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De repente nuestro mundo se volvió del revés. Los gritos llenan los espacios que antes ocupaban las risas. El dolor se ha instalado donde antes hubo cariño, las caricias se han vuelto ásperas y lejos de divertirnos, ahora sólo sufrimos.
Y no acabo de entender dónde está el error de base, sólo deseo encontrar el fallo, el defecto, la tara que hace que siempre ocurra lo mismo. Y mientras me desvivo por intentar que vuelvan los días de sol, mientras las tormentas hacen zozobrar sin piedad este barco en el que nos encontramos.
Sabes que en verdad no me arrepiento de aquel día en el que dejé que me besaras, y tampoco maldigo cada día que pasó desde ese momento, pero la rabia de no saber cómo volver al pasado, me hace querer borrarlo. ¿En verdad te arrepientes de estos meses vividos?
Ya no soporto el dolor de seguir llenando nuestros abrazos de gritos. Ya no resiste más esta alma en ruinas, las piedras que nos lanzamos, las miradas frías que sustituyen el calor de tus besos. Ya no me queda más fuerza ni siquiera para alzar la voz y decirte que te quiero.
Si pudiera saber que hizo imposible nuestro amor, tal vez encontrara la paz que ansío. Si pudiera enterrarme entre los besos que quedaron esparcidos, dejarme caer en las caricias olvidadas y dormirme eternamente en el recuerdo de tu sonrisa, tal vez lograra ser feliz, aunque fuera el fantasma de mí misma, la sombra de un fracaso o una luz en la lejanía. No importa, sólo quiero diluirme en la próxima lágrima que caiga, volverme el aire que te envuelva o simplemente quedarme en el recuerdo.
Quedaron en la orilla de nuestros sueños, los restos de este naufragio, y tengo la astilla de este nuevo fracaso, clavada en mitad de mi alma. El corazón deshecho en pétalos de margaritas deshojadas. Era la última cruzada, el último barco que iba a surcar la nada. Y nada importa ya, si ya no hay posibilidad de volver a construir un puente desde mi corazón hasta tu alma.
“Es tan corta la distancia, pero tan largo el camino, entre tu boca y mi boca, entre tu corazón y el mío....”
Besos y sed felices
Y no acabo de entender dónde está el error de base, sólo deseo encontrar el fallo, el defecto, la tara que hace que siempre ocurra lo mismo. Y mientras me desvivo por intentar que vuelvan los días de sol, mientras las tormentas hacen zozobrar sin piedad este barco en el que nos encontramos.
Sabes que en verdad no me arrepiento de aquel día en el que dejé que me besaras, y tampoco maldigo cada día que pasó desde ese momento, pero la rabia de no saber cómo volver al pasado, me hace querer borrarlo. ¿En verdad te arrepientes de estos meses vividos?
Ya no soporto el dolor de seguir llenando nuestros abrazos de gritos. Ya no resiste más esta alma en ruinas, las piedras que nos lanzamos, las miradas frías que sustituyen el calor de tus besos. Ya no me queda más fuerza ni siquiera para alzar la voz y decirte que te quiero.
Si pudiera saber que hizo imposible nuestro amor, tal vez encontrara la paz que ansío. Si pudiera enterrarme entre los besos que quedaron esparcidos, dejarme caer en las caricias olvidadas y dormirme eternamente en el recuerdo de tu sonrisa, tal vez lograra ser feliz, aunque fuera el fantasma de mí misma, la sombra de un fracaso o una luz en la lejanía. No importa, sólo quiero diluirme en la próxima lágrima que caiga, volverme el aire que te envuelva o simplemente quedarme en el recuerdo.
Quedaron en la orilla de nuestros sueños, los restos de este naufragio, y tengo la astilla de este nuevo fracaso, clavada en mitad de mi alma. El corazón deshecho en pétalos de margaritas deshojadas. Era la última cruzada, el último barco que iba a surcar la nada. Y nada importa ya, si ya no hay posibilidad de volver a construir un puente desde mi corazón hasta tu alma.
“Es tan corta la distancia, pero tan largo el camino, entre tu boca y mi boca, entre tu corazón y el mío....”
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Besos y sed felices