jueves, agosto 17, 2006

Zagora

Recuerdo el primer día que leí el nombre de esta ciudad... Se me cruzaron los cables y mi imaginación añadió alguna letra para acabar leyendo Zaragoza. En décimas o milésimas de segundo mi cerebro se preguntó: "¿Zaragoza en Marruecos?" pero rápidamente mis ojos enfocaron y leí bien: Zagora.
Zagora es una ciudad de desierto. Está en el suroeste de Marruecos, casi en la frontera, en pleno desierto sahariano. Es una ciudad extraña, da la impresión de estar destartalada, desordenada. Las calles no son calles exactamente, más bien son casi carreteras. Las casas están muy distanciadas unas de otras. Todas en adobe rosáceo y ninguna de más de dos o tres alturas. Es una ciudad más bien pobre, triste, o al menos esa fue la impresión que me dio. Nada que ver con Ouarzazate.
El hotel me gustó. Tenía su encanto. Según entrabas, subías unas escaleras (que un amable botones estuvo encantado de subir con mi maleta) y llegabas a una especie de claustrillo, presidido en su centro por una fuente de forma octogonal, con un dibujo de estrella en su centro, una auténtica fuente moruna, cuyo sonido era relajante y refrescante. Mirando desde la puerta, a la derecha de la fuente estaba conserjería, donde nos dieron, una vez más, los ya consabidos papelitos ficha a rellenar. Yo lo rellené antes que Pando y al entregarlo Abdel me dijo: "No es necesario que lo relleneis las dos, basta con uno por habitación" y yo me quede mirándole con cara de boba y pensando: "ya podrías habérmelo dicho antes". Así que nos dieron nuestra llave, la 307 creo recordar. El amable botones nos guió hasta la habitación, para lo cual cruzamos por delante de la piscina. Nada que ver con la preciosa piscina de Ouarzazate, pero después de dos días deambulando por el desierto, os puedo asegurar que aquella piscina me pareció la mejor del mundo. Me moría por nadar un rato, por estirar los músculos, algo entumecidos después de tanto salto en el jeep y tantas horas de ruta en coche. Pero mi querida Pando se moría por volver un poco a la civilización, es decir, hacer uso de sus dos móviles, hay que ver, yo soñando con estar sin cobertura y ella sin poder vivir sin ellos. Así que Pando hizo sus llamadas, todas sin éxito, y por fin fuimos a disfrutar del agua.
La menta, algo más desganada hoy, tal vez porque le vigilaban de cerca, siguió mis movimientos natatorios, y yo seguí jugando, que ya dije que eso del juego me pierde. Dos cervezas, unas piscinas y una conversación pícara después, decidimos que era hora de irse a ducharse, para ir a cenar.
En el cuarto hubo que llamar a Al Hamid, que nos había invitado a una fiesta, pero hubo unos cuantos malentendidos y entre el cansancio y todo, nosotras decidimos no ir. Gran error que lamentaremos siempre. Nuestras disculpas.
La cena, si no hubiera sido por este incidente, hubiera sido casi perfecta, pues habían dispuesto unas mesas grandes y redondas en la terraza de la piscina, a la luz de las estrellas y la luna y una iluminación baja. Y el buffet, en su estilo pero bueno. Couscous de verduras, varios platos de carne y pescado, ensaladas y verduras y pastelitos de postre. Hablando de pastelitos, Sésamo y Canela, que por cierto fueron nuestros compañeros de habitación en el desierto, y de los que casi me olvido, seguían más bien despistados, muy sosos ellos, y muy liados con las ocupantes del Pijijeep (creo que con el nombre del jeep en cuestión, no hará falta más comentarios al respecto).
Esa noche descubrí algo más sobre el desierto: Puede haber aire caliente, muy caliente, en las noches saharianas. Madre mía, que calor hacía. Era un aire caliente como ninguno, y que me hizo pensar en más de una ocasión, ir a la habitación a por mi bikini. De Hecho, Abdel (la Menta) y Ismael (la Miel) no dudaron en hacer lo propio.
Después de una conversación rozando el aburrimiento, que se salvó gracias a mi particular juego mentolado, que por supuesto continuó, nos fuimos a dormir, bastante agotadas, y es que la noche del desierto apenas había dormido y el día había sido agotador.
Y al llegar a la habitación ocurrió lo nunca pensado: Durante la conversación de después de la cena, una compañera de viaje había comentado que había visto un bichito, algo parecido a un escorpión pequeño, pero que no había podido matar. Y ya podeis imaginar que pasó: comenzamos a buscar escorpiones y dios sabe que otros bichejos. Y yo me reí de nosotras mismas. Habíamos pasado una noche en las dunas, sentadas bajo las estrellas sin ver más allá de nuestras sombras, en pleno desierto. Habíamos dormido en una endeble tienda, sin más separación de la arena que una alfombra y un fino colchón. Y no habíamos pensado en escorpiones ni serpientes venenosas ni cualquier otro bichito inoportuno. Y ahora que estábamos en un hotel con su sesrvicio de limpieza, con una cama a 45cm del suelo, con suelo de verdad y otros muchos lujos, justo ahora nos preocupaban los escorpiones... Nos reimos muy agusto de nosotras mismas y de nuestra estupidez.
Dormimos profundamente y el amanecer llegó como cada día, con el sonido del teléfono y esa voz dulce al otro lado indicando que era la hora de levantarse, todo ello en francés, claro, un francés que ya casi era como mi segundo idioma.
Al abrir los ojos, mirar la habitación, la maleta apunto para cerrar y las cosas ya más bien recogidas, sentí un nudo en el estómago: Era nuestro último día a lomos de nuestro 4X4. Regresábamos a Marrakech.
Besos y sed felices

11 comentarios:

Juan dijo...

