miércoles, diciembre 12, 2007

Trescientas sesenta y cinco palabras y sus silencios

Llegado este momento en que el año toca a su fin, me siento, en los adentros de mi alma, junto a la chimenea del corazón, cara a cara con mi vida, la invito a una taza de té y, como la que habla con una buena amiga, le pregunto que hay de nuevo. Ella, con voz pausada, me relata todo aquello que hemos pasado juntas, lo bueno y lo malo. Me mira con ternura a los ojos cuando el recuerdo es triste, como el de mi abuela que decidió una tarde cálida de verano, irse con el sol. Me sonríe tierna mi vida, cuando recordamos esos pequeños espacios robados a la felicidad, las tardes en Granada, con buena compañía, las fiestas, junto a mi buen amigo, con quien redescubrí a mi nenita interior, que andaba algo escondida... Volver a Marrakech y dejarse llevar por sus calles, Djmaa el Fna y su ambiente nocturno, los amigos de esa parte del mundo y un pedacito de Senegal en una terraza marroquí.

Mi vida me recuerda seria los momentos más duros, los retos, como volver a estudiar y salir airosa en la batalla, superar miedos y fracasos y volver, una vez tras otra, a levantar el vuelo como un buen Ave Fénix.

Es en este momento exacto, cuando volvemos a mirar diciembre, el mes en el que nacimos, mes que es principio y fin a un tiempo, en que, frente a la chimenea, el frío rodeando las paredes de nuestro refugio, ambas nos batimos, como dos guerreras irreductibles, contra el tiempo, enemigo común, y nos retamos, como las más nobles de las rivales, para que el año venidero nos maraville a ambas, de nuevo, con una lluvia de sorpresas y acontecimientos que nos recuerden que no podemos vivir la una sin la otra, que yo soy ella y ella es mi vida, y por más que a veces estemos reñidas y no nos entendamos, en el fondo nos amamos. Es en ese instante cuando nos abrazamos y ella renace como un ave sublime, para retomar el vuelo y así indicarme un nuevo rumbo a seguir.

Besos y sed felices



Promocion Navidad

martes, diciembre 11, 2007

Alguien que cuide de mí



Recuerdo un día de sol, entrando el otoño, los columpios a los pies de los chopos, los chopos moviendo sus ramas al ritmo que el viento les marcaba y yo columpiándome. Tendría unos seis o siete años. Mis amigas se columpiaban a mi lado. Hablábamos del futuro, ellas se veían casadas con un médico o un abogado, con muchos niños. Amas de casa, idea que mezclaban con las nuevas que llegaban para las mujeres en aquellos momentos de transición y cambios... No hacía mucho que había muerto en un trágico accidente de avión, en Alaska, Félix Rodríguez de la Fuente, mi gran ídolo... Y mientras ellas hablaban de casas llenas de niños, de maridos perfectos y vidas en rosa chicle, yo les decía que nunca me casaría y que desdeluego no tendría hijos. Yo entonces soñaba con ser reportera gráfica de primera línea de frente, como aquellos que tomaban las fotos en Vietnam. Y si no, sería como Félix Rodríguez de la Fuente. Consideraba yo en aquel entonces que era, en ambos casos, una vida no exenta de peligro y no podía arriesgarme a dejar una familia rota si perdía la vida.

En aquellos días, mientras mi familia se iba rompiendo en pedazos, yo me escudaba del miedo negándome a lo convencional. Y en secreto soñaba con príncipes azules bailando conmigo, mientras pájaros y ardillas cantaban para nosotros.

Me he pasado media vida topándome con los tipos menos adecuados, escapando del príncipe azul por la puerta de atrás.

Anhelo los abrazos, las muestras de amor, escuchar dos simples palabras dichas desde el fondo. Alguien que cuide de mí. Alguien a quien cuidar. Alguien que quiera matarme y se mate por mí.

Hay momentos en que miro el silencio de mi casa vacía. Escucho la imagen solitaria que el espejo me devuelve y toco el aroma ausente que no acaricia mi piel... No es difícil encontrar alguien que caliente el espacio vacío de mi cama. Pero anhelo aquellas palabras absurdas, esas pequeñas tonterías, esos momentos robados a un beso.

Asumo que la vida está demasiado cara como para que alguien quiera arriesgarse... Y a veces me pregunto si alguna vez alguien me querrá. A pesar de aceptar la realidad, hay una princesita traviesa paseándose por el laberinto de mi alma, que a veces me pregunta por el príncipe que venga a rescatarla, para consentirla y hasta dejarla libre de mis cadenas.

Hay días que miro sin mirar y me dejo llevar por los sueños, vuelvo a ser Buttercup y espero ese canalla capaz de repetirme, hasta la saciedad “como desees” por no decir “te amo”, que a veces es más fácil buscar sinónimos.

Y no es que necesite a nadie para ser feliz, pero quisiera poder dejarme llevar a veces, tener un regazo donde descansar mi cabeza y poder cerrar los ojos. Hace tanto tiempo que escuché por última vez “te amo”, que he olvidado el sonido de esas palabras, el revuelo de mariposas, lo bien que a veces sienta saberse la protagonista del sueño de otro.

Hay momentos en que el rosa no me parece un color tan repelente...

Besos y sed felices



miércoles, noviembre 28, 2007

Convergencia


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Cierro los ojos, te presiento cerca. Los abro y veo tu mirada acariciando lentamente cada centímetro de mi piel. Mojas tus labios y sigues recorriéndome entera, ahora persigues mi aroma y mantienes la distancia exacta que deja demasiado lejos tus manos y demasiado cerca tu aliento, pero no me dejas acariciarte, te limitas a respirarme, como si yo fuera el aire que necesitas para vivir.

Acercas de nuevo tu mirada a la mía. Me sonríes, pícaro, y tus dedos rozan, casi de manera accidental, mi pecho. Me estremezco y por un segundo me distraigo y aprovechas el descuido para besarme.

Tus labios se apoderan de los míos, tu lengua escruta el laberinto de mi boca. Me paladeas, como si fuera el mejor de los vinos, buscas los matices, y me bebes con la sed del que desea embriagarse de pasión. Me separo un segundo del abrazo de tus labios y busco tu mirada, pero vuelves de nuevo a enredarte en un beso prolongado y empiezo a perder la noción del tiempo.

Tu mano recorre mi espalda, mi nuca, se enreda en mi pelo y vuelve de nuevo a mi nuca para ceñirme a ti, con la vehemencia del tiempo en que no me has gozado, y es tu abrazo quien me confiesa cuanto me echabas de menos.

Separas tus labios de mi boca y recorres con ellos el linde de mi cara, para regocijarte en mi cuello, asumiéndolo, asediando cada centímetro de piel, y tus manos recorren mi cintura, buscan mis caderas, aprehendiendo para sí todo lo que encuentran.

Me abrazas un momento y me susurras al oído esas palabras que no me dirías nunca en voz alta. Vuelves a tomar mi cuerpo que ya es tuyo y me llevas, sin mediar palabra, a tu cama, tu territorio, y sé que aceptaré sin miramientos tu pleitesía, mientras te entregas de nuevo al vicio de mis caricias, a la adicción de mis besos, al exceso de beberte mi cuerpo entero, a la tentación de que mi lengua recorra toda tu piel sin recato, y a pesar del frío que hace fuera, entre tu cuerpo y el mío el calor es extremo.

Te rindes a mis manos, que juegan contigo, te acarician, te provocan, y luego te dejan con las ganas de más, y me suplicas que no pare, y yo, perversa, te hago sufrir lo justo, para volver a devorarte luego, con el ansia que confiesa cuanto te echaba de menos.

Cambias las tornas y me abates, ahora mandas tú y me sometes a tus labios. Pierdo el control, dominada por tu lengua y me entrego extenuada en convulsiones de placer, pero no me das tregua, sigues acariciándome, cabalgas sobre mí, domándome a puro fuego.

Te doblego ahora, te dejas vencer y yo marco el ritmo, llevándote al mismo cielo y dejándote descender luego para volver a elevarte una vez tras otra hasta que caes exhausto en mi abrazo.

