Este fin de semana acabarán todas las celebraciones relacionadas con la Fiesta de la Carne, o lo que es lo mismo, el Carnaval. Una fiesta a caballo entre lo pagano y lo religioso, pues aunque de origen pagano, tiene su inicio y su final en función del calendario religioso católico cristiano.
El carnaval se celebra de muchas formas alrededor del globo terraqueo. El más vistoso y llamativo, sin duda es el de Río de Janeiro, con sus escuelas de samba... Otros carnavales afamados, con importantes desfiles son, por ejemplo, el de New Orleans o el del barrio de Portobello, en Londres. El que tiene más glamour, sin duda, es el de Venecia, con sus trajes de época y sus máscaras...
En España los tenemos de todo tipo: Desde los más ancestrales, como los que se celebran en algunas poblaciones de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco, pasando por carnavales multitudinarios, como el de Vinaroz, los que son al más puro estilo tropical, como los de las Canarias, con ese toque de humor tan nuestro lo encontramos en Cádiz y sus chirigotas, llenos de tradición festera, como el de Pego...
En carnaval todo vale, con tal de disfrazarlo, esa es la clave... Así el pueblo disfraza sus miserias y las saca a la calle sin pudor, los defectos se vuelven virtudes, la fealdad hermosura, los buenos son malos y los malos buenos y por una semana el mundo olvida sus problemas para envolverse en una piel que no es la suya y ser otro.
Y yo siempre me hago la misma pregunta ¿acaso no nos disfrazaremos para dejar salir por una vez al año (que no hace daño) lo que de verdad somos? quizá el verdadero disfraz lo llevamos todos los días, y al ponernos la máscara, en realidad nos la quitamos... En carnaval, ya sea por el antifaz o por el alcohol, siempre se vuelven los mentirosos sinceros y por una vez al año (que ya sabes que no hace daño) te dejan saber lo que realmente son...
Mañana enterraremos una vez más a la sardina sin saber quien fue el que la pescó, dejaremos atrás una semana o dos (según el sitio) de desfase, alcohol, drogas y sexo (no en vano repartían preservativos en el de Río de Janeiro) para volver a nuestras vidas menos alocadas y más sosas en la mayor parte de los casos...
Sigo soñando con visitar algún día Venecia en estos días, poder retratar con mil fotos en blanco y negro cada rincón de esta bella ciudad que se vuelve más bella si cabe en estas fechas, y hasta enfundarme uno de esos abultados trajes y sentirme por un día cortesana (con su libre albedrío incluído). Y mientras, si me lo permitis, yo me quedo con la máscara puesta, que esto de mirar a través de otro rostro tiene su encanto...
Besos y sed felices
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