Cuento los pasos que hay entre tu corazón y el mío. Mido milímetro a milímetro, la escasa distancia que separa tu mirada de mi sonrisa. En secreto, tomo lista de cada gesto, cada palabra, cada caricia.
Mides el tamaño de tus sentimientos y los míos. Cuentas los segundos que pasaron desde aquel primer beso. Analizas nuevamente cada momento, esperando encontrar la mesura de algo que no tiene medida.
Y como vamos a amarnos si a cada segundo nos preguntamos como será eso de estar enamorados. Como vamos a saber si sentimos o si no, si no dejamos al amor desplegar sus alas.
Estamos tan concentrados en controlar, medir, diseccionar cada cosa, que ya no sé si seremos capaces de dejar espacio a la improvisación, de darnos la oportunidad de ver si hay caso en esto del amor.
Quizá debiéramos relajarnos, guardar los instrumentos y olvidarnos simplemente de todo. Sólo quedarnos con cada beso, cada caricia, con tu sonrisa cuando me miras, con mi mirada cuando sonríes, olvidar realmente olvidar otros momentos y vivir este instante, que es el nuestro, como niños que no saben nada, como si fuera la primera vez que una mirada nos conmueve, la primera vez que una caricia estremece nuestra piel, la primera vez que una lágrima cae al pensar que tal vez no pueda ser nada más que un sueño.
No se puede medir lo inmensurable. No se puede guardar en un vaso, todo el mar. No se puede, no podemos seguir intentando averiguar, medir, calcular, sopesar la intensidad de un sentimiento. Aunque queramos, cariño, no podemos ni debemos poner límites al amor. En todo esto nos sobra la razón.
29-07-08
Al final, venció la razón...
Mides el tamaño de tus sentimientos y los míos. Cuentas los segundos que pasaron desde aquel primer beso. Analizas nuevamente cada momento, esperando encontrar la mesura de algo que no tiene medida.
Y como vamos a amarnos si a cada segundo nos preguntamos como será eso de estar enamorados. Como vamos a saber si sentimos o si no, si no dejamos al amor desplegar sus alas.
Estamos tan concentrados en controlar, medir, diseccionar cada cosa, que ya no sé si seremos capaces de dejar espacio a la improvisación, de darnos la oportunidad de ver si hay caso en esto del amor.
Quizá debiéramos relajarnos, guardar los instrumentos y olvidarnos simplemente de todo. Sólo quedarnos con cada beso, cada caricia, con tu sonrisa cuando me miras, con mi mirada cuando sonríes, olvidar realmente olvidar otros momentos y vivir este instante, que es el nuestro, como niños que no saben nada, como si fuera la primera vez que una mirada nos conmueve, la primera vez que una caricia estremece nuestra piel, la primera vez que una lágrima cae al pensar que tal vez no pueda ser nada más que un sueño.
No se puede medir lo inmensurable. No se puede guardar en un vaso, todo el mar. No se puede, no podemos seguir intentando averiguar, medir, calcular, sopesar la intensidad de un sentimiento. Aunque queramos, cariño, no podemos ni debemos poner límites al amor. En todo esto nos sobra la razón.
29-07-08
Al final, venció la razón...
Besos y sed felices
18 comentarios:
Ya echaba de menos un escrito de estos que me gustan tanto... y tienes razón, a veces ponemos tanto empeño en ponerle nombre a las cosas, en clasificarlo todo, qué somos, qué no somos, hasta dónde vamos a llegar, cuánto nos queremos... Y en eso nos perdemos lo precioso del camino.
Lo que no me gusta tanto es que venciera la razón... Que nadie la ha invitado.
Un besote Esther
La razón, ésa gran enemiga del amor.
No caben medidas en el amor, en cuanto te planteas encasillarlo o pesarlo o medirlo, ya comienza a morir...
Besos Esthersita
Gracias Firmante (olvidé tu nombre, soy algo mala recordando nombres, perdóname). Es cierto que últimamente escribo poco, de hecho este texto, tal y como figura hacia el final, es de julio. Pero es justo ahora cuando en esta peculiar batalla, ha vencido la razón, por eso quise publicarlo. Aún a sabiendas de que, probablemente, el único que debería leerlo, no lo va a leer.
Últimamente no tengo ganas de nada, aún así intentaré escribir, aunque sea sobre mi desidia.
Besitos
Ya ves, querida Triniá pasó lo de siempre, que con la veteranía que tienes en mi blog, ya debes haberte acostumbrado, casi tanto como yo.
En este caso, la razón siempre tuvo demasiado poder, más por su parte que por la mía, quizá por eso, y aunque me entristezca, no hago más que pensar en cierta frase de Benedetti: "Nuestro amor fue, desde siempre, un niño muerto". Si supieras como he luchado contra ese pensamiento, pero faltó un poco más de corazón y un poco menos de razón. No sabes cuanta tristeza me produce...
Besitos
Ohhhh Ohhhh Ohhhh
No la razón no venció...sería mas bien el miedo a amar...
pero al miedo le disfrazamos de razón...y entonces se erige en doctrina...
Esta semana ha habido dos frases que me han impactado....
una en Hisrosima mon amour de M. Duras... ya te estoy olvidando...