Me besas dulce, me miras hablándome sin palabras, me acaricias y al fin te duermes envolviéndome con tu cuerpo.

Besos y sed felices

lunes, noviembre 19, 2007

¿Qué voy a hacer sin ti?

¿Y que voy a hacer con todas estas caricias, con todos estos besos, con estos abrazos que esperaban colmar tus días, ser tu abrigo, el cobijo de tus sueños?

¿Dónde voy a guardar ahora este cariño, este deseo que sólo se calmaba en el calor de tu regazo?

¿Qué voy a decirles a mis sueños, que locos se volvían cada vez que tu me mirabas, que entre tus caricias, hacían ellos su casa?

¿Cómo voy a explicarle a mi sonrisa que ya no puede esperar tus besos, cómo le voy a decir que no serán tus palabras las que vengan a robarla, ni tu alma el hogar que ella buscaba?

¿Quién va a explicarle a mis ojos que ya no pueden perderse en tu mirada, que tu te has ido y ya sólo me queda tu espalda?

¿Cómo voy a calmar este frío, quien va abrazarme en estas noches largas, que voy a hacer con este amor que en secreto te rondaba?

Antes de irte, dime ¿qué voy a hacer, si tu no vuelves, con este corazón que sin ti no late, que a ti te nombra y que de tu abrazo, de tus besos se alimentaba?




Besos y sed felices

jueves, noviembre 15, 2007

Batallas perdidas



Desafiando mi propio destino, una vez más, me enfrenté al miedo y a la prudencia. He vuelto a alzar mi espada, a calzarme el escudo en mi brazo, a mirar desafiante a mi propio destino.

Y una vez más mi destino ha vuelto a recordarme quien tiene las de ganar en esta batalla sin sentido.

Volví a cerrar los ojos al pasado, a mirar hacia delante a pensar que tal vez no erraría de nuevo mis pasos. Y una vez más estoy aquí, herida, y esta vez de muerte. Sin más fuerzas para más cruzadas.

He alzado mi espada, cargado mi escudo, llevado esta pesada armadura, hecha del dolor de cada derrota. He tensado nuevamente mi arco, he afilado mi daga y ensillado mi caballo tantas veces que ya he perdido la cuenta. Y una vez más he caído a los pies de mi mala suerte, de mis pasos desacertados, de mis errores constantes, de mí misma a fin de cuentas.

He aporreado mi muro tantas veces como veces he caído. Me he revelado contra mi suerte y mi designio. He bebido la sangre de mis heridas, me he comido mi propio corazón descuartizado, he limpiado mis llagas con mis lágrimas, me he reído de mi suerte, he ardido y resurgido de mis propios fracasos. Y otra vez estoy aquí, el alma hecha añicos, sin corazón ni hueco, desangrándome por mil heridas engangrenadas y llenas de gusanos que claman por mi aniquilación.

He luchado. Le he dado la espalda a mis errores y mis fracasos. Me he levantado tantas veces como he caído. Menos una. Menos esta última. Ha llegado el descanso de esta guerrera. Ha llegado el momento de no luchar más, de entregar las armas.

He lidiado todas mis batallas y todas las he perdido. Sé que hay ahí fuera quien me dirá que la próxima será distinta. Sé que hay quien confía en mi victoria arguyendo que lo merezco. Pero es mentira. No merezco nada. Sólo este desasosiego, este vacío, este crepitar de llamas que empiezan a convertirme en cenizas. Pero yo no soy el ave fénix y esta vez voy a dejarme consumir en este fuego. Ha llegado el fin, el momento de marcharse. Se acabó mi tiempo.

Besos y sed felices

Porque hay momentos en que lo mejor tal vez sea rendirse. O morir con las botas puestas.

jueves, octubre 25, 2007

Amar



Mi cabeza anda preguntándose que es amar.. Y por más que intento darle explicaciones, ella, tozuda, insiste. Y yo merodeo la pregunta, la revuelvo y acabo encontrándome ante un muro hecho de interrogantes sin respuesta y queriendo saber si acaso pude perder la capacidad para amar en el camino. O si alguna vez he amado, lo que se dice amar, amar con el alma, o con el corazón.

Como se puede saber si todavía existe la posibilidad, si a pesar de tantos errores o caminos equivocados, aún hay algo dentro capaz de sentir mariposas revoloteando en mi interior. Tal vez la equivocación no fue amar o entregarse, tal vez nunca he amado realmente. Y cómo se puede saber que una sabe lo que es amar si ni tan siquiera puedo saber si alguna vez he amado.

A fuerza de caerme una vez tras otra, ahora siento miedo, tanto tanto miedo que ni siquiera sé si puedo amar. Y aquí ando, lágrima en mano, el corazón perdido en las batallas, la lluvia cayendo y yo buscando respuestas donde no las hay.

Se me remueve algo dentro cuando me besa, sus abrazos son el refugio donde quisiera vivir mi vida, pero no sé que siento, ni tampoco que voy a sentir o si al sentir lo que siento a la larga acabaré amándole.

Más que nunca camino a ciegas, tropezando en el camino con mis propias torpezas y la duda en el alma, y mi huequito de corazón palpitando, a veces ensanchándose, otras, en cambio, achicando, doliendo como la muela del juicio ¿será que está naciendo un corazón nuevo?.

Ahora que parece que él camina hacia delante, dejándose llevar, aunque con reservas, soy yo la que se queda paralizada en esta oscuridad, rodeada de mil dudas, de mil miedos, hasta de los celos que nunca concebí, y en este entreacto dudo de mi capacidad para sentir y vuelvo a tropezar con mi confusión, el frío se apodera de mi y pienso que tal vez no sea capaz de librar esta batalla...

La batalla del amor, del sentimiento a puro fuego, dejando a un lado la razón, entregarse a una caricia y dormirse en el cálido lecho de un beso dulce. Sentir que el sueño de él llega con mi abrazo, que podría quedarme eternamente en su mirada, sin palabras, y pensar que podría ser éste el camino que he estado buscando toda mi vida... Y tengo miedo, mucho miedo, tanto que me encoge el alma y llena todos los espacios vacíos de mil preguntas sin respuesta, quiero saber lo que nadie puede decirme, andar diez pasos por delante de mis pasos, y en el empeño caigo al suelo, aunque en esta oscura sala noto que no estoy sola, que es su mano la que para mi caída. A pesar de sus miedos, él no se ha ido, sigue a tientas buscando sus propias respuestas, pero no puedo evitar estar a la espera de su partida y ese es sin duda mi mayor miedo...

¿Y si no sé amarle, después de todo?¿y sí acabo haciéndole el daño que prometí no hacerle? Mis manos acarician su piel como si fuera el más delicado lienzo, mis besos se posan en sus labios como mariposas, apenas rozando por no despertar sus miedos. Y mientras duerme, y le oigo respirar, lentamente mi alma evoca dos palabras y cinco letras que mi boca no osa pronunciar, en cambio mi mente vuelve a preguntar por enésima vez, qué es amar...



Besos y sed felices

jueves, octubre 18, 2007

Buster, La General y yo



Cuando era pequeña me sentaba, a eso de la media tarde, delante de la tele, sin nada más que hacer, aparte de jugar. Era habitual entonces que a esas horas, y dentro de la programación infantil, pusieran películas de cine mudo. Me encantaban. Me quedaba embobada mirando la pantalla. Recuerdo aquella escena del mítico Harold Lloyd colgado del reloj... pero también recuerdo a aquel chico de mirada triste, Buster keaton, al que las cosas le salían peor todavía que al mismísimo Charlot. Recuerdo, sobretodo, “El maquinista de la General”. En aquella época mi juguete favorito era una locomotora de hojalata, que hacía el ruido del tren y pitaba, girando sobre sí. La General era aquella máquina y Buster su conductor. La verdad es que yo no sabía entonces mucho de guerras ni de hombres de uniforme, pero sí tenía claro que yo quería, por encima de todo, conducir aquella preciosidad. Me imaginaba junto a Buster, echando carbón a la caldera, o intentando, por encima de todo que no la dañaran. Me imagino sentada junto a él en el riel de las ruedas, mientras la máquina se pone en marcha, improvisando un balancín para animarnos después del rechazo de su novia.

