domingo, agosto 06, 2006

Siempre nos quedará... Marrakech




Dos horas menos que en España... Las siete de la tarde y el sol desciende después de habernos ajusticiado sin compasión durante el día.
Djemaa-el-Fna revive. La gente sale a la calle, suena la música, las mujeres pintan tatuajes de henna bajo sombrillas que ahora están cerradas, en pequeños taburetes de plástico. Tambores por todas partes sonando. En la entrada quedó el olor a cuadra y orines de los caballos, que ahora se ha cambiado por olor a cordero asado, taillín, pinchos y couscous que se cocina al aire libre para todo aquel que se atreva a probarlo.
Mientras andamos, a nuestro alrededor aparecen mil ojos, que se convierten en guardianes dispuestos a acompañarnos, ayudarnos a regatear, seducirnos con esas miradas que sólo he visto en Africa...
La luna brilla intensa en el cielo, aunque sabemos que pronto se irá, todavía no sabemos bien por qué la luna en Marrakech se va tan pronto a dormir. Las estrellas llenan el cielo y conforme nos adentramos en el Zoco de Djemaa-el-Fna, resuenan diferentes voces y músicas, en el aire flota un aroma a especias indescriptible y me siento, nos sentimos fuera de todo, en otra parte, en otro mundo donde todo es posible, donde olvidar y sonreir se hace tremendamente fácil.
Desde el cielo estrellado de unos ojos profundamente negros y sonrientes, nos llega un saludo, un amigo, que ya no olvidaremos... Senegalés de nacimiento y marroquí de adopción, percusionista y risueño, dulce amigo incapaz de negarnos nada y conocido por todo el mundo, es el rey, sin duda.
Mientras nos habla de sus tierras, la propia y la de adopción, nos pasea en el laberinto del zoco, perdiéndonos entre callejuelas y placitas, donde comerciantes risueños nos ofrecen sus productos, y resulta difícil no entrar en el juego del regateo.
Poco a poco la luna se despide, el cielo se queda sólo con sus estrellas, la gente empieza a irse, con pereza, y los puestos a cerrarse, la plaza se vacía y nosotras debemos irnos, pero antes un zumo de naranja es el puente que nos une, Valencia y Marraketch. Nunca pensé que un zumo de naranja pudiera saber tan diferentemente igual.
Volvemos al hotel, mientras los coches pasan casi rozándonos al cruzar las calles, repletas de gente que pasea, las calesas llevan a los turistas de una parte a otra de la ciudad y en el aire ese perfume indescriptible...
Y al girarme y ver de lejos la Koutubia, las luces todavía encendidas de Djemaa-el-Fna, los coches como locos por la calle, y las calesas, más de las que he visto en mi vida, mientras todavía remolonea en mi boca el sabor de la naranja, me doy cuenta que ya nunca podré ser la misma... Me he quedado atrapada por siempre en la magia de Marrakech...



Besos y sed Felices

11 comentarios:

el gato del rincón dijo...

gran pasaje. lo de casablanca ya me tocó la fibra. sigue viajando y seguirás viva.

te saluda,
el loco del capirote

Esther Hhhh dijo...

Viajar es uno de esos placeres que no siempre tengo a mi alcance, pero que me vuelven loca.. Por supuesto seguiré viajando, aunque por mi bien espero que los lugares que visite no sigan robándome pedacitos de hueco de corazón, porque al final me quedaré también hasta sin hueco... jejeje
Besos

Esther Hhhh dijo...

Ains tata, cuanta razón tienes... Nos hemos enamorado de marrakech y de su gente... Buff..
Besitos tata, con sabor a especias.

Ruben dijo...

Cuando uno viaja a un pais como Marruecos, o Tunez como fue mi caso, sirve para darse cuenta de los distintos conceptos sobre la forma de vivir que hay en cada continente. Conocer otras tradiciones y culturas es algo apasionante y un ejercicio muy sano para las ideas propias.
Ah... por cierto... ya tengo blog jejeje
Besitos, viajera.

Esther Hhhh dijo...

Siempre se aprende de todo, y ver de cerca otras culturas te enseña mucho...
Besitos Rubén, ya me voy pitando a ver tu blog, jejejeje.

Alfor dijo...
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Alfor dijo...

Bienvenida de vuelta. Parece que sí te lo has pasado bien por tierras de infieles... :)

BAR dijo...

hola!!!QUE BUENO QUE ESTÁS DE VUELTA, YA EXTRAÑABA LEERTE!!! ME DA GUSTO QUE TE LA HAYAS PASADO MUY BIEN, PERO SOBRETODO, ME DA GUSTO QUE TE HAYAS OLVIDADO UN POQUITO DE LO QUE TE QUITABA EL SUEÑO AQUI, OJALA QUE VIAJES MUUUCHO PARA QUE SIEMPRE SE TE LEA ASI DE CONTENTA...BESOS

Esther Hhhh dijo...

Alf, quisiera ser infiel y tuareg, cavalgar con un caballo árabe por tierras saharauis y ver cada mañana ese amanecer que ya no voy a poder olvidar...
BAR yo también me alegro de leerte, cierto que allí se olvida todo, no sé si en cualquier sitio que hubiera ido, hubiera olvidado igual, pero en Marruecos hay algo en el aire...
Besos

Unknown dijo...

Qué bien que te lo has pasado, Esther, ¿o te lo estás pasando? Africa es un continente que, aun estando tan cerca de España, no he visitado aun. Y ahora que estoy tan lejos, me parece que visitaré la Antártica antes (por lo menos está más cerca).

Esther Hhhh dijo...

Me lo he pasado Diego, pero te aseguro que tengo que volver. Marruecos se ha quedado tatuado dentro de mi, y a diferencia de mis tatuajes de Henna de las manos (prometo que en breve apareceran en el blog fotos de estos) éste es permanente y dudo que el paso del tiempo lo borre.
Besitos