De entre el silencio y el sentimiento, de miradas que se cruzan y cruzan el fuego de una batalla inesperada. De las entrañas del alma cuando el alma desnuda se ofrece si es que hay quien sepa mimarla. Así entre una pausa y un acento nace un beso.
Y que distintos son los besos que dejan unos y otros labios, como la pasión que evocan que se hace efímera en unos y eterna en otros, y a veces un beso marca el principio de un nuevo sueño.
Dibuja sobre el tapiz de mi piel estelas de estrellas con tus labios, haz de mí la carta de tu cielo, llega despacio hasta mi boca y demórate en ella, abárcame con tus labios, envuélvete en los míos, déjate mecer en este mar que te ofrezco, accede por la puerta grande a mi corazón y llévate sin miedo sus secretos.
Poder saciar la sed en un ósculo perfecto, perder la noción del espacio y el tiempo, lentamente caer, rendirse al abrazo del alma y ser esencia en tu aliento, un eterno instante comprendido en dos momentos, un universo naciendo al abrigo de pasión y afecto, y parece tan escueto y es tan complejo, enmarañándose dos corazones, embelesados los sentidos, brota de tierra yerma el más espléndido de los edenes y hasta el mundo parece pequeño cuando un beso es sincero. Hasta el mismo sol se abate por no trabar este encuentro.
Como dejar constancia de lo que acontece entre alma y labios, corazón y cuerpo, si hasta las palabras parecen huir cuando dos bocas hablan sin rasgar el silencio, dejando entre tu piel y la mía un relato incompleto de amaneceres y crepúsculos, de noches estrelladas plagadas de sueños.
Hogar de mi lengua es tu boca, refugio de tu cuerpo mis brazos. Lecho para tus labios mi pecho, almohada de mis deseos tu regazo, cuando te beso. Bésame sin límite, que no haya fronteras para el sentimiento, libres por fin de todo impedimento, volaremos lejos, como Ícaro, sin temer que nuestras alas sucumban a nuestro fuego.
Y que distintos son los besos que dejan unos y otros labios, como la pasión que evocan que se hace efímera en unos y eterna en otros, y a veces un beso marca el principio de un nuevo sueño.
Dibuja sobre el tapiz de mi piel estelas de estrellas con tus labios, haz de mí la carta de tu cielo, llega despacio hasta mi boca y demórate en ella, abárcame con tus labios, envuélvete en los míos, déjate mecer en este mar que te ofrezco, accede por la puerta grande a mi corazón y llévate sin miedo sus secretos.
Poder saciar la sed en un ósculo perfecto, perder la noción del espacio y el tiempo, lentamente caer, rendirse al abrazo del alma y ser esencia en tu aliento, un eterno instante comprendido en dos momentos, un universo naciendo al abrigo de pasión y afecto, y parece tan escueto y es tan complejo, enmarañándose dos corazones, embelesados los sentidos, brota de tierra yerma el más espléndido de los edenes y hasta el mundo parece pequeño cuando un beso es sincero. Hasta el mismo sol se abate por no trabar este encuentro.
Como dejar constancia de lo que acontece entre alma y labios, corazón y cuerpo, si hasta las palabras parecen huir cuando dos bocas hablan sin rasgar el silencio, dejando entre tu piel y la mía un relato incompleto de amaneceres y crepúsculos, de noches estrelladas plagadas de sueños.
Hogar de mi lengua es tu boca, refugio de tu cuerpo mis brazos. Lecho para tus labios mi pecho, almohada de mis deseos tu regazo, cuando te beso. Bésame sin límite, que no haya fronteras para el sentimiento, libres por fin de todo impedimento, volaremos lejos, como Ícaro, sin temer que nuestras alas sucumban a nuestro fuego.
Besos y sed felices