Buster se pasa casi todo el tiempo intentando recuperar a sus dos amores: a Annabel porque si no es del ejército, ya no le quiere, y a la General porque unos desertores se la han robado. Y así, entre intentos fallidos, que al final salen bien, como el del cañón, que casi se dispara contra él mismo, como un auténtico antihéroe de los que ya no hay, recupera a Annabel y salva a la General, entrando triunfante en la estación, mientras ella, orgullosa e imponente, va dejando una hilera de silbidos y humo. Y mientras, yo, con mis ojos infantiles, mirando de hito en hito la pantalla, respirando acelerada, allí, en el suelo, sentada en la moqueta y abrazada a la locomotora de hojalata... y sonriendo porque, en aquellas películas, siempre había un final feliz.

Besos y sed felices

Este relato ya tiene tiempo, pero prometí a Enttropia que lo publicaría para que lo pudiera leer, así que lo prometido es deuda.. Besos a todos.

viernes, octubre 05, 2007

El día que fuimos felices


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El día que fui feliz no sonaban violines y tampoco había un arco iris en el firmamento, no vi florecitas lloviendo por doquier ni el cielo se volvió de mil colores.


Andaba a dos metros del suelo, y las estrellas parecían estar a mi alcance. El mundo estaba en mis manos y la música sonaba para mí.


Cuanto tiempo hacía que no recordaba cuando jugaba en casa de Alex a indios contra vaqueros, yo siempre era india y le robaba su caballo balancín para galopar por llanuras imaginarias. Él protestaba porque también quería ser indio. Y aún así siempre era yo la que cabalgaba a lomos del brioso corcel, la que jugaba con sus tesoros más preciados. Era mi amigo y aunque a veces le hacía llorar, siempre estaba dispuesto a volver a jugar conmigo una vez más...


Recuerdo ahora cuando, mucho antes, jugaba con Félix mientras mis padres cenaban con los suyos. No acababa de entender por qué él poseía “aquello” y yo no... Teníamos cuatro años y pasábamos el día haciendo carreras de coches.


Años después conocí a Alberto en Santander y nos hicimos inseparables durante el tiempo de mis vacaciones. De aquello sólo me quedan sus fotos y a veces me gustaría saber cómo encontrarle para recordar cuando yo empuñaba la espada y él el puño de Mazinguer Z.


Ahora mi niña, siempre buscando con quien jugar a piratas, se ha salido con la suya y tiene un cómplice para sus diabluras. Y no es la primera vez que se encuentra con un compañero de juegos, pero esta vez ha vuelto a recordarme que hubo una vez en que la vida siempre sonreía para mí.


Mi niña ha decidido imponerse a ratos a mí, se viste de demonio y sale dispuesta a quemar la ciudad, y ha encontrado a un compinche que acepta sus travesuras, y me pregunto como es posible que no me diera cuenta el día en que fui feliz, bailando bajo la lluvia sin más preocupaciones que el no dejar de sonreír, corriendo para ser la más hábil en los coches de choque, apostando el honor por un trago largo de cerveza y dormirse arropada entre cariños y mimos.


Saber que no importa lo que diga o lo que haga, que si mis ojos lloran, estará para que dejen de hacerlo y lograr una sonrisa que dibuje el arco iris en mi mirada.


No sé como pude despistarme el día en que viendo a un ogro verde en una pantalla enorme, alguien se reía conmigo sólo para que yo dejara atrás mi tristeza.


Creo que voy a seguir despistándome mientras mi niña se va a jugar otro ratito a tu casa. Podríamos irnos a bailar sobre los anillos de Saturno, mientras llueven palomitas, tú serás luck y yo la Princesa Leya, tu serás Jack Sparrow y yo Morgan Adams y lidiaremos una batalla en alta mar, tú a bordo del Perla Negra y yo en mi Estrella de la Mañana, sable contra sable hasta que caigamos rendidos de la risa en colchones de plumas y luego brindaremos con un par de Pitufitas mientras vemos el sol salir.


Casi me despisto, que desastre, mira que es bueno tener amigos, no me dejes perderme el próximo día que seamos felices...

Besos y sed felices

martes, septiembre 25, 2007

Vuelvo a Granada


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Atardece, gira la autovía y la veo a mis pies, bajo el cobijo de la sierra imponente... Me da la bienvenida, siempre hermosa, vestida con sus luces que empiezan a encenderse y mi corazón baila a su ritmo, cuanto te he echado de menos....

Sus calles, su río, que me lleva a mi destino, camino de la Sierra, la plaza de Carretas por la que tantas veces he pasado, la calle Navas por donde mis pies van solos, directos siempre a un mismo destino donde poder ver esas caras conocidas de nuevo, los besos, los abrazos y sentirse otra vez mimada como la niña que llevo dentro.

Una “pequeñita” y una tapita que acompañe, que bueno es reírse sin parar, y un paseo por la Gran vía, para subir la interminable cuesta del Albaicín y todo es bonito, hasta las alcantarillas. El olor a jazmín inunda las calles y allí al fondo, en la noche granadina, como una joya refulgente, brilla en lo más alto la Alhambra, enmarcada desde donde estoy por un jazminero que la rodea. Desde donde mires ella siempre está, vigilante, guardando la ciudad...

Y una caña después de la subida, que no hay una sin dos, y dos tapitas para acompañar, y más risas que nos vuelvan un poco más cercanos, que bueno es tener amigos. Que bueno es volver otra vez a pisar estas calles.


Pasaremos la noche entre calles estrechas, de pasada por Elvira, y emulando a quienes le dieron ese nombre, conquistemos sus rincones, que ya es nuestra, y nosotros de ella. Y una Piraat en la cervecería, que acompañe al shuwarhma de después y un pastelito con recuerdos a Djemaa-el-Fna, y camino a Buga, para hacer nuevos amigos y bailar toda la noche y al regreso un paseo por el río mientras la sierra nos mira y el Mulhacen, a lo lejos, sonríe...

Vuelve el sol, y salir a la calle, andar de nuevo por el camino de la Sierra dirección a Navas, donde ya espera la pequeñita y los amigos de nuevo, y otra tapita, y mientras la conversación nos enreda, las cervezas desfilan acompañadas siempre por esas delicias que salen del arte culinario de Leonidas. Y se me olvida que median 400km entre mi tierra y este rincón que hago mi casa, de okupa en la Alhambra, bebiéndome su sangre dorada a largos tragos, que no hay otra cerveza que sacie igual la sed... Y tenga tanto peligro. Subimos con la panza llena por el Camino de los Tristes, aunque nosotros vamos bien alegres, que no se diga, que no hay como saberse en casa y rodearse de quien bien te quiere, y en mis manos el amor de mi vida reteniendo para mi lo que mi memoria podría osar olvidar, y a cada disparo suyo, mi corazón late más deprisa y un paso más cerca del cielo, llegando a los jardines de palacio, donde el león aguarda tras su paso por manos expertas, ya remozado para que no se noten sus siglos, que ya son muchos los ojos que lo han visto, la lluvia que lo ha mojado, las batallas que ha vivido desde su patio, junto a sus once hermanos, mientras sostenían la fontana donde las palomas bebían, dejando surtir el agua de sus fauces como la vida misma...

Y bajar por el otro lado, dejando que el jardín nos envuelva, y las risas que nos acompañan todo el trayecto y tras una buena caminata, un paseo, y tres Shuwarhmas, de nuevo en Navas, para reponerse y la noche es testigo de otro día feliz, y las estrellas cómplices nos guiarán, de nuevo, por calles alegres, hasta que la lluvia haga su presencia y un taxista amigo me deje en casa.

Y vuelve el día, con lluvia y frío, aunque una vez en mi casa de la calle Navas, no hay frío, sólo risas, amigos, la Alhambra corriendo de su grifo y la nostalgia que empieza a avisar que ya se acerca la hora de partir, pero hay que retrasarla todo lo posible, hasta que las estrellas nos anuncien que ya no hay más tiempo y que es hora de regresar...

