lunes, octubre 30, 2006
Mar
Tengo el mar llenando huecos en mi corazón. Como él, a veces siento mareas embravecidas, capaces de arrasar aquello que encuentre. Como él, a veces soy playa tranquila, de olas suaves, de soles de atardeceres y lunas de plata que bañan con timidez sus redondeces en mi agua.
Siento el mar buscándome dentro, como si acaso mi alma fuera de sal, parece que no puedo estar lejos de su azul mirada, que me envuelve, de sus dulces abrazos, de esa calidez que siento cuando me moja los pies... Soy de mar y de rocas, de cielos azules y estrellas brillantes, soy un sol adormecido en calas de blanca arena...
Me acoge el mar entre sus olas, y me siento perder, mecer en la dulzura de su cuerpo-agua, y pienso que tal vez soy ola que choca contra rocas, que lame la playa cercana, que juega a ser pleamar o bajamar cuando la luna canta.
A veces pienso si acaso no seré sirena perdida en una tierra que no es la mía, tal vez hubo un día que salí de mi caracola de nácar buscando otros paraísos, y alguna estrella coqueta me engatusó para seguir su estela en la arena fina de una playa cualquiera.
A veces el mar se desborda por mis ojos y siento que le pertenezco, y es que en el fondo él tiene la llave de mi secreto más guardado. No sabría estar sin mi mar, arrullándome con su dulce voz, que me llena los oídos... Quisiera ser isla que durmiera mecida entre sus aguas, alga para poder bailar con sus nanas, pez que nadara en su seno maternal, barca que acariciara su piel, roca que aguantara sus envestidas, cielo para abrazarle, luna para mirarle, sol para calentarle, nube para lloverle, caracola para llevar su voz amarrada a mi alma...
Soy como el mar, soy mar, soy del mar. Y hay días en que, como si de tormentas se tratara, escucho truenos en mi cabeza, siento chocar mi alma contra mi corazón y mareas en movimiento que me confunden, oleadas de sal y azul turquesa, mis pies mojados y mi piel salada, mi pelo del color de las algas, ensortijado entre corales y espuma blanca, mi mirada bañada y perdida en sueños de nubes de algodón y estrellas fugaces, rayitos de luna haciendo estelas que sigo sin fijarme, paseando entre caminos de arena y nácar, perlas en mis manos, caballitos de mar para mis pensamientos, que se pierden entre estrellas de mar, haciendo burbujas mientras desaparecen...
Hoy voy a ser espuma suave que bañe esta playa tranquila... Mañana tal vez decida ser ola que choque contra las rocas...
Besos y sed felices
viernes, octubre 27, 2006
Besos
Tus labios tienen el tacto de la frambuesa, la dulzura de los arándanos y ese punto ácido de la grosella. Se pasean por mi piel como si les perteneciera, y dejan caricias como besos y besos que son caricias… Hasta llegar a mis labios y fundirse en un dulce abrazo.
Cuando me miras, tu boca prodiga sonrisas, a veces suplicantes, otras incógnita, y siempre con ese punto canalla, que sabes, me vuelve loca.
Te quedas mirando fijamente mi boca, mientras hablo o mientras te distraigo jugueteando con mi dedo, sin darte apenas cuenta, mordisqueas tu labio inferior, sonríes, y entonces me besas de improviso, envolviendo con tu boca mis labios, en un abrazo apasionado, lamiéndome despacio, haciéndome perder la consciencia y cayendo rendida a tus besos que me provocan, me envuelven, me transforman.
Cuando me besas, todo el universo queda prendido en tu boca, y un mar de lenguas entrechocan embravecidas, en el cielo de una noche larga, intensa y dulce, mientras me envuelves y muero en tus labios mil veces para resucitar otras tantas en tus besos, subiendo al mismo cielo para bajar después hasta el infierno, sin darme descanso pero dándome el aliento, dejándome perdida y al tiempo rescatándome…
Cuando me besas, traes para mí en tus besos el aire de otros lugares lejanos, el sabor de frutas que desconozco y caricias como soles de otros mundos.
