Desde la primera vez que la vi, esta película me parece encantadoramente tierna. Me gustan sus personajes, me gusta la historia que cuenta… y me encanta ese abuelo que se empeña en contarle un cuento a su nieto. Ese impresionante choque de generaciones, el niño loco por los videojuegos, y el abuelo, un apasionado de la lectura. El niño, que no quiere saber nada de cuentos de hadas y menos aún de besos (genial el momento en el que el abuelo le replica que en unos años no pensará lo mismo) y el abuelo intentando explicarle qué es el amor…
El amor verdadero. Ese es el epicentro de esta emotiva historia de príncipes y princesas, de espadachines, gigantes, malos, buenos, brujas y monstruos. De frases ingeniosas, desde su mítico “como desees” hasta geniales como “Sigues usando esa palabra. Y no creo que signifique lo que tú crees que significa”.
“Como desees”. Westley le repite esta frase mil veces a Buttercup. Y cada vez que se la dice no sólo le está concediendo el deseo que ella le haya pedido, no sólo está cumpliendo con la misión que ella le encomiende. Le está diciendo también “Te amo”. Y es que hay muchas formas de expresar el amor. El verdadero amor, no lo olvidemos. Porque no hablamos de un amor de fin de semana, ni de esos amores que van y vienen, ni del amor cobarde, ni del de conveniencia. Hablamos del Amor Verdadero, ese amor que persiste por encima de todo, capaz de vivir hasta en el corazón más inhóspito. Ese amor que perdura más allá de la vida y de la muerte, que volverá desde donde esté para buscarte allá donde estés… Ese amor no entiende de miedos ni fronteras, ni de tiempo ni de edades… Es simplemente, en esencia: AMOR.
Y gracias a ese amor Westley se vuelve fuerte e inteligente, vence al más temible de los piratas y se transforma en él, derrota al más formidable de los espadachines españoles, puede con el mayor gigante de la tierra de los gigantes, y el más fuerte, vence al hombre más inteligente que nunca ha habido y jamás habrá… Por poder puede hasta con el pantano del que nadie ha escapado, con ratas gigantes y arenas movedizas, puede vencer montañas, saltar abismos, incluso vencer a la muerte, después de que le hayan robado la vida…
Y hasta ese niño, adicto a los videojuegos y lejos de ser el prototipo de amante a la lectura, se cree ese amor, se desvive porque nada le pase a Westley, por querer ayudarle en sus aventuras, por temer por la suerte de Buttercup cuando el malvado príncipe planea su asesinato. Y el abuelo nos envuelve en su dulce y anciana voz, que nos narra con delicadeza y ternura una historia que de tan increíble, podríamos acabar por creernos.
La ternura hecha gigante, cuando llega con sus 4 caballos blancos y hermosos, para que puedan huir. La valentía y el honor, en forma de un espadachín que sólo vive por vengar a su padre, cruelmente asesinado. Y la maldad feroz mezclada con los celos, celos de no tener lo único que realmente desea: amar y ser amado. Así es el príncipe que pretende poseer por la fuerza lo que su mezquino corazón es incapaz de conseguir…
Personajes tan hermosamente dibujados, tan armónicos entre sí, que te transportan sin quererlo a otros mundos, otras épocas, cuando todo se tornaba fácil, cuando eras tú ese niño que escuchaba cuentos hermosos que paliaran el aburrimiento de una larga enfermedad.
Al final el amor triunfa… “En la historia ha habido cinco besos memorables, que serán recordados. Este beso los supero a todos”…
Y la sonrisa se dibuja sin quererlo en tu rostro, pues quieres creer que existe ese beso perfecto, ese Amor capaz de sobrevivir a las más terribles calamidades.
Tal vez, después de todo, el Amor Verdadero no sea un cuento de hadas…
Pero esto último, no lo he dicho yo.
Besos y sed felices
3 comentarios:
Jajajaja, Pandora... La esperanza es lo último que se pierde, ¿no?
Besos
Si que es cierto, esta es una bonita pelicula un precioso cuento de amor.
Besos
Cierto Trini, pero como tú dices es un cuento, y los cuentos, cuentos son... Pero para eso está la niña que llevamos dentro, para que siga creyendo en ellos...
Un besito
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