Pero antes es necesario un té en la tetería con sabor tuareg, y un momento de enlace entre dos tierras que amo, y mientras un trocito de corazón se queda en algún rincón de estas cuestas, otro clama desde las dunas y por un momento mis raíces ancestrales vienen a recordarme que alguna vez fui hija del desierto.

Llega la hora de la despedida, y besos y abrazos y sonrisas con miradas tristes, y la promesa de volver de nuevo, y al alejarme, veo Granada brillar con sus luces de neón y a lo lejos la sombra de la siempre presente Sierra Nevada, guardando su ciudad encantada, y un cielo lleno de estrellas que me guían hacia casa, y me dejan marcado el camino de regreso, que me he dejado un trocito de corazón en el Albaicín, para que oiga su latido cuando mire hacia el sur...

Besos y sed felices

lunes, septiembre 24, 2007

Le Mâitre Du Silence




El silencio no tiene límites, los límites los pone la palabra”... Y ayer el silencio se quedó sin su mejor traductor. Se fue en un tranquilo silencio, apacible, como siempre supo vivir cada segundo de su vida y nos dejó el mejor legado, nos enseñó como nadie a escuchar lo que las palabras no dicen.



“Señorita, por favor, ¿sería tan amable de coger una flor para mí y dármela?”

Así podía recibirte este maestro de la imaginación en cualquiera de sus clases, capaz de construir un mundo, un espacio, el universo entero tan sólo con sus manos, con su cuerpo y sin articular palabra alguna...

Ayer el silencio lloró lágrimas de palabras, dejó al aire mariposas hechas de manos, y desde el maquillaje de miles de mimos, la lágrima dibujada cayó desolada en los escenarios que ya no volverá a pisar, donde ya no volverá nadie a caminar contra el viento...

Se quedó el corazón volando entre un pájaro de brazos y un muro de aire y palmas de mano... Se quedó el sombrero de copa arrugado, con su flor entristecida, mudo hasta el silencio, vacías las palabras y la sonrisa girada del revés... Se fue a coger flores de aire de jardines imaginarios, allá donde van los buenos, y aquí nos dejó un león hecho de aire que ya no encuentra donde saltar, y una cuerda de humo con la que ya nadie juega... Se fue y nos dejó con su silencio, sin más palabras que decir....

Un beso y el caminar contra el viento que me enseñaste, intentaré alcanzarte con tu cuerda, tal y como tu lo hacías, construiré muros de aire con mis manos y ladrillo a ladrillo, voy a buscar el camino que me permita entregarte la flor que nunca pude coger para ti. Con mi corazón latiente entre las manos, como tu solías enseñarnos, así te digo: Toujours je vous rappellerai, toujours vous j'aimerai, mon cher Maître du Silence.





A Marcel Marceau

Besos y sed felices


miércoles, septiembre 12, 2007

Apenas nada



Como una pulguita. Una mancha en el suelo, una sombra apenas visible en el negro.

Como el sabor del agua, apenas perceptible, como los minutos de la basura en un partido de baloncesto, como alas demasiado pequeñas para volar.

Como el humo que el viento se lleva, la ceniza del cigarro, como la luz de una vela que se apaga, la cera derretida.

Como un pañuelo ya inservible, la tierra yerma, la luna en un día de sol.

Así de pequeña, insignificante, absurda “como un torero al otro lado del telón de acero”, como los besos que nunca se dieron, las caricias perdidas en unas manos muertas.

Tan perdida entre el silencio y la palabra que se queda suspendida en los labios, tan sutil, tan invisible, tan insignificante como un neutrón sin átomo.

Sólo un borrón de una libreta manchada, un espacio inconcluso, demasiado poco importante, tan fácil de romper que no vale la pena molestarse en despedazar.

Como la noche que no ha de llegar, el día que pasó sin pena ni gloria, el sol en un día de lluvia, el agua que llueve sobre mojado.

Sin más ganas de ser más que una H muda, por no hacer ruido ni al andar, caminar de puntillas, volverse todavía más fútil, más cercana a la nada que el vacío.

Voy a quedarme aquí, en este silencio sin sentido, en este espacio indefinido, demasiado oscuro para estar iluminado, demasiado iluminado para estar oscuro. Voy a dejarme diluir con los restos del maquillaje, como un hielo en el desierto. Ser arena entre los dedos, argón desperdigado en el aire, letras escritas con tinta invisible en un papel que arde.

Dormirme sin sueños, no creer en nada, tener la esperanza muerta, el corazón perdido, el alma en huelga.

Los ojos cerrados, sorda voluntaria, guantes en las manos, la boca cerrada y la nariz taponada.

Una pulguita, una manchita gris sobre el asfalto, apenas nada... Silencio.


Besos y sed felices

miércoles, septiembre 05, 2007

Cosquillas en el alma



Atardece, afuera la lluvia deja sendas de agua en las aceras. Si cierro los ojos puedo oler el otoño cercano, la tierra húmeda de las montañas, el aroma a café recién hecho sobre la mesa de una cafetería cercana...

Hasta donde me lleva mi mirada, no la de los ojos, sino la del alma, puedo ver la plaza otra vez, escuchar entremezclados en mis latidos, los timbales, y percibir el aroma de un té a la menta, y más allá, sólo un poco más allá sentir la arena cálida de mi desierto haciéndome cosquillas en la planta de mis pies desnudos.

Suena el campanario y regreso a mi ventana, la farola ya alumbra los diamantes que la lluvia ha dejado, y espejos de agua me devuelven el reflejo de una luna que asoma tímida, se me escapa la sonrisa y vuelvo a sentir las cosquillas que tu mirada me hace en el alma...

Sentir que alguien te hace cosquillas en el alma... Y dejarte arrastrar por olas de paz en este mar tranquilo rebosante de cariño. Y mirar hacia el horizonte para encontrar una senda de estrellas que te guíen hacia el infinito amor de un abrazo dado con el corazón al descubierto...

Caminar en la oscuridad de este espacio desconocido, a paso lento, sorteando el miedo, sin más armas que las manos llenas de caricias, saborear cada segundo y vestir la piel con tu aroma. Exponer el flanco izquierdo aún a sabiendas que ya no queda espacio para más cicatrices, pero que voy a decir, si amo el riesgo.

Silencio de paz anidada en el hueco, ganada a pulso en batallas perdidas, la entereza es el arma que nunca falla, y dibujo con mis pies descalzos el camino a seguir sobre la arena de esta playa tranquila que son tus silencios, tus sonrisas, dejándome llevar de nuevo por el oleaje de tu mirada, que me envuelve, me atrapa, me domina y yo, aún intuyéndome perdida, claudico.

La noche me acoge en su abrazo dulce, y sonrío. El aire húmedo que quedó al irse la lluvia, eriza mi piel y me recuerda el tacto de tus labios cálidos. Siento otra vez el hormigueo rozándome el alma y mi risa suena en el silencio, como cascabeles, como cristales de un atrapa-sueños repiqueteando entre sí... Que calma queda tras la tormenta. Me invade y me dejo arrastrar a un sueño tranquilo donde tu abrazo será mi tregua.



Besos y sed felices

lunes, agosto 20, 2007

Por un beso tuyo

Con un beso tuyo vi llegar el día y dejé atrás la oscuridad. Por un beso tuyo perdí el norte y hasta las brújulas que me decían que me quedara justo en ese lugar.

Con un beso tuyo me dejé caer en el laberinto de tus brazos y los sueños cambiaron de rumbo. Salieron estrellas que marcaron un camino nuevo, surcos en el mar.

Por un beso tuyo contigo me pierdo, no importa si luego no sé regresar. Voy disipando el miedo, dejándome llevar, si tú me besas tal vez vuelva a soñar.

Recorriendo mi cuello hasta llegar a mi mirada cruzada con la tuya. Camino de besos como huellas de tus labios, por las que transito sin mirar atrás, y mojarnos en sueños de espuma blanca, de añoranza si tus labios no me vuelven a besar.

Por un beso tuyo me quedé en silencio y fue tu mirada la que habló por los dos. Entre tus dedos vi resbalar trocitos de recuerdos como lágrimas que se fueron buscando el mar. Me bebiste con deleite y en tus brazos como niña me amparaste hasta darme el agua de tu sonrisa y así saciar mi sed.