Mientras duermo, vuelves de nuevo a pasear tus labios por mi cuerpo, y dejas estelas de besos, marcando el camino que recorres, para no perderte y volver de nuevo hasta mi boca, besando mis labios, con ternura y sin descanso, parece que pudieras estar eternamente besándome y al pensarlo, en silencio te ruego, no pares… bésame sin reparo.
Me gusta cuando tus labios abrazan a los míos…
Besos y sed felices
martes, octubre 24, 2006
Miradas
Me miras desde tus ojos, del color de las avellanas, mientras no me doy cuenta y pido el postre al camarero.
Al volver a mirarte, me descubro reflejada en tu mirada, mientras la posas sobre mis labios, y me besas sin besarme, dulce y pícaro al tiempo. No lo resisto y bajo un momento mi mirada, con la inocencia fingida de una adolescente. Entonces pasaeo mis ojos despacio, rozando con ellos tus manos, sin tocarte y a la distancia que esta mesa nos impone, y subo por ellas mientras imagino su caricia, de tus dedos a tu pecho, y escucho su latido... De tu pecho a tu boca, y escucho tus silencios... de tu boca, de nuevo, a tus ojos, para volver a mirarme en ellos. Y tu repites la jugada, me besas sin besarme, con un ligero parpadeo, con ese brillo que siempre veo en ellos cuando me miras, acariciándome ahora las mejillas, la comisura de mis labios, el pelo, tus manos quietas sobre el mantel, tus ojos, me envuelven en caricias sin tacto...
Han servido el postre. Distraída mordisqueo una fresa, rojo intenso entre mis dientes, y la beso despacio, y siento tus labios que son fresa ahora, y me miras suplicante, a cuarenta centímetros escasos de mi fresa y de mis labios, rogando clemencia y olvidando que otras miradas pueden posarse en las nuestras. Ahora eres tú el que no resiste, parpadeas, pero estás atrapado, hipnotizado en mi boca, que desde tus ojos mordisqueas hasta llegar a mi lengua, tu lengua se pasea distraida por tus labios, mientras tus ojos saborean la imagen de la fruta que despacio degusto, intencionadamente provocando con mis ojos a los tuyos, que ahora deslizas despacio, lamiendo con ellos mi cuello, mordisqueándome a miradas de deseo.
De tu boca salen ahora palabras, sobre el trabajo y otras banalidades, preguntando distraído como me fue el día, poniéndome ligeramente nerviosa con tu mirada que no dice lo que tu boca, que al final queda en silencio, pues son ahora tus ojos los que hablan, sugerentes, para lamerme una vez más desde mi boca hasta mi cuello, y bajar despacio con ellos por el surco entre mis pechos, desnudando mi cuerpo sin hacerlo, y me siento perdida entre tus ojos, que vuelven a abrazar a los míos, para seguir quitándome despacio la ropa, y tus labios siguen cerrados, sonriendo con picardía, las manos a penas a dos milímetros de las mías, sin rozarnos y un mundo de mesa, platos y copas separándonos, mientras sigues besándome, acariciándome, abrazandome desde tus ojos del color de las avellanas...
Me gusta cuando tu mirada hace el amor con la mía.
Besos y sed felices
domingo, octubre 22, 2006
Nena
Atardece... vestida de rojo, dos coletitas, pelo cobrizo y encaracolado, juega sin importarle que es domingo.... Sonrio y me pierdo en la memoria.
Tenía un peto rojo, con una A en amarillo y una E en verde. Me gustaba, no sé si por su color intenso, o simplemente porque era cómodo. Pero me gustaba.
Tenía mi locomotora de latón, con sus luces rojas, al encenderla, giraba sobre sí misma y hacía el sonido de una locomotora de vapor. A veces jugaba con ella y en la televisión hacían "La general". Sinceramente creo que nací gustándome el cine. Miraba a Buster con su triste sonrisa y su preciosa locomotora y pensaba que la mía era aquella que tan feliz hacía a Mr. Keaton.
Tenía un osito de peluche. Un día decidí cortarle su pelo azul, para que le creciera más.... Nunca le creció y a veces me preguntaba por qué no le crecía.
