sábado, enero 26, 2008

Bésame



De entre el silencio y el sentimiento, de miradas que se cruzan y cruzan el fuego de una batalla inesperada. De las entrañas del alma cuando el alma desnuda se ofrece si es que hay quien sepa mimarla. Así entre una pausa y un acento nace un beso.

Y que distintos son los besos que dejan unos y otros labios, como la pasión que evocan que se hace efímera en unos y eterna en otros, y a veces un beso marca el principio de un nuevo sueño.

Dibuja sobre el tapiz de mi piel estelas de estrellas con tus labios, haz de mí la carta de tu cielo, llega despacio hasta mi boca y demórate en ella, abárcame con tus labios, envuélvete en los míos, déjate mecer en este mar que te ofrezco, accede por la puerta grande a mi corazón y llévate sin miedo sus secretos.

Poder saciar la sed en un ósculo perfecto, perder la noción del espacio y el tiempo, lentamente caer, rendirse al abrazo del alma y ser esencia en tu aliento, un eterno instante comprendido en dos momentos, un universo naciendo al abrigo de pasión y afecto, y parece tan escueto y es tan complejo, enmarañándose dos corazones, embelesados los sentidos, brota de tierra yerma el más espléndido de los edenes y hasta el mundo parece pequeño cuando un beso es sincero. Hasta el mismo sol se abate por no trabar este encuentro.

Como dejar constancia de lo que acontece entre alma y labios, corazón y cuerpo, si hasta las palabras parecen huir cuando dos bocas hablan sin rasgar el silencio, dejando entre tu piel y la mía un relato incompleto de amaneceres y crepúsculos, de noches estrelladas plagadas de sueños.

Hogar de mi lengua es tu boca, refugio de tu cuerpo mis brazos. Lecho para tus labios mi pecho, almohada de mis deseos tu regazo, cuando te beso. Bésame sin límite, que no haya fronteras para el sentimiento, libres por fin de todo impedimento, volaremos lejos, como Ícaro, sin temer que nuestras alas sucumban a nuestro fuego.




Besos y sed felices

sábado, enero 19, 2008

El silencio de la noche


... El silencio de la noche me dice una vez más que todavía queda mucho por andar. Y debo seguir la trayectoria de este tren que me lleva a alguna parte. Y tal vez sea cierto que en algún lugar te encuentre o que al final acabe siendo, después de todo, lo que yo siempre quise ser tal y como lo soñé.

He recorrido las vías sin miedo, en el camino se ha quedado tanta gente, tantos sueños, tantos buenos y malos recuerdos... Pero esta locomotora sigue su rumbo sin temblarle ni los rieles y yo sé que en la soledad de este vagón hay más de lo que a simple vista se ve. Yo sé que en los demás vagones viajan los que nunca se apearon, y en cada estación suben nuevos viajeros para acompañarme en este viaje.

A ratos la niebla no deja ver el paisaje y me quedo mirando mi reflejo en las ventanas, buscando inútilmente una respuesta. A veces escribo tu nombre en el vidrio pero la lluvia acaba por borrarlo y sólo te quedas en otro recuerdo más. Hay un nombre escrito y borrado en cada una de las ventanas de los reservados que he ido ocupando. Hay un sombrero cubriendo algún corazón roto en cada estación que dejé atrás.

Me quedo dormida con el traqueteo, apoyada mi cabeza en la ventana, me despierta tu beso dulce en la mejilla y me descubro envuelta en el refugio de tus brazos. Me sonríes al ver que sigo mirando adelante y vuelves a tu sitio, en algún lugar de este convoy. Viajas conmigo a donde quiera que esto nos lleve.

No pienses que estoy triste, es sólo que hay momentos en la noche en que el zarandeo no me deja dormir, hay momentos en que las preguntas se vuelven insidiosas y mi cabeza me repite una y otra vez por qué esa última estación no fue el destino que esperaba. Hay momentos en que noto que hace falta más leña en la caldera y el maquinista no parece darse cuenta. No creas que estoy bajando la guardia ni dejándome arrastrar, que va, estoy simplemente mirando el trayecto recorrido, por si hay pistas de cuando llegaré a mi destino.

Besos y sed felices

sábado, enero 12, 2008

Evolución




Y se desnudó, como la serpiente que muda la piel, dejó caer una a una las capas del recuerdo, entregando al olvido lo que no era menester seguir recordando.

Se despojó de dolor y falsas tragedias, se limpió de aquello que le robaba la sonrisa y se mostró, frente al espejo de su alma, con la franqueza que otorga la desnudez.

Se ofreció entonces a su vida, como la mejor de las ofrendas, sacrificando en el acto los malos momentos. Enterró en el altar los pedazos de corazón. Quemó en el fuego sagrado las mentiras que no volvería a atender. Se dejó caer en el agua sagrada y renació, abriendo sus manos a nuevos destinos, mirando con ojos limpios el paisaje, como si jamás hubiera mirado.

Cerró el baúl de la culpa, perdió entre la arena cada una de las pequeñas piedras que lastraban su vuelo y sintió el agudo dolor en la espalda cuando sus nuevas alas se desplegaron extraordinarias, hermosas, hechas de nuevos sueños, de esperanzas renovadas.

Recogió de las cenizas del pasado, un nuevo corazón más fuerte y generoso, y desenterró del fango una ilusión creciente que iluminó el camino por el que sus pies empezaban ya a transitar, y con la honestidad de concebirse ella misma, sin disfraces, esperó el amanecer de una nueva era....

Besos y sed felices