Siempre que llegas te escribo. Y
siempre me respondes con tu cándida melancolía, con las hojas que
caen de los árboles, con las noches más largas y los días más
fríos...
Sé que este año te dejé sin tu
regalo. Pero tú no fallaste, puntual a tu cita, trajiste lluvia y
viento, frío y olor a tierra fresca y a fuego en el hogar.
Y yo, distraída como estuve, no te
dejé palabras ni silencios. Que cabeza la mía, mi querido Otoño
melancólico, que me traes como siempre naranjas y chocolate y yo no
te abro la puerta de mi alma.
Aquí estoy sin embargo, querido
atardecer del año, saboreándote como siempre, acurrucada en mi
chaqueta de lana mirando el cielo estrellado que hoy, sin embargo, me
ofreces. No creas que no te he extrañado, es más, casi te percibí
en verano y me alegré de saber que ahí estabas, pendiente de hacer
tu entrada triunfal.
Yo no te olvido ni olvido tus palabras
con silencios cargadas, con secretos y esperanzas. Te traigo como
cada año este presente, para que puedas regodearte en tu sabia
melancolía y dejar que mis sueños vuelen entre tu manto y tus hojas
caídas.
Voy a mirarte madurar y convertirte
poquito a poco en invierno blanco, no puedo olvidar que yo llegué
cuando tú casi te marchabas, por eso tal vez te tenga tan presente
siempre.
En breve nos regalarás la hora que se
fue en primavera y nos ofrecerás con ella un poquito más de luz,
antes de que los días se vuelvan inevitablemente cortos y las noches
largas y prometedoras.
Ven, acércate y disfruta conmigo de
este té de proyectos y sueños, de regalos que brotarán en
primavera, como las flores de azahar y las fresas. Disfrutemos juntos
de esta promesa que viene creciendo lenta y paciente, cocinada al
lento fuego de tres estaciones.
Déjame que te diga, querido Otoño,
que aún sin escribirte, he ido dejando huellas y besos en cada uno
de tus días, sólo para que no me olvides, para que sepas que
incluso cuando más Otoño eres, más me gustas, a pesar del aliento
gélido con el que me saludas cada noche.
Te regalo este año una carta, una
promesa y sonrisas. No hace falta que te explique...
Besos y sed felices
5 comentarios:
Hola Esthersita
Oye, que esta carta tuya al otoño- tu otoño. podría ser mi carta al otoño- mí otoño-
Aquí aún no hay naranjas, pero el chocolate ya llegó:)
Espero que estés bien y disfrutes el otoño y el invierno y la primavera y...
Besos
maravilloso...
Kuxo
Mi querida Triniá, yo la comparto contigo y todo solucionado, jejeje... Me alegra que te haya gustado.
Estoy muy bien, ajetreada, pero muy bien. Aunque voy a intentar retomar esta buena costumbre.... Por cierto, en Valencia tenemos naranjas, pero aquí en Glasgow no hay demasiadas, eso sí, cholota sí jejeje
Besitos
Vaya, mi querido Kuxito, que alegría verte aquí, justo donde nos conocimos... Fue tu culpa, que lo sepas. Se me antojó escribir después de nuestro "rifi-rafe" y ahora no puedo saltarme los antojos, jejeje...
Besitos
Gracias por este poema Esther, me alegra que hayas vuelto a la pluma, o mas bien al teclado...
De nada Diego, es un placer volver... A ver si cojo el tranquillo otra vez, jejeje...
Besitos
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