Jugaba con canicas en el pasillo... A veces pensaba que mis canicas eran pequeños mundos, con gente pequeñita dentro... Entonces andaba por el pasillo como mareada, yendo de una pared a la otra, mientras imaginaba que mi casa, mi calle y todo lo que conocía estaba dentro de una canica gigantesca, y alguien jugaba con ella...
Siempre estaba riéndome. A menudo me levantaba cantando, cantaba por todo, cuando era primavera, o cuando el día era soleado, me gustaba cantar. Me sigue gustando. A mi padre le gustaba mi risa, por eso jugaba a hacerme cosquillas. Yo me retorcía entre sus brazos, mientras me reía... Entonces mi padre paraba y me acariciaba la espalda. Me siguen gustando las caricias. Y que me hagan reír.
Tenía un caballito de juguete. Siempre iba con él en la mano. Mediría unos 20cm de largo, por unos 10cm de alto, en plástico macizo de color negro, en posición de trote. Cerraba los ojos y me veía galopando con él por playas unas veces, otras por grandes extensiones verdes. Soñaba a menudo con mi caballo negro. Sigo deseando un caballo. Pero ahora no sueño con galopar. Ahora a ratos galopo y siento que vuelo.
Recuerdo las mañanas de sábado en viveros, paseando por el parque, yendo a ver los patos, dando de comer a las palomas con el alpiste que vendía una señora, bolsitas de colores a 15 pesetas cada una. También las vendían en la Plaza de la Virgen, cuando paseábamos los domingos, yendo a la escuraeta o a la Plaza Redonda... Me gustaba aquella plaza circular, con sus mil puestos de cosas de segunda mano y sobretodo, con los puestos donde vendían animales. Tuve varias tortuguitas compradas allí y algunos peces de colores.
Algunos sábados íbamos al mercado central. Al principio no me gustaba demasiado, pero luego empecé a encontrarlo divertido. Los puestos de verduras con sus mil colores, el pescado, con aquellas langostas siempre vivas, y mi padre, siempre sabiendo donde comprar cada cosa.
Recuerdo la feria de Julio. Me gusta la feria. Iba con mis padres, me subía al tren de la bruja, a los aviones y en los coches de choque. Creo que ya me gustaba conducir entonces. Me quedaba embobada con las luces y me gustaba subir con mis padres a la noria y ver desde allí arriba la ciudad, tan hermosa mientras caía la tarde, con sus calles iluminadas, sus edificios, las Torres de Cuarte y las de Serrano, el cauce viejo del rio partiendo en dos la ciudad...
Y el circo. Siempre quise ser trapecista. Me veía volando de un columpio al otro, haciendo equlibrios colgada de una cuerda, girando sobre mi misma, dejándome caer para que otro me recogiera en plena caida. Me reía con los payasos hasta saltarme las lágrimas y me quedaba embobada con los tigres y los leones, aunque si habia caballos todo lo demás no me importaba. Y los magos. Recuerdo en una ocasión que un mago hizo desaparecer a una chica, me impresionó mucho porque quemó la caja donde la había metido, pero luego ella apareció por otro lado del escenario... Pero el truco que más me gustaba era el de las anillas que se enganchaban y desenganchaban, era tan hermoso y tan sencillo y al tiempo tan complejo...
Entonces todo era sencillo. Yo era feliz con mi peto rojo y mi locomotora, con mis coches de carreras y mis peluches, me reía casi con cualquier cosa y los días se sucedían sin más.
Recuerdo que tenía entonces cinco, tal vez seis años. El mundo era de caramelo y mi mayor problema residía en saber como colarse en un cuadro, al igual que lo hacían los protagonistas de Mary Poppin's. Quería volar como Campanilla y bailar como Paulova. Quería vivir como Felix Rodríguez de la Fuente o irme al frente a fotografiarlo. Disfrutaba lo mismo jugando con mis canicas que revelando fotos con mi padre. Tenía tantos sueños, tantas sonrisas...
Guardo mi nena como un tesoro, en una cajita. A ratos la dejo salir para que lo revuelva todo con sus risas, la veo corretear entre mis cosas, con su peto rojo, sus tirabuzones cobrizos y el osito entre sus brazos. Viene, me saca la lengua y luego vuelve a su cajita, dejando este perfume a caramelo y estas mariposas revoloteando...
