jueves, septiembre 16, 2010

Bienvenida



Llegaste nuevo y espléndido, con tu aire fresco, y es seguro que traes buenos augurios y nuevas promesas... Tal vez ya estaba esperándote, tal vez hacía falta que vinieras, y es que la nostalgia aguardaba en el zaguán de mi sonrisa, para traer fruta fresca.


Espero impaciente el momento de tenerte merodeando, revoloteando entre mi paciencia y mi vehemencia, dándole un toque de naranja ácida a cada momento aderezado con chocolate.


Vienes y es preciso hacerte hueco en el recoveco que las palabras confían, entre sonrisas y otros cuentos, darte el argumento para un relato nuevo, y entre silencios y hojas secas dormiremos, al abrigo de tu aliento, con el cielo que dibujes como techo, esperando un amanecer de estrellas lleno y del viso de nuevos retos.


Desde la ventana veo las huellas que tu paso va dejando, adivino en el aire el aroma de tu presencia, y si cierro los ojos puedo hasta notar tu leve beso, dejado por azar entre mis labios, como un anuncio de lisonjas, haciéndome cosquillas en el centro de mi alma donde acechan sueños nuevos.


Dulce encuentro sorprendente y esperado, sugerente como el vino especiado, intenso como tus besos, impredecible como mi próxima palabra, dejando a la imaginación el espacio preciso y a la nostalgia la licencia concedida.


Te espero, ya puse las piezas sobre el tablero, no sé que me depara este momento, pero tenemos tiempo para jugarnos la nostalgia hasta que vuelvan las cerezas y tú regreses a tu reino.


Besos y sed felices