó mi pelo con su mano, retiró el sello de mi boca para abrazarme, como si temiera que fuera a salir huyendo, y volvió de nuevo a besarme, despacio, lentamente, con la dulzura de todos los besos que alguna vez me han dado, con el calor de todos los fuegos, con el sabor de todas las frutas y esa forma enternecedora de decir “Te amo” sin hacerlo y mi cuerpo temblando, sin comprender cual fue la causa de ese momento exacto en que sin saber ni por qué ni como todo había perdido sentido y todo lo había recobrado.

Me sugirió, abrazándome tiernamente, tomarnos un café y le seguí, no recordaba ya que tenía que hacer ni donde iba con tanta urgencia. Todo mi mundo en ese instante estaba justo enfrente de mí en esos ojos, en esa boca, en esas manos.

Pasamos toda la tarde hablando, y llegó la noche y aún seguíamos en aquel café, las manos entrelazadas, embelesados mirándonos, y el café frío, intacto en las tazas. Cerraron y fuimos a cenar algo, por no perder el compás de nuestros pasos, pero la cena corrió la misma suerte que el café, y quedó en los platos, olvidada.

El tiempo pasaba y no corría para nosotros, nuestra clepsidra se había parado justo en el primero de nuestros besos y jugábamos con su agua, haciendo dibujos en el aire, sueños en sus gotas, besos de minutos, minutos como caricias, y caricias parando el tiempo. Pero la noche no es eterna y el sol vino a buscarnos a la orilla de la playa, mientras seguíamos abrazados, dejando que el mar nos besara los pies, como lecho la arena y las estrellas nuestro manto.

Han pasado los años y cada vez que le miro sigo viendo el mar revuelto en sus ojos, y él sigue bebiendo el chocolate de los míos. Pueden pasar minutos y horas mientras nos miramos sin más que hacer que hablarnos sin hablarnos, y entonces una sonrisa lo dice todo y un beso sella el momento y otra vez el cielo parece quedarse a la altura del suelo.

Cada vez que recuerdo aquel primer día, aquel instante en que sin querer, queriendo acabe en sus brazos, sonrío al recordar, sobretodo aquel momento, el sol marcando el mediodía del día siguiente, en que fue necesario decirse “hasta luego” un hasta luego que duró un mundo, aunque sólo fueran unas horas. Ese momento en que al despedirse de mí, a la puerta de mi casa, me volvió a mirar y, cogiéndome las manos, me preguntó: “¿Cómo te llamas?”

Besos y sed felices

domingo, diciembre 03, 2006

What a difference a day makes



What a Difference a Day Makes

What a difference a day made
Twenty-four little hours
Brought the sun and the flowers
Where there used to be rain
My yesterday was blue, dear
Today I'm a part of you, dear
My lonely nights are through, dear
(Since you said you were mine)
What a difference a day makes
There's a rainbow before me
Skies above can't be stormy
Since that moment of bliss, that thrilling kiss
(It's heaven when you find romance on your menu)
What a difference a day made
And the difference is you

Que hizo diferente un día, Veinticuatro pequeñas horas Realmente largas cuando el tiempo parece detenerse, y tan pequeñas sin quererlo, veinticuatro horas de un día que parecía igual a los otros, aunque no sé como, trajeron el sol y las flores donde antes sólo había otoño y tristeza, Donde antes solía llover. Cada minuto, cada segundo anterior a este día era gris, mi ayer era triste cariño, tal vez porque simplemente no estabas, ahora estás, hoy soy parte de ti, cielo y en la noche siento tu abrazo, cercano y cálido, oigo tu respiración, mis noches solitarias quedaron atrás, cariño y sonrío desde que tu dijiste que eres mío.
Que es lo que hace diferente un día cuando abro los ojos y veo tu cuerpo relajado junto al mío, pienso que tal vez esté soñando, miro la luz del sol y veo que hay un arco iris ante mi, el cielo ya no puede estar tormentoso aunque vea la lluvia caer porque sé que me abrazarás hasta que el sol vuelva a salir para nosotros.
En mi mente repaso cada segundo vivido contigo y saboreo cada segundo desde ese momento de dicha, ese beso conmovedor y es que parece el cielo, cuando encuentras el romance en tu menú
Desde tu sonrisa hasta tus ojos dibujas una pregunta ¿Que hizo diferente este día? cielo, la respuesta es sencilla, La diferencia eres tú.

Besos y sed felices

viernes, diciembre 01, 2006

Luces de colores



Ya encendieron las luces en las calles. Llega diciembre y su aire festivo, la nieve fingida en las ventanas, las sonrisas en los niños, las tiendas engalanadas, las calles vestidas como si fueran novias, con sus adornos, su iluminación.... y su nostalgia.

Hubo un tiempo en que al llegar estos días sonreía. Me volvía feliz, no importaba lo difícil que entonces fuera la vida. Mis ojos brillaban y notaba a mi corazoncito pegar saltos al ritmo de cascabeles. Mi boca se abría alucinada ante los escaparates iluminados, los juguetes, los autómatas que en algunos sitios había... Iba con mi abrigo y mi bufanda, correteando por las calles, me quedaba horas mirando los belenes, escribía largas cartas a los Reyes, siempre me cayó bien Gaspar, pelirrojo y simpático, aunque como a casi todos, me llamaba especialmente la atención Baltasar. Me sentaba en su regazo, en los grandes almacenes y los miraba con respeto y admiración. Me gustaban sus camellos, pero los prefería cuando venían con caballos, hermosos caballos de pura raza española, que bailaban al ritmo de la música en las cabalgatas.

En ese tiempo dulce, todo se volvía hermoso, y hasta el brillo de mis ojos se confundía con el de las estrellas. Eran hermosos los días, aunque no nevara y siempre esperara a que lo hiciera, aunque el árbol fuera de plástico y alambres, y no un hermoso y enorme abeto. Aunque no fueran las cosas como me hubiera gustado.

No sé cual fue el momento exacto en que todo se tornó gris oscuro. No sé si fue aquel primer año en que descubrí que los reyes no eran los que venían con regalos a mi casa, y que mi familia no era tal y como yo creía. No sé si fue el día que me negué a ser una falsa moneda y, a pesar de mis negativas, me obligaron a serlo. No sé si fue la primera vez que viendo a todos cantando, me sentí fuera de lugar... No lo sé, y ojalá lo supiera, tal vez entonces podría pedirle a los reyes que lo borraran de mi mente, y que en vez de volverse aciagos estos días, la luz de las calles volviera a brillar en mis ojos.

Besos y sed felices