Besos y sed felices
viernes, octubre 20, 2006
Archivo de vacíos
Tengo silencios hechos de palabras perdidas de tanto usarlas.
No tengo voz para mis silencios.
Tengo una lágrima que no sabe donde caer.
No tengo sonrisas.
Tengo sueños hermosos y dulces.
No tengo calma para soñar.
Tengo insomnio como venganza a mis deseos
No tengo deseos más allá del sueño.
Tengo días que se suceden.
No tengo el poder de detener el tiempo.
Tengo hermosos recuerdos guardados en mi cajita.
No tengo la llave para volver a ellos y quedarme.
Tengo una colección de estrellas, a cual más hermosa.
No tengo cielo para poder verlas brillar.
Tengo estrépito de mar chocando entre rocas.
No tengo el desierto en paz y su silencio.
Tengo un frío que viene de dentro.
No tengo veranos contra mi invierno.
Tengo un vacío cada vez más negro.
No tengo luz que brille dentro.
Tengo silencios entre palabras.
No tengo palabras para este silencio.
Besos y sed felices
lunes, octubre 16, 2006
La sencillez de la Vida
Hay nubes en este cielo de otoño. Ya no hace calor, incluso esta mañana sentí fresco. El sol deja pequeños rastros entre las nubes. Lula mira ensimismada el paisaje desde la ventana, mientras agradece los rayos del sol y ronronea mimosa.
En la calle las palomas sobrevuelan edificios y transeúntes. La gente camina, encerrados en sus propios mundos, y casi les oigo pensar: "Tengo que pasar a por el pan... He de recoger el envío, antes de que se me pase el plazo... mil euros, no no, mejor dos mil y así lo soluciono todo... Tengo el fax sobre la mesa, mañana le diré a Ana que no lo envíe, debemos cuadrar primero esas cifras..."
Y entre tanta gente la veo a ella: Pantalón rojo, a rayas blancas, una chaqueta fina, un pañuelo rojo pasión tapando su hermoso pelo negro. Arrastra un carrito con una nena de meses y la siguen dos gemelos, unos tres años de edad, ojos enormes y pelo negro como el azabache, vestidos iguales, polo de manga corta en rojo y pantalón de chándal en rayas de colores, con el fondo crema. Está distraída con el cajero, y yo paso a su lado sin fijarme mucho más, mientras kai busca el árbol perfecto. Ve una paloma y intenta cazarla, le encanta jugar con ellas... Y con todo, y al salir la paloma volando se queda desconsolado y me mira con sus ojos color miel, para girarse y seguir en busca de su árbol.
Llegamos al final de la calle y damos la vuelta, y la vuelvo a ver, ahora intentando avanzar unos metros mientras los gemelos demandan algo de beber. Ella saca una botella de fanta, de entre sus bolsas, y les da un sorbito a cada uno. La nena sigue dormida en su carrito, los nenes salen correteando, jugando entre ellos y me roban una sonrisa... Mis ojos se desvían del rojo de sus jerseys al rojo pasión del pañuelo de su madre, para acabar viéndome en sus ojos... Ella me mira una décima de segundo y en ese momento para mi eterno, me recuerda lo sencillo de la vida, mientras las palomas revolotean y los niños ríen. Su mirada calmada, sonriente, fuerte, parece hablarme: "Es sencillo, simplemente vive"... Dura justo un segundo, no me resisto y bajo la mirada...
Tengo tantas cosas en mi cabeza, tantas preguntas sin respuesta. Tanto miedo por sentirme andando en un territorio cambiante a cada paso. Y la respuesta es fácil, y tan compleja al tiempo. En el fondo no es tan difícil dejarse llevar, no es tan complicado ser feliz y sin embargo nos da miedo. Siento remolinos en mi interior y unas ganas enormes de salir volando, pero sé que no es ese el camino.