La civilización es un marco para cuadros; y la naturaleza es otro marco bien distinto. La historia es que en la vida real, uno no elige el marco después de pintar el cuadro, sino que elige (consciente o inconscientemente)un marco, y sobre el pinta el cuadro. Pero claro...el marco es determinante, y el de la civilización, es el que te hace pintar el miedo a los escorpiones y la oscuridad, las llamadas telefónicas...
enfin.
Por cierto, veo que hasta ahora no habeis probado el Tallín durante el viaje.. Siento no habertelo dicho antes, pero el Tallín (comida y tb el recipiente donde se prepara)es una de las mejores adquisiciones que alguien se puede traer de marruecos...
muxus

BAR dijo...

ME PARECE QUE YO HUBIERA HECHO LO MISMO QUE PANDO...JEJEJE, HOY EN DIA RESULTA IMPENSABLE SALIR DE CASA SIN EL CELULAR, O PENSAR QUE ALGUIEN ESTA LEJOS, PRUEBA DE ELLO SOMOS NOSOTRAS QUE ESTANDO EN CONTINENTES DIFERENTES PODEMOS ESTAR EN CONTACTO, COSA QUE ME ALEGRA MUCHO...BESITOS.

Alfor dijo...

Lo que es imperdonable es lo de depredar escorpiones. Cómo se nota que los de Greenpeace no estaban cerca.

Y eso de "las ocupantes del Pijijeep" ¿no suena un poco despreciativo? Que las pijas también tienen padre y madre... venga, escríbenos algo de ellas.

Esther Hhhh dijo...

Juan: Si probamos el taillín, pero no he hablado de ello. De hecho fue nuestro primer día en Marruecos. Lo probamos en una jaima donde comimos y nos hicieron cierto espectáculo. Pero creo que me lo salté este trocito. Si es que no puedo estar a todo, menos mal que está mi querida Pando contando su particular versión de la historia también. ¿Has entrado a leerla? visita
http://pando.blogcindiario.com Ahí tendrás la otra versión y algunas cosas que yo no he contado. Ah, en la jaima del desierto, el pollo del que hablaba también estaba hecho en taillin. Y alguna comida más de todas, lo cierto es que comimos bastantes platos cocinados en taillín.
BAR: Yo también me alegro que la tecnología nos permita esta comunicación que me encanta y que espero, continue. Lo de Pando y sus móviles... Bueno, eso es harina de otro costal, jejeje.
Alf: Gracias antes que nada por tus enseñanzas del código html.
Lo de los escorpiones... En fin, eso fue toda una aventura. Pero al final no vi ninguno, que lástima.
En cuanto a las ocupantes del Pijijeep, prometo que más adelante les concederé una entrada. Son dignas de ello.
Besitos a tod@sss

Ruben dijo...

Ya estoy de vuelta (...de todo?) que la semana pasada estuve fuera de casa.
Hay que ver, el tamaño de las entradas que has escrito ultimamente. Ahora tengo que ponerme al dia.

Esther Hhhh dijo...

Hola Pando, boyito, si que es cierto, hay tantas cosas... Yo creo que según los recuerdos venga, contaré los trocitos que me he dejado por medio... Si si, creo que así haré.
Rubén, ya te echaba de menos, que te conste, así que venga, ponte al curro, lee todo todo y todo y deja comentarios en todas partes... O voy hasta Benavente, sólo para darte, así que ya sabes...
Besotes

Cucho dijo...

si lo lees, esta noche a las 23.30 en la sexta hay un programa de Marrakech...que lo sepas...

Esther Hhhh dijo...

lo he leido cucho, gracias. En principio no podré verlo, he quedado para cenar. Pero gracias por avisarme.
Besitos cielo

Marilyn dijo...

A ver, a mi lo que más me llama la atención es lo de las cervecitas. En un país musulman que tiene prohibido el alcohol en 6 prohibiciones distintas, y vosotras bebiendo cerveza en todos los sitios.
Vamos que muy integradas en la cultura y las costumbres no os veo.

Ruben dijo...

Leer, ya lo he leido todo. A los comentarios me incorporo en las entradas que escribas a partir de esta, que las anteriores ya llevan mucho tiempo escritas.
Besitos.

Esther Hhhh dijo...

marilín: pues oye, hasta el guía bebía cervecita, y había cervecita por todas partes, y vino, y lo que quisieras... Además te diré que era una marca de allí (la cerveza, digo) para más inri, especial, y con una graduación nada despreciable en lo que a una cerveza se refiere, exactamente 8% así que como ves no éramos nosotras, eran ellos que nos pervertían.
Rubén: Ok, pues espero tus comentarios a partir de aquí, jejeje.
Besitos