Esa necesidad de matar el amor antes de estar muerto ( a mi se me da muy bien, no creas)
La otra es de una novela japonesa que estoy leyendo Tsugumi de Banana Yoshimoto "...pero exixten dos clases de amor...aquel del que no ves el final y el que no parece tenerlo..." La sensación de infinito de que no hay nada que le pueda destruir... hay que seguir teniendo esperanza....
Por cierto la próxima vez nada de escribir pronósticos antes de tiempo....por muy bonitos que sean...que el texto es precioso.
Besos
!!no nos dejes tanto tiempo sin tu compañía...!!
Querida Fortu hago un verdadero esfuerzo por intentar escribir, pero ni las palabras me salen...
En cuanto a todo esto, bueno, empiezo a cansarme o más bien estoy ya cansada. Me siento como un pez dando vueltas en una pecera, siempre viendo el mismo paisaje, siempre ocurriendo exactamente lo mismo, siempre oyendo las mismas palabras, dichas de la misma forma.
No entiendo ni sé que ha fallado esta vez. Tampoco sé por qué ha habido miedo, o razón, o lo que sea. No sé que ha faltado ni que ha sobrado. Lo único que sé es que se vuelve a repetir la misma historia de siempre y lo malo es que empiezo a sentir que me estoy acostumbrando... Quizá, después de todo, no es tan malo que esté convencida de haber perdido la capacidad de amar ¿no crees?
Besitos
He vueltoooooo!!!! Y tu post se parece tanto a mi vida por ahora!!! la razón, siempre la razón, era partidaria de ella hasta que me entregué por completo al sentimiento...fué entonces que pensé no debí haber soltado la razón nunca...es ahí donde nos perdemos..
Te mando un gran beso, espero estar más seguido por aquí, ahora que he vuelto a este mundo.
Bar, guapa, no sabes lo que te echaba de menos, ya estaba preocupada porque hace mucho que no sabía de ti.
La razón en esto del amor, aunque a veces pueda parecernos que nos va a evitar sufrir, lo cierto es que sobra. En mi caso, y por parte de él, sólo ha sido un obstáculo que ha acabado por vencerle.
Yo tengo una esperancita de que quizá ahora que han cambiado las cosas, tal vez se de cuenta de todo, que le deje un poco a su corazón ser el que mande. Pero no sé si eso ocurrirá.
Me alegro mucho de leerte, Besitos
Menos mal que hubo final feliz :D
Porque tienes razón, no se puede medir lo que no tiene medida, ni contar lo que no sabe de unidades, ni controlar lo que se escapa del alma.
Me alegro de que os dieráis cuenta :D
Un beso enorme.
Ohhhhhhhhhh noooooooooo que leí corazón y no razón...
Qué lástima... pero, bueno, nada es definitivo ¿verdad?
Un besazo.
De nuevo se erige ese muro ante la soledad de nuestros seres abocados al error del pasado. Resumiendo: que somos más gilipollas, cuando nos suerge algo de nuevo, por miedo al miedo de una cosa que pasó con alguien diferente al que ahora estamos...creo que te he comprendido.
Un saludo desde el "otro" planeta
Ya te iba a decir, Moony, que te habías equivocado en la interpretación, pero ya veo que te diste cuenta. No, no ganó el corazón, se impuso la razón y se acabó. Y sí, tal vez todo tenga que tener un final, pero en este caso yo esperaba que no lo hubiera... O que hubiera ocurrido mucho mucho mucho más tarde.
En fin, fue la última vez, ya no ocurrirá más.
Besitos
Si Jau, los errores pasados suelen interponerse, sobretodo cuando la razón se impone al corazón.
En cualquier caso vuelvo a estar en este sitio oscuro, y del que cada vez estoy más convencida de que no vale la pena salir.
Olvida todo lo que te he dicho otras veces. Creo que en verdad no vale la pena intentarlo ni luchar, ni ilusionarse, ni amar. Esto último es lo que menos vale la pena.
Besitos
No se puedo poner nombre a todo, ni tampoco medirlo...
Hay cosas que simplemente no tienen nombre ni medida.
Precioso post, Ester.
Besos
Catalina
Gracias, Cata
Besitos
No me gusta leerte que pienses que no vale la pena amar... O puede ser que tu hablas de algo diferente, yo hablo del AMOR, del que merece la pena (y mucho).
Y (ahora mas que nunca) estoy convencido de que existe. No es mi idea convertirme en el "profeta del AMOR", solamente estoy expresando lo que siento, no espero convencer a nadie y nunca se me ha dado bien convencer a nadie.
Bss y espero que estes bien.
Aish Rubén, tan racional y tan romántico, menuda mezcla. Yo creí en ese AMOR con mayúsculas del que hablas, pero hoy por hoy no creo ya que valga la pena, el precio que cuesta es demasiado. Por cierto, ¿ahora más que nunca?¿andas enamorado y no me lo has dicho? Ya estás contandooooo.
Besitos
Pues claro que te cuento... Estoy enamorado, si, y ella lo está de mi, también. Y no he visto el precio ese que dices que hay que pagar ni nada de eso.
De momento llevamos nada mas que un par de meses, y la cosa parece que funciona. Sabes que no tengo mucha experiencia en esto, pero a mi me parece que funciona.
Y eso te cuento.
Besitos y espero que estes bien.
Aisssssh Rubencito mío, no sabes cuanto me alegro por ti. Espero que seais muy felices... Y espero que pronto me la presentes, jejeje...
Besitos
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