Voy recopilando tus besos como la antología de tus caricias, quiero escribir con mis abrazos tu historia, que tu mirada me cuente el secreto de tu próxima vehemencia, y sin poemas de palabras, crear versos de tus besos, consentirte el lienzo de mi piel y que tus labios sigan trazando mi destino.

Por un susurro de tus labios en mi cuello, me dejé caer en el laberinto de tus sueños. Por un beso de tus ojos en mi alma, he dejado en la palma de tus manos el puzzle de mi corazón desvencijado. Por las respuestas de tu mirada, he garabateado mil preguntas en el margen de mi alma.

Por un beso tuyo voy a intrincarme en la maraña de tu deseo, y en sigilo deslizarme en la playa de tu alma, sumergirme en el mar de tus afectos hasta calarme de ti y ser mirada en tus ojos, sonrisa en tus labios, el aroma de tu piel, la caricia en tus manos, la melodía que te inspire cada día y el sueño que siempre has querido tener.



Besos y sed felices

jueves, agosto 02, 2007

La Serpiente



Y vino prometiendo sonrisas, ofreciendo corazones de fresa y abrazos de caramelo. Y yo, como una niña tonta le creí, y sin darme cuenta mordí la manzana envenenada de sus besos, y caí en el dulce engaño del amor. Que absurda tontería, que me cegó a lo evidente y sin querer, queriendo estaba a otra serpiente disfrazada.

Le curé sus heridas, le ofrecí cobijo, y mi amor entero. Sin corazón para brindarle, le entregué el alma, de manera provisional, mientras me afanaba por robar un corazón en la tienda de desperdicios.

Y mientras él se reía, urdía la forma de destrozarme, como se divertía contándome mentiras, jugando a hacer harapos con mi alma para limpiar la inmundicia de la suya. Y cada día volvía a darme una nueva manzana emponzoñada, volvía a decirme cuanto me amaba y yo le regalé mis silencios y hasta mis palabras, creando para él lechos de poemas, relatos de quimeras y cuentos para que soñar pudiera.

Un día mi sangre ya no fue alimento suficiente, tal vez porque apenas quedaba, mi alma empezó a no ser bastante grande para tanta mugre, y en la tienda de la esquina, ya no había corazones. Así que sin más, y a escondidas, salió en busca de otra muñeca que estrellar contra el suelo de baldosas o lanzar contra el muro de su rencor. A mi me dejó olvidada en una esquina, desalmada y desahuciada, paralizada y rota en mil pedazos de ilusiones abandonadas. Llovía en mi rincón, una lluvia de mil dolores, de trocitos de corazón y sueños hechos trizas, una lluvia amarga, de fantasmas llena, que me fue ahogando lentamente hasta inundar los silencios y los huecos que alma y corazón dejaron. En algún momento vino mi Instinto de Supervivencia a rescatarme, me cargó en su hombro y en el desván del olvido me reconstruyó con jirones de rencor y odio desalmado. Cubrió algunos huecos con desesperanza y clavó en las cuencas de mis ojos dos pesadillas distorsionadas.

Desde aquí puedo oírle jugar con su muñeca nueva, ya le ha arrancado el corazón, tal vez hasta le haya exprimido el alma para hacerse zumo de ilusiones. No importa, he conseguido levantarme a duras penas, Instinto me dio un pedazo de sueño roto para apoyarme y busco a tientas la puerta de atrás, para escaparme de este antro de sentimientos perdidos. No hay retroceso, una vez lo consiga, cerraré la puerta y tejeré trampas para serpientes. Disculpadme si en el intento mato algún unicornio, pero es inevitable…

Besos y sed felices

miércoles, julio 25, 2007

Rectificando



Quizá, después de todo, el error fui yo. O quizá simplemente el tiempo juega a su manera, y esa vez jugó en nuestra contra.

Yo sé que he sido dura contigo y también sé que tú no quisiste hacerme daño. Ahora lo sé. Sé que a fin de cuentas no fue en balde y tal vez después de todo no deba arrepentirme de cometer el error, si es que acaso lo cometí.

Ahora que estoy aquí abajo, donde las llamas del infierno parecen cubitos de hielo, donde el sol parece haber desaparecido. Aquí donde el dolor amenaza con devorarme. Ahora sé quien eres de verdad.

Por eso no voy a decirte que he olvidado los malos momentos, pero sabes que tampoco he olvidado los buenos. No voy a decirte que he dejado de lado todo, porque sería mentirte y yo sé que tú sabes leer mis mentiras.

Pero sí puedo decirte que relegues las palabras que duelen y te quedes con los silencios, los que a tientas han ido manteniendo el hilo, los que no han permitido dejarte en el olvido del destierro, porque no he podido o porque no he querido, lo mismo da.

Más vale tarde que nunca, y aunque hayas tardado, has cruzado el puente y como ves, a pesar de mis zarpazos, sigo siendo la misma que ronroneaba en otros momentos...

El tiempo no ha pasado en balde, ni para ti ni para mí, pero ahora que no tengo nada y que puedo ver las cosas quizá con más claridad, puedo decirte que sé que estás ahí. Y tú no olvides que yo nunca he dejado de estar.

Ahora tenemos en nuestras manos el poder de no romper este vínculo que es incluso más cabezota que tu y yo juntos, y no permitir más errores.

Sabes que he empezado a perdonarte, y sé que tú has perdonado mis dentelladas. Hay cosas que no se pueden deshacer tan fácilmente. Aquí estaré. Sé que tú no desaparecerás más.

Desde la oscuridad hoy me diste un poco de tu luz, algún día yo podré volver a brillar como siempre. Pero pase lo que pase, Amigo, no olvides que siempre estaré aquí. Hoy vuelvo a dejarte un beso desde mi Silencio, para que llegue a tu Universo. Gracias...



Besos y sed felices

sábado, julio 14, 2007

Lo prometido es deuda




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Tengo por costumbre cumplir mis promesas, y hace casi un año prometí que volvería a Marrakech, a sus calles... Y también al desierto. Es hora de cumplir lo prometido.

Volamos de nuevo destino a otro mundo y en mi cabeza ya puedo percibir aromas de especia, de caballos a la entrada de La Plaza, de rosas en los jardines....

Siento el calor en mi piel, la luz de un sol inmensamente brillante y oigo el bullicio que viene cuando el sol se va y es hora de pisar las calles.





Veo las luces de la ciudad, una ciudad que se resiste a perder sus tradiciones. Veo las calles rosáceas, las mezquitas en cada barrio y los mulhaidines llamando a la oración, los minaretes que me recuerdan las iglesias de los pueblos de mi Valencia natal y entonces es cuando encuentro puentes de unión, lejanos restos de lo que un día fuimos.

Volvemos a Marrakech, a recuperar la paz y a volver a sentir el desierto dentro... Es hora de volver, como la amante vuelve a su amado...






Besos y sed felices


jueves, julio 12, 2007

Tiempo al tiempo



Tiempo para esperar, tiempo para crecer, tiempo para amar.

Tiempo para llorar, para reír, para vivir.

Tiempo que se vuela, tiempo en mi contra, tiempo que deshace.

Tiempo del olvido, del recuerdo, tiempo sin tiempo.

Y miro el péndulo y paro el tiempo en un segundo y veo el segundo eterno en el que encontré ese beso y redondeo décimas, regateo minutos y vuelvo al segundo de tus labios y la espera del momento y el reloj parece quieto.

Tiempo en contra, contra el tiempo esta espera y largo como la sombra del olvido es el recuerdo y los sueños que me acercan y mantienen este pulso contra todo y sin aliento.

Cae otra gota en la clepsidra, otro grano de arena resuena en mis oídos, marcando en los ojos de mi alma relojes estancados, arena de desierto contenida en un suspiro y esa agua que no corre, larga es la espera, y siento el miedo que me acecha.

Aprieta el tiempo mi alma en su puño, me obliga y me doblega y no puedo, por más que quiero, saltarme esta condena y estoy desnuda ante tus ojos, Cronos, que no yerras tu espada, que no partes este muro, que no quitas el velo que cubre mis sueños.