Desde mi atalaya, en este cabo de costa, con el mar rugiendo a 20 metros bajo de mi, y una caída en picado, miro el horizonte, hasta donde la vista se me pierde, confundida entre el malva del cielo y el azul prusia del mediterráneo, el aire fresco me corta los labios y remueve mi pelo. Siempre tengo la tentación de saltar pero no confío en mis alas imaginarias. Me relaja esta visión del mundo, desde donde todo parece de color azul. El sol se va y la noche llega, con sus estrellas cubriéndome, mientras haces de luz irrumpen en un mar, ahora negro, desde el faro que está justo a mi derecha. Desde la terraza cercana llegan las voces y las risas de los comensales, pero yo me pierdo en el susurro de las cigarras, en el arrullo de mi mar, en las estelas de los barcos que pasan... Si miro hacia el norte, casi puedo ver las luces de mi ciudad, y siento la proximidad de sus latidos. El faro hace su recorrido de nuevo y ilumina para mi un círculo de crestas blancas y azul marino. De pequeña soñaba, entre otras muchas cosas, con ser farera, farera de un faro en alguna pequeña isla de mi Mediterráneo querido. Soñaba tantas cosas de pequeña, algunas siguen siendo sueños, otras se hicieron realidad, aunque tal vez no como yo las imaginé... Me llega otra bocanada de aire de mar, mezclado con frituras, y al cerrar los ojos por un segundo, veo esos ojos mirándome desde otra parte... Que sencillo y que difícil, seguir la estela que dejan nuestros sueños, para hacer con nuestros pasos este recorrido... Dejo que la brisa me meza un segundo más, mientras mi piel se eriza, hace fresco ya, el otoño se hace presente. Vuelvo a mi coche y me dejo llevar por carreteras de asfalto que se vuelven como ríos que me llevan hasta otra realidad... No hay paz en mi cabeza, resuenan tus palabras y las mías, resuena sobre ellas el silencio. No temo el silencio, más temo a las palabras que limitan y ponen nombres, que atan o desatan, que prohíben, complican, lían y enredan... Temo, siempre temo al pensamiento, al bullicio incontrolado, al mismo miedo... Es todo tan sencillo como ver el mar chocar contra las rocas, como labios enredados abrazándose, simplemente besando, sencillez de un beso, de un abrazo, de las sonrisas, de miradas cómplices, del vaivén de este dejarse llevar... Las velas no las rompe el viento, cuando el barco sigue sus designios...
No hay caminos de baldosas amarillas, y sin embargo es mucho más sencillo que todo eso. "El camino se hace al andar" ¿pero cómo hay que andar?
"Simplemente pon un pie delante del otro, simplemente da un paso tras otro y cuando vayas a darte cuenta veras la senda que no has de volver a pisar". Tal vez sería más fácil descansar a la sombra de este manzano mientras las estaciones pasan, los días, los años... Eso es más complicado, porque no se puede asistir impasible al espectáculo de tu propia vida, cuando tu la protagonizas. "Sólo pon un pie delante del otro..."
Bien, supongo que esa es la respuesta que buscamos, a tus miedos. A los míos. Habrá que andar a pasos cortitos, muy despacito para no perder el equilibrio, pero sin dejar este camino que estamos andando... Y ser felices con la sencillez que la vida nos ofrece, sin más, como esa puesta de sol a la orilla del mar... Como tu sonrisa reflejada en la mía, como una lágrima resbalando en la mejilla, como el sabor de las fresas cuando ya no es temporada, como la hoja que flota en el lago, mecida por la brisa...
Besos y sed felices
miércoles, octubre 11, 2006
La Cita
Habíamos lidiado entre palabras, un duelo a puño y letra, a silencios de entrelíneas y a corazón abierto.
La necesidad se hizo evidente, y la invitación demasiado atractiva. Apenas dos días fueron suficientes para pactar una cita.
Y allí estábamos, un coche junto al otro, yo llegué algo más tarde, tú me esperabas impaciente, tal vez, por saber si lo que tanto habías imaginado correspondía a la realidad, si lo que los silencios te habían mostrado eran reflejo de tu universo.
te acercaste a mi, sonriendo, mirada pícara, curiosidad, y las ganas que ambos teníamos por vernos cara a cara, por lidiar nuestro duelo sin pantallas de por medio.
Dos besos suaves y nerviosos fueron el preámbulo de una cena divertida, interesante, sugerente, donde la comida italiana fue como una premonición de lo que la noche deparaba.
