Acaso la estrellita minúscula, esa que ni siquiera tiene nombre, sólo una hilera de letras y números para designarla, piensa en los ojos que ahora la miran y se queda en ellos, para volverse un poco mirada, un poco ternura, un poco el silencio que da paso a un beso...
342.879.561. Así se llamaba. Una hilera inmensa de números que alguien un día decidió colgarle como nombre. Pobre estrellita. Ella que quería ser algo más que un simple punto mirando desde allá arriba... Pero era demasiado pequeña, demasiado poca cosa. Ella no era una Estrella Polar, no. Ni siquiera era parte importante de alguna de esas constelaciones tan populares que los amantes, a veces, se regalaban... "Mira ¿ves ese grupo de estrellas que forman como una M? Eso es Casiopea. ¿Te gusta? Si pudiera te las bajaba todas para colgarlas de tu pelo".
342.879.561 le gustaba mirar a los viandantes de las grandes ciudades. Era como espiar pues su luz era tan poquita cosa, que con la contaminación lumínica, casi era imposible verla. Veía las parejitas, paseando abrazadas, susurrándose cosas al oído. Veía a las chicas guapas corretear entre transeuntes y coches, con sus zapatos de tacón alto, en busca de taxis cuando hacía frío. Los ejecutivos, siempre con sus trajes impecables, hablando a menudo por el móvil, y sin prestar atención a nada. Los barrenderos, unos cantándole a la luna, otros barriendo deprisa para acabar pronto...
Y los solitarios, los románticos solitarios que se dejaban el alma en cada suspiro, mientras paseaban lento, saboreando cada paso, a veces con un cigarro que fumaban con parsimonia, la mente abstraída y lanzando, a ratos, miradas al cielo. Parecía que la miraran a los ojos.
Le gustaban los solitarios, pues sabía que eran los pocos que realmente la miraban, aunque no la vieran siempre. La miraban con los ojos del alma, y con los de la cara. Brillaban sus ojos al reflejarse en su luz, y se tornaban más hermosos aún si cabe, perdiendo por un instante la frialdad de sus vidas desangeladas. Andaban en equilibrio entre la felicidad de las pequeñas cosas, y la soledad, que no siempre es bienvenida. Bailoteaban con la luna, cuando nadie les miraba, se confesaban a los astros, se enamoraban del mar y se dejaban engatusar por rayos de sol, gotas de lluvia y luces de neón.
Los solitarios hablaban con ella en las noches sin luna. Dejaban sus ciudades y se perdían en playas o montañas tranquilas, y la miraban fijamente a los ojos y le contaban en secreto sus anhelos.
A veces los solitarios se encontraban entre ellos y iban juntos a contarle secretos. Entonces se quedaban largo rato mirando su luz cálida y suave, hasta que ella se prendía de sus ojos, y entonces ocurría que se volvía mirada enamorada entre ellos, repartiendo ternura en sus manos, dulzura en sus voces, cálidas caricias y besos lentos, acompasados al ritmo de dos corazones perdidos un instante y encontrándose encontrados. Ella era el silencio en sus palabras, la calma sugerente de la noche, la caricia de él en la mejilla de ella. Los labios de ella apenas rozando los de él...
Y en ese momento en que hasta el tiempo se paraba por no molestar, ella se dejaba caer, como suave polvo de estrellas para impregnarse de su alma, la de ellos y volverse corazón...
Besos y sed Felices
19 comentarios:
Me acordé de una canción hermosa (me identificó mucho, es triste)...
Se llama "Polvo de Estrellas", autor:Pablo Montañez
Besos,
Hola Huaso. Stardust significa "polvo de estrellas". Es posible que la canción de Pablo sea una versión en castellano de la que aparece en el post. Es un clásico, que yo he incluído en una de sus versiones, en mi opinión, más hermosas, de uno de los maestros del Jazz y el Soul, además de gran pianista, Nat King Cole, antes de pasarse a los boleros en un pésimo castellano.
No lo sé porque no conozco la canción de Pablo Montañez.
Besitos...
No es inusual ver como la triste estrella hurta el nombre a un solitario entregado, de éste modo se deshace de su larga lista numérica o de su simple anonimato... es cuando la estrella te mira y te enamora, cuando ya tu nombre es el suyo... pasando a ser un anónimo solitario.
Tal vez, sólo se comparte... quien sabe.
Bienvenido, Almafuerte, un placer verte aquí. Espero que vengas muchas veces más.
Besitos
Es ciertamente increíble, que toda la humanidad mire estrellas a miles de años luz, cuando lo más probable es que ya estén muertas. Es inquietante. En este sentido, los solitarios que describes, estarían realmente solos de toda soledad. Por otro lado, Te iba a preguntar cómo estás, pero no lo hago, te leo en plena forma. Muy bien, Esther.
Besos
Hola Redmon. Acabas de cargarte el romanticismo de mi historia, volviendo a la realidad científica de las estrellas, jejejejeje, ains...
De mi constipado, estoy mejor, pero aún me queda cañita que darle. Gracias, guapo.
Besitosss
Estoy...
Nuevamente...
holaaaa ya estoy aquiii!!!! mas estrellada que nuncaaaa, aainnsss creo que en mi proxima vida sere cupido y si me hacen santa sere santa valentina uuuffff besitos tataaaaa por cierto muy bonito lo de las estrellas, sabes que e leido yo ahi? que aveces todos nos sentimos como una estrella numerada y no como una osa polar, en finn .. tu ya sabes mmuuakkss wapaa
Me alegra saberlo, Huaso...
Besitos
Ains tata, tu es que lees unas cosassss.... Menos mal que queda gente como tú que cree en el amor. Jejeje... Yo me quedo con las hadas que son más monas y además no duelen.
Besitosssssss boyito
Pobre estrella, como bien menciono en mi último post, no me gusta ser sólo un número...es bueno por eso que se robr un nombre, o algún romántico se lo dé, le dá el significado de existir...
Un beso
Por eso se convierte en corazón, BAR, para tener nombre... y algo más. Me alegra verte, te echaba de menos, guapa.
Besitos
yo estoy entre un space oddity, ziggy stardust y lady stardust
-y eso que recién empecé con Bowie!!!
Hola Nennella... Bienvenida
Besitos
Qué lindo escrito!!!
En mi tierra se dice mucho eso de "Un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero". Todos tenemos un papel en esta novela.
XXX
Gracias Esther. Vaya, veo que ya volviste de tus vacaciones... Me alegra verte por aquí de nuevo.
En mi tierra también se dice eso, jejeje... Y sí, todos tenemos nuestra cosita que hacer...
Besitos guapa
Lo que escribes me hace tambien pensar com a Redmond, pero en otro sentido. ¿No deberíamos mirar hacia nosotros mismos, cuando miramos hacia las estrellas?
Son en esos momentos de soledad cuando mas podemos investigar y conocernos, crecer en una palabra.
De hecho creo, que la madurez son el cumulo de esos momentos, en que en vez de mirar a las estrellas mmiramos pa'dentro, y descubrimos que dentro hay alguien.
Hola Chicha, cuanto tiempo sin verte por aquí.
¿Y no se te ha ocurrido que pudiera ser que al mirar ciertas estrellas, más que mirar hacia arriba, estamos mirando hacia nuestro propio epicentro?... Piensalo...
Besitos
Todos tenemos algo de esa estrella que describes en tu historia.
Un placer seguir leyendote.
Besos.
Hola Rubén. Cuanto tiempo sin verte, cielo. Te echaba de menos.
Un besito grande
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