Una lágrima cae de nuevo y marca un segundo más y esperar como una ley, la ley de la paciencia, paciencia de depredador que aguaita, sabiendo que más tarde que temprano logrará su presa, sabiendo que a pesar de todo vale la pena.

Tiempo sin dominio, largo y lento, me aterras y lo sabes, y aún así me niegas mi deseo, te regocijas, maldito tiempo, en mi miedo y en mis dudas, en poner a prueba mi obstinación, pero que sepas que soy más fuerte que tú porque contigo puedo y al final, tú pasarás, pero yo seguiré aquí, firme en mi espera.

Besos y sed felices

martes, julio 10, 2007

Plagios

Hola a tod@ss:

Esta vez mi silencio va a ser más rotundo que nunca. Siento obligaros a entrar previo registro, pero he sido víctima de plagio y lo siento pero no es algo que me guste.

Como sabeis en mi blog hay un poco de todo, relatos fantásticos, algunos basados en hechos reales, otros que son mensajes. Y la verdad es que no me gusta que otra persona lo use porque le venga bien en ese momento y encima lo haga suyo.

Si quereis ver los textos plagiados, podeis hacerlo, sólo teneis que entrar en: http://ciertadesconocida.blogspot.com

En fin, espero, a la larga, levantar la restricción porque no es una medida a mi gusto. De momento espero que comprendais mis razones y de nuevo os pido disculpas, no me gusta actuar así.

Besos y sed felices

jueves, junio 28, 2007

T'estime



Esto no es una declaración de amor, ni las palabras que se dicen cuando no se sabe que decir.

No es el resultado de noches de miel y azahar, ni días de sol abrazándonos.

Esto no son frases escritas sin pensar, ni la búsqueda de ningún destino, no es una esperanza disfrazada, ni la añoranza que me envuelve.

No es que quiera escucharlo de tu boca aunque me guste como lo pronuncias. No es una respuesta, ni la pregunta, ni el principio de un sueño.

Sólo es el resumen de lo que siento, de punzadas que a veces duelen y otras en cambio me hacen cosquillas y sonrío. De mi desierto en tus labios, la paz que he deseado, saber que después de horas de vuelo sólo quiero aterrizar en tu pecho.

Sé que hay mil canciones que dirían lo que ahora mismo no voy a decirte, porque ya sabes que dice mi mirada cuando se cruza con la tuya.

Sólo es para decirte que acamparé eternamente en tu alma, si me lo permites, que seré polizón de tu corazón, cómplice de tus sueños, el agua sobre tu piel, la palabra que no encuentras, el silencio en el que descanses cuando no quieras escuchar nada.

No voy a regalarte la luna, porque es inalcanzable, no voy a prometerte un palacio en las estrellas ni te llevaré al fin del mundo porque yo todavía no encontré el camino.

Sólo voy a regalarte los pedacitos que encontré de mi corazón, mi regazo para que te refugies por si llueve y un sendero todavía no andado, donde veo tus huellas junto a las mías.

No tengo frases hechas, ni poemas sin sentido, ni finales de película, ni falsas promesas. No puedo prometerte la noche perfecta en un hotel de cinco estrellas, ni una cena en el mejor restaurante. No voy a llenarte la casa de mil rosas o regalarte un diamante en San Valentín.

Sólo esperaré que tu vengas, llenaré tu piel de mis besos, susurraré en tu oído que te amo mientras duermes. Acunaré tus sueños, rociaré de caricias tu almohada para abrazarte aun cuando esté lejos. Te regalaré mis mejores momentos, llenaré tus rincones con sonrisas, te dejaré mi mirada para cuando quieras cerrar tus ojos.

No voy a decirte que estaré contigo toda la vida. Sólo voy a dejar que un día me mires, mirando al mar junto a ti y descubras que sigo a tu lado, a pesar de todo... O tal vez, gracias a todo.




Besos y sed felices

viernes, junio 22, 2007

Deseo



Deseo acariciarte, notar como vibra tu piel bajo mi mano, recorrer entero tu cuerpo y dibujar con mis dedos el mapa de ese país donde quiero quedarme eternamente, ser una okupa de ti, invadirte, conquistarte, poseerte y caer finalmente rendida a tu abrazo.

Deseo empezar un beso interminable que nazca en tus labios suaves y siga la ruta de mis dedos, sin dejar desiertos, llenándote de besos, lamiendo tu esencia, encendiendo tu fuego, estallando de nuevo en tu boca, explosión de mi deseo fundido al tuyo, y empezar de nuevo.

Deseo percibirte antes de que llegues, cubrir mi piel de tu aroma y consentir que mi esencia dibuje una senda para tus pasos, dejar mi huella impregnada en ti. Que el aire me lleve cuando me añores, entre el perfume del azahar y los jazmines, para llenar de primaveras tus otoños, de verano tus inviernos. Que tu vengas hasta mí diluido en la brisa del mar, y me penetres sin reparo, llenando cada espacio libre, cada hueco, colmándome de ti.


Deseo escuchar tus silencios y ser eco de tus pensamientos, adivina de tus anhelos, seguir la trayectoria de tus sueños hasta hipnotizarte con el antojo de tenerme entre tus brazos, despojarme de recuerdos y banalidades y desnuda, vestirme con tu piel, con tus caricias, con los susurros de tu voz acariciando mis oídos, y olvidar hasta mi nombre y arrancarte tus temores, desnudarte para hacerte un traje con mis besos, y refugiarnos en el calor de este espacio tuyo y mío, sin más nada que nosotros mismos y esta pasión desmesurada.

Deseo mirarte mientras duermes, y desearte una y mil veces. Memorizar con mis ojos cada rincón de tu cuerpo para luego cerrarlos y encontrar con el mío todos sus secretos, despertarte al fundirme contigo y dejarme llevar por tu sueño, bailar al ritmo de tus latidos hasta acompasarlos con los míos, enredarme a ti, rodearte, envolverte, resguardarte en mi regazo y volverme tú y dejarte ser yo, volar para ti y llevarte conmigo, respirar por ti, dejarte sin aliento, exhausto, satisfecho y sin embargo sediento de más besos, más caricias, de volver a mi cuerpo y gustosa cederte terreno, dejarme conquistar sin resistencia y amanecer viendo el sol salir por las colinas de tu piel, y quedarme dormida en las llanuras de tu pecho.

Besos y sed felices.

jueves, junio 14, 2007

Osadía contra el miedo




Y si tengo la osadía de buscarte en cada esquina, el valor para esperarte, la paciencia para amarte.

Y si tienes la osadía de rondarme, el valor para olvidar, la paciencia de encontrarme.

Será entonces que tal vez la vida nos deje la prudencia para amarnos, la fuerza para esperarnos, el tiempo para añorarnos y construir nuestro mundo desde las cenizas que otros dejaron.

No olvidemos que las flores nacen del fango, y será por eso que estamos arraigando en este barrizal complejo. Será que esta semilla plantada necesita la fuerza de saberse nacida entre arenas movedizas y tiempos de cambio.

Tengo en mi regazo todo el amor que en mi hueco vacío cabe a pesar del corazón perdido. Tengo los silencios en los que nuestros cuerpos cohabitan y hablan sin que nuestra palabra perturbe su encuentro. Tengo miles de besos que llevan tu nombre enredado, que se enlazan a tu pelo, a tu cintura, a tu corazón, anidando en secreto, que ya no quieren volver a mis labios sin traerme el aliento de tu afecto.

Tienes la sonrisa del arcoiris que mis ojos quieren ver cada día. Tienes la dulzura que mi alma anhela y en tu abrazo busca. Tienes el poder de todos los sueños que ocupan mis noches, para llevarte con ellos mis pesadillas y mis espectros, que desde que tu viniste mis fantasmas se fueron.

La tierra que una vez fue yerma, ahora florece bajo la lluvia de mil miradas que cruzamos, de tus besos, mis abrazos y esas noches a tu lado.

Duerme tranquilo, amor, y sueña con nuevos soles compartidos, y dulces caricias, momentos que nos quedan, nos pertenecen por derecho. Duerme mi amor que yo velaré tus sueños para que mañana sonrías de nuevo y comprendas que vale la pena este momento, que a pesar de todo yo estaré siempre, te lo prometo.