Fue complicado elegir los platos, tan absortos como estábamos en mirarnos y reconocernos, en reírnos y provocarnos, y los camareros, cómplices de nuestro juego, esperaban pacientes nuestras demandas.
Jugaste con lo que entre palabras habías descubierto, para coquetear con mi lado más tierno.
El deseo se apoderaba de tus labios, pero paciente esperaste justo el momento apropiado. Unas copas, unas canciones y esa irresistible necesidad de comernos a besos, lentamente, que este es nuestro momento.
La noche se nos hizo corta, las horas parecían volar tan rápido como nuestra ropa, mientras nos despojábamos de todo lo vivido, para mostrarnos por un momento, y dejarnos llevar en un abrazo, en ese instante regalado al deseo, mientras tus labios se enredaban con los míos, mientras mi piel se envolvía con la tuya, dos cuerpos enlazados, entre caricias y besos, ajenos al tiempo, al silencio y al universo… Perdidos en ese instante cedido a la pasión tanto tiempo soñada, tanto tiempo escondida en palabras escritas y juegos del verbo, ahora olvidados al hacerse carne, convertidos por fin en dos realidades…
La mañana nos sorprendió entre juegos y caricias, y entre besos maldijimos al reloj por no pararse. Que difícil separarse, cuando el deseo se hace cómplice del abrazo. Qué difícil dejar de besarse cuando los labios no quieren saciarse. Qué difícil, ahora que por fin nos decidimos, y que dulce imaginar ese nuevo encuentro….
Besos y sed felices
viernes, octubre 06, 2006
El reto
Se que vas a leer las palabras que escriba, por eso voy a escribir de nuevo en mis silencios.
Voy a demorarme en este preciso momento, para saborear cada uno de esos silencios que dejamos, para encontrar lo que se dice en un beso... Y disfrutarlo mientras callo y me dejo perder en tu mirada fija, clavada en la mía.
Y mientras callo vas a rozarme distraído la piel que te deje al descubierto. Lo sé, para encontrar la palabra que no pienso pronunciar. El silencio que voy a pausar, paladear, derramar sobre tu lengua una vez más.
Voy a bailar una vez más como un ángel caído en Nappoli, mientras me miras sorprendido sin sueño a pesar de no haber dormido, y otra vez te callas; que bien se nos da pasearnos entre espacios interverbales, con la mirada cómplice de quien adivina nuestro encuentro sin saberlo.
Voy a comerme lentamente este espacio entre silencio y palabra, voy a dejar que me encuentres desprevenida y sonreirte pícara justo de esa forma que no aguantas.
Te retaré para que mantengas mi mirada y te distraeré con juegos de manos para que no resistas la tentación de devorarme lentamente, muy lentamente...
Fingiré de nuevo mi sorpresa cuando me robes un beso ente verso y verso cantado sin perder la intención de volverte loco y retarte de nuevo a duelo.
Te esperaré una vez más al otro lado de la pantalla, para traerte a este lado del silencio, que no todo lo que se escribe se quedó en mis besos, que no todos tus besos los convertí en versos, por no comprometer mi silencio a tu universo, que ambos sabemos que este juego es nuestro, que en este duelo ambos vencemos y ambos... perdemos.
Besos y sed felices
lunes, octubre 02, 2006
Los silencios vuelven a conquistar las ondas
Os recuerdo la web:
http://www.radiopego.com
Teneis instrucciones en la página para conectaros con el windows media player. Por si no entendeis mucho el valenciano, os resumo: Una vez abierto el windows media player, desplegais con el secundario del ratón el menú. Elegis la opción de "archivo" y del menu que se despliega "abrir dirección URL" y se os abrirá una ventanita. Ahi escribis esto:
http://www.radiopego.com:8000/
Y le dais a aceptar.
El programa se llama "El que les paraules no diuen" y se emitirá entre las 10 y las 11 de la noche a partir del miércoles, todos los miércoles. Tranquilos los no valencianoparlantes. Aunque el programa tiene el nombre en valenciano y lo suelo comenzar en valenciano, tiene una gran parte en castellano.
Teneis un email: paraules@ono.com
En este email, podeis enviar si quereis relatos o poemas, o cualquier cosa que querais.
Besitos a todos, ah, y sed felices...