Besos y sed felices




La canción en castellano y con video, para quien quiera entenderla mejor

sábado, junio 02, 2007

Apenas un instante... Toda la vida



En ese preciso momento, precioso instante en el que por un momento olvidamos quienes somos, los dolores, los lastres, los miedos. Justo en ese preciso espacio robado al tiempo, hay un mensaje de entrega, tal vez de amor, donde ambos fundidos, pierden todo para ganarse a sí mismos... En ese momento descubres que la felicidad es un beso, un abrazo, una caricia, unos ojos que te miran brillantes y donde tú te ves brillando...

A veces basta con un impulso, una decisión tomada sin pensar, y el destino juega sus cartas sin miramientos, los dados vuelan al aire y el azar nos descubre que no siempre llueve, que también a veces hay un arco iris por el que caminar sin miedo.

Es ese instante robado al tiempo, ese momento en que nada importa y hasta la brizna de polvo sobre tus lentes cobra la importancia absoluta, ese batir de alas de mariposa, que te trae con el viento de Gregal aquello que no creíste posible, y descubres que tal vez no todo estaba perdido, a veces hay que darle una oportunidad a la esperanza, no siempre los dados pueden sacar unos.. No siempre el uno es la cara negativa del dado.

Parar por un momento el tiempo, mirar al mar en una noche estrellada con luna en cuarto creciente y darse cuenta que no todos los granitos de arena son iguales ni todas las olas rompen del mismo modo en la orilla, tal vez el impulso de un mal momento marque el mejor momento de una vida.

Y descubrir que el aire sopla de todas las direcciones y trae el aroma de mil ciudades lejanas, que las estrellas son las luces que alumbran los momentos más hermosos, que todavía quedan sueños por soñar, caminos que recorrer, y risas por compartir, que la vida todavía puede sorprendernos.

Un instante, actuar sin pensar, dejarte llevar por el impulso de un momento, cambiar lo malo por algo bueno, un instante puede ser la clave para toda una vida, ser la llave que perdiste en el fondo del mar...

Besos y sed felices

jueves, mayo 10, 2007

Desierto



Mi amor es de arena y sol, de brisa y silencios
Mi amor tiene noches estrelladas y largas
Días de sol, dunas doradas, aliento cálido
Mi amor no sabe del tiempo y es paciente
Mi amor se hace de risas, de largas miradas
De noches de pasión, de besos eternos
Mi amor es sureño y tiene amaneceres
Vivos colores, y vida en su yermo semblante
Mi amor no atiende a miedos ni excusas
Mi amor es siempre sincero y honesto
Tiene en su silencio todo el universo
Mi amor está lejos pero yo lo llevo dentro
Mi mirada es como él, puro desierto



Besos y sed felices

martes, mayo 01, 2007

Razones



Tengo 249 razones para olvidarte y una sola para recordarte, y aún así me empeño en repasar cada surco de tu piel intocable con mis dedos-memoria y recordar en mi boca el sabor de tus lágrimas.

Tengo 1.000 razones para odiarte y una sola para amarte, y en silencio desearte en cada cuerpo que en mi lecho yace.

Tengo 2 razones para olvidarte y una sola para besarte, y cada mañana te olvido y al anochecer vuelvo a recordarte.

Tengo 3.500 razones para desterrarte y una sola para esperarte, y aquí estoy como Penélope, tejiendo sueños de noche que el alba deshace.

Tengo 400 razones para borrar tu nombre y una sola para escribirlo noche y día, y ya me sé cada curva, cada secreto que esconden las letras y los silencios que lo dibujan.

Tengo 2.000 razones que son lágrimas y una sola que es sonrisa, y aún cuando río mi silencio es llanto, mi llanto es la lluvia que provoca la tormenta de tu ausencia, diluvio que empaña las estrellas que me cobijan y hasta estas palabras bailan solas sin concierto, sin una mirada que las asista.

Tengo 7.151 razones, todas ellas válidas, que dicen que mejor cuanto más lejos, que no eres bueno, que tus palabras son mentiras, que tus silencios me hacen trizas. Y sin embargo hay 6 puñeteras razones que impiden que te envíe al carajo... Malditas sean....

Besos y sed felices

viernes, abril 20, 2007

No voy a escribirte



Todavía no te he escrito y ya te me cuelas por los recovecos de mi desierto. Para ti que te escondes en los silencios de las palabras no dichas, hoy no escribo y sin embargo el papel de ti se impregna.

No puedo ni quiero pensar en tus labios y te oigo susurrarme. Intento no escucharte y borrarte un rato de mi memoria y a escondidas vas llevándote los recuerdos que me incordian, como un ladrón me robas mis fantasmas más recientes, y yo no sé si acabarás siendo como ellos, un sueño etéreo.

No he escrito nada para ti porque no quiero que ocupes mis pensamientos, pero a ti lo mismo te da, pues se te antoja codearte con mis sueños, y sin preguntar, tú mismo te conviertes en negro sobre el blanco de mi silencio.

Tengo presa mi risa entre tus manos, mis ojos en tu regazo, mis caricias en tu pecho, mis palabras en tus besos. Como niño travieso, juegas a colarte en mi hueco y yo quisiera que no lo hicieras, pero tal vez sea tarde, ya estás dentro.

No voy a caer en la tentación de escribirte y contar con palabras nuestros silencios, y con silencios nuestras sonrisas. No insistas, que no hay trato, no voy a dejar que el lienzo se llene de nuestros colores, que si no se pinta, la lluvia no podrá llevarse el paisaje. Que no quiero empezar algo que pueda acabarse, mejor no cuento nuestra historia y así tal vez no encuentre el final y sea interminable, un sueño eterno, eterno como tu sonrisa.

Voy a llenar de secretos no contados el espacio, no quiero que las palabras limiten nuestros silencios.

No te he escrito, que conste que eres tú que te empeñas en adueñarte del laberinto de mi vacío, para llenarlo de caricias y besos.

Como niño, seguirás golpeando contra el muro de mi ausencia, y sin querer queriendo, me robarás el sentimiento, por más que lo esconda, y luego, exhausto, te dormirás en mi regazo y colmaré de arrullos y mimos cada uno de tus anhelos...


Besos y sed felices.

jueves, marzo 29, 2007

Preguntas

¿Y qué pasa si un día descubres que tus fantasmas dejan su etérea imagen para volverse carne de nuevo?

¿Y qué pasa si ese día te pillan tal vez con la guardia bajada, o simplemente dejan en tus labios un beso, un recuerdo de mil noches de azahar, de mil sueños?

¿Qué pasa si en el instante en el que sus labios acarician los tuyos ves pasar el tren de mil momentos que quedaron en la memoria, en el archivo del olvido, en estaciones que nunca más deberían ser ni de paso?

¿Qué pasa si el desierto parece lejano y su piel cercana, si tal vez te afecta más de lo que estás dispuesta a reconocer, si en el preciso instante en el que su mirada cruzó con la tuya viste el brillo de otros días?

¿Qué pasa si no entiendes lo que sus silencios dicen, si no quieres escuchar sus palabras, ni tampoco sus entrelíneas, que pasa si prefieres ponerle un puente al agua para que cubra de espuma sus recuerdos, para que arrastre a otras playas sus miradas, se lleve de tu memoria el recuerdo de sus caricias y otra vez puedas pensar que nunca atracó su velero en el puerto de tu alma herida?

¿Qué pasa si un fantasma vuelve desde los espacios vacíos de tu recuerdo y otra vez se hace carne, hueso y besos y colma de pasión tu olvido y llena de preguntas tu paz ganada a pulso contra el dolor del abandono ajeno, que pasa si tu armadura en el fondo no es de hierro, Si aún no queriendo pudieras querer y no queriendo quieres querer sin querer queriendo?

¿Qué pasa si sueñas con cuentos de hadas y películas almibaradas, y por un momento crees que tal vez la vida no sea siempre amarga?

¿Qué pasa si la vida te gasta una broma pesada y justo un año después de que tu fantasma se hiciera fantasma, decidiera dar la cara y volverse de nuevo real, y tuvieras la sensación de que el tiempo se vuelve atrás o se retuerce sobre sí mismo, parece que un año desaparece y de nuevo estás en el mismo fin de semana en el que tu mundo cayó a tus pies y tú perdiste las alas, qué pasa si justo un año después tu vida quisiera volver al punto donde la brújula quedó extraviada?

¿Alguien sabe que pasa cuando un fantasma deja de ser fantasma?

Besos y sed Felices

domingo, marzo 25, 2007

Te echo de menos



Te echo de menos como los desiertos echan de menos la lluvia. Como la noche desea la luna.

Te echo de menos como una letanía y siento tu ausencia grabada a fuego entre tu piel y la mía.

Estás en el espacio que guarda el silencio, en la luz que precede la oscuridad más profunda, y aunque te busco entre palabras, sólo este vacío aguarda, sin más respuesta que la distancia, que aunque es corta, dice el bolero, media un mundo entre tu y yo.

Escucho tu nombre repetido en cada silencio que mi mente encuentra, en cada recoveco de mis espacios ausentes, tu soledad parece enfrentarse a la mía, y en mi voz escucho el lamento callado del grito enjaulado que alcanzarte quiere. Intento romper barreras, cruzar abismos, atravesar los sueños por alcanzarte y sé que es en vano, parece que el destino juega a romper los puentes que mi torpe perseverancia se esfuerza en construir, y dejo en el empeño estelas de je te manque, I miss you, 私は逃す, ich vermisse Sie, li manco, Eu falto-o, Я пропускаю вас, y no sé como decirte simplemente que te echo de menos, que no entiendo tu ausencia ni tu alejamiento, que no sé por qué este silencio ni concibo la razón que te hizo negarte nuestro momento.
Te echo de menos como el mar echa de menos las olas, como la aurora anhela el atardecer, como el invierno espera la primavera. Te echo de menos como una costumbre y a veces pienso si un día dejaré de echarte de menos, o si eternamente estaré esperando tu regreso.
Te echo de menos y espero algún día dejar de hacerlo, pues sé que es absurdo anhelar los sueños, y así dejaré que el tiempo se acabe de llevar tu recuerdo, tu aroma, tu tacto y hasta el aliento de tus besos, que yo sé que en silencio me desean tus labios, casi tanto como yo a ellos, que tal vez lidies con mi pensamiento cuando a escondidas te descubres recordando nuestro encuentro, quien sabe si en el fondo me echas de menos, quien sabe si a ratos te preguntas como deshacer el tiempo o buscar el momento de volver a vernos. Y mientras a este lado del tiempo y el espacio yo seguiré echándote de menos...
Besos y sed felices

domingo, marzo 18, 2007

Mascletas

Estamos en Fallas, como cada año por estas fechas... Por ello os dejo unas cuantas mascletas, dedicadas para quienes nunca habeis visto una, pero muy especialmente para aquellos que las añorais y que la distancia no os dejan disfrutarlas en directo...

Alf, va por ti, y por tantas y tantas en la puerta del Ayuntamiento, jejeje... Y para ti Diego, que a saber el tiempo que hace que no escuchas una.

Que las disfruteis...



Esta tiene mucho ritmo...



Una mascletà Napolitana.



Un clásico



Y esta es de este año..

Besos y sed felices

sábado, marzo 03, 2007

Un cuento sobre el Amor Verdadero

Mientras Priscila Sigue en el taller de creación y a poquito tiempo ya de tener su siguiente capítulo listo para dejarse ver, hoy he querido rescatar una entrada antigua, de mayo de 2006, puesto que esta noche, emiten una de mis películas favoritas. Si no la habeis visto, os la recomiendo. Sobretodo para aquellos que todavía creeis en el amor... El Amor Verdadero:


miércoles, febrero 28, 2007

Felicidades!!!




Hoy Los silencios interverbales cumplen un año.... Gracias tod@s l@s que a lo largo de estas 94 entradas, habeis estado comentando...

Un beso. Os espero a este lado del Silencio...

martes, febrero 27, 2007

Prohibido



Besar, arrullar, amar... lidiando necesidad y deseo, tu cuerpo en medio y mi pregunta al aire y mil voces gritándome “huye, no te quedes” y te miro, me enredo en tus ojos, tus brazos me lían y mis labios se pierden en tu boca un segundo más, un instante y olvido y quebranto, desavengo, no escucho y atento contra lo conveniente, la convención, lo convenido.

Prohibidos tus labios, abrazos de contrabando y el delito del deseo entreverado en tus manos. Sellados mis ojos, por no ver, miran hacia otro lado, que mis manos atenten, que mis labios pequen, que no es delito el deseo, si el amor mantiene su encierro. No existe, perfecto, no tiene parte en este juego, tal vez, mejor así, que no quiero y quiero y en tus labios mi aliento sediento, se bebe tus besos... No debo.

Un ruego en mi lecho, una celda a la pasión, una llave que encierra lujuria, ¿cómo apagar el fuego?¿cómo detener las olas del mar, aunque la playa les niegue la arena? Malverso y no atiendo consejos, y sé que condeno mi alma a tu infierno. Pecado es tu abrazo, veneno mis besos, deseo, la droga que ambos ansiamos, furtivos del sentimiento.

Esta cadena nos liga, nos une y desune y queremos cegarnos y obviar el deseo, que no haya amargura, desazón ni tormento, y cómo evitarlo si duelo si peco si duelo si huyo si duelo si quedo, vedada pasión que enturbia la paz del silencio, que llenas de anhelos que claman mis ojos, mis manos, mi boca, deseas... Prohibido.

Prohibido, encanto hipnotizo el deseo en tus brazos, lamento prohibido el acceso, deseo tus besos, prohibido tu cuerpo, entrego mi tiempo, prohibido deseo, hechizo mis labios, prohibido el sentir, entrego el aliento, prohibido... Tentando, mintiendo y amando en silencio, prohibido el camino, acelero y arriesgo, prohibido el riesgo, apuesto mi suerte, prohibido capricho, bendita pasión, malditos los besos prohibidos.

Prohibido, mi amor, prohibido....

Besos y sed felices

viernes, febrero 23, 2007

Carta a tu silencio



Te escondes en la soledad de esta gran ciudad. Tu corazón palpita en silencio desde algún rincón, donde no me dejas hallarte. Hubo un tiempo en que me hablaste y casi me convences, que absurdo, de que existen los sueños.

Te escondes de mis ojos y mis oídos y anclado en el polvo del baúl de mi memoria quedó un poema inconcluso, que absurdos los versos para tu alma ausente.

Reconozco el error de mis pasos, el desliz de creerte, pero que quieres, tu falsa verdad me hizo ingenua a tus besos y delinco, lo sé, al culparte, pues realmente tan sólo fui de tu juego un peón; entre tus dedos, un cigarro más que fumaste con deleite.

Reconozco y soy culpable, debí no andar ese camino, dejar el valor aparte, quedarme a este lado de la distancia, mantener el silencio y la calma, que así las cosas siempre son más bellas, que la realidad nunca empata a la imagen creada, que vale más un sueño que mil noches de verdad desolada, que por más que un segundo en tus brazos pudiera devolverme las alas, la verdad de tus mentiras siempre acaban por dejarme ahogada en lava.

No hay verdad si no hay alma. No hay alma si al corazón se mata. Tal vez tu alma sólo dormita mientras espera a que algún día tu corazón de su encierro liberes, lo alivies de esa pesada carga.

Puede que aún no teniendo corazón, más quede de él en mi hueco, que lo que en el vacío de tu oscuridad queda. No niego que tal vez amaste, es posible, incluso probable, más en el olvido enterraste lo que del amor aprendiste.

Hoy dejo hablar a mi rabia. Mañana sólo serás otro fantasma. Pero estate tranquilo, aprendí por fin, que estaba en lo cierto: el amor no existe ni existen los finales felices.

A pesar de todo aquí seguiré, en este desierto en calma, dejando al frío el hueco de mi corazón, los silencios de las promesas a mi alma. Aquí estaré, sabes donde encontrarme, y no te engañes, no hay rencor, tan sólo pensamientos escondidos en los recovecos de mis palabras.

Besos y sed